Déjà vu
Hace unos años tenía ganas e trabajar de biólogo, o más bien de bichólogo, como me gusta decir a mí, así que decidí apuntarme a unas prácticas no remuneradas en un centro de recuperación cualquiera, me daba igual. Por suerte me tocó uno bastante cerca, en Luarca (Asturias), pero era un centro de especies marinas y hombre, para un chico de interior como yo aquel era un mundo un poco lejano. De todas maneras no me amedrenté y me fuí para allá dispuesto a aprender todo lo posible. Lo bueno de CEPESMA, que así es como se llama el centro, es que trabaja con todo tipo de animales, desde tortugas hasta mamíferos marinos, pasando por los famosos calamares gigantes. Y entre ellos una parte importante del volumen de fauna que entra herida en la fundación son aves, y ese sí que es mi fuerte. No en vano, en las que encontré fisgando entre los archivos pude comprobar que, durante el desastre del Prestige, la mayoría de animales recuperados eran pájaros: araos, gaviotas, alcas, pardelas, alcatraces,...