jueves, julio 27, 2017

La cena negra (leyendas de Escocia)

Edimburgo es una ciudad de cuento, no se puede resumir de otra manera. La capital de Escocia enamora por su casco antiguo plagado de historia y leyendas que surgen de un espectacular castillo situado encima de una roca volánica y descienden hasta el palacio de una reina que tuvo gran poder y que murió ejecutada.

Una ciudad de cuento sí, pero yo no he dicho que tipo de cuento. El clima es particularmente lluvioso y nublado la mayor parte del año, lo cual da cierta personalidad oscura al entramado de calles y callejones. Algunos de ellos desembocan además en cementerios como el de Greyfriars o el de Calton Hill cuyas lápidas torcidas, caídas y rotas unidas a las rejas clavadas al suelo que impedían que los ladrones de tumbas se llevasen los cuerpos, le otorgan un carácter ciertamente lúgubre y misterioso.

Resultado de imagen de edinburgh castle from grassmarketSon muchas las historias de fantasmas y brujas que allí me contaron, al calor de una pinta en un pub, escuchando música tradicional celta o simplemente leyendo en alguna de las inscripciones en piedra que puedes encontrarte en cada esquina. Y fue una de esas lecturas la que más me impresionó por tratarse de un hecho histórico que yo achacaba a la ciencia ficción. 

Me encontraba visitando el imponente castillo de Edimburgo en una extraña y soleada mañana. Dicha fortaleza es una pequeña aldea en sí y hay que ir ascendiendo niveles hasta alcanzar los aposentos reales. Como cualquier turista al alcanzar la cima me dirigí a ver el palacio real y el Honor de Escocia con las joyas de la corona y el gran salón donde se realizaban los festejos de la corte. Ya de vuelta me topé con una torre que había pasado por alto. La torre de David.

Al entrar en ella pude comprobar que la luz natural brillaba por su ausencia y las pocas bombillas que había encendidas hacían del lugar una estancia tétrica y húmeda. Allí fue donde leí la historia de la cena negra que tuvo lugar en 1441 en aquel mismo emplazamiento.

Durante todo el siglo XV uno de los clanes escoceses, el de los Douglas, había adquirido tanto poder que los demás nobles vieron amenazados sus privilegios ante tal hegemonía. Así el sexto Conde de Douglas, William, y su hermano menor fueron invitados por el rey Jacobo II  de tan solo diez años a cenar en la torre de David. Mientras cenaban rodeados de personalidades importantes de la corte se divertían hablando con unos y con otros y reían ante las gracias de los danzantes. Ya al final del festín se sirvió una cabeza de un toro negro sobre una bandeja lo cual fue interpretado rápidamente como un símbolo de muerte.

En realidad aquella cena fue una pantomima orquestada por algunos de los nobles contrarios al clan Douglas, entre los cuales se hallaba Lord Chrichton que era el canciller real. Ordenaron arrastrar fuera a los hermanos al acusarlos de alta traición y los sometieron a un juicio sumarísimo allí mismo. Un juicio que obviamente terminó con los representantes del Clan Douglas decapitados al igual que el toro.
Esta historia me llamó mucho la atención al romper las reglas de hospitalidad de la Edad Media entre las cuales se encontraba aquella que decía que cuando dos enemigos comparten mesa y pan no podían hacerse daño. Por eso y porque a aquellos que sois seguidores de Juego de Tronos os recordará a alguna escena clave en la trama verdad? 

Como veis, los cuentos que predominan en la ciudad de Edimburgo no son precisamente los de hadas.