miércoles, septiembre 10, 2008

Cuando menos te lo esperas...

Me acuesto un día más después de la decepción de no haberme podido ir a Toreno con una vacante parcial. Un día más en el que la monotonía rellena las horas. Intento hacer mil cosas para no aburrirme, pero al final el tedio logra conquistar el terreno que mínimamente ha cedido en una lectura de un libro o en una pachanga de voley playa. No sé si a esto lo llaman tocar fondo, sé que hay gente que esta mucho peor que yo, pero para mí lo es. El plano laboral está hecho una mierda y del sentimental mejor ni hablar.

Esta semana he enviado más curriculums que en toda mi vida. Trabajos en los que me tengo que comer mis ideales para poder dar clases en un colegio del Opus, curros de mierda en los que me pagan cuatro duros por partirme el espinazo aguantando carros y carretas, contratos temporales de monitor que no llevan a ninguna parte, pero trabajos al fin y al cabo. Cuando la mente está ociosa divagar es una acción imposible de evitar y es mejor ocuparla en lo que sea.

Cuando ya desesperado, lo mando todo al carajo, me levanto de la cama sin a penas haber pegado ojo. Son las 8:30 de la mañana, hago café, luego iré al gimnasio para despejar un poco (ya sabéis mens sana in corpore sano). Siempre apago el móvil por la noche aunque esta vez lo he dejado encendido, supongo que con la vana esperanza de recibir una llamada que me informe de algo sobre las entrevistas que he hecho y como si me estuviera leyendo el pensamiento, el móvil suena.

Un número muy largo significa organismo oficial y vaya si lo es, la Consejería de Educación. Un hombre que me trata de usted me dice que tengo tres opciones para cubrir sustituciones y que tengo que decidirme en 5 minutos porque sino me saca de la lista de interinos. Todavía medio con la legaña pegada y el café en la mano tardo en reaccionar ¡Me han dado trabajo de profesor! ¡Joder, joder, joder! ¿Qué hago, que hago? Parezco un pollo descabezado dando vueltas por casa en pijama. El móvil vuelve a sonar y me decido por una vacante en Aranda de Duero. Un mes nada más, pero bueno, algo es algo. Empiezo el viernes y desde mi bitácora os contaré las peripecias como profesor de secundaria (joder que bien suena).
Hoy me despido con un poema que encontré por ahí, navegando en este mar de ideas que es internet. Un poema que refleja a la perfección lo que me ha ocurrido esta semana y que además habla de una de mis pasiones, las aves. Ahí va:
Cuando más lo necesito
es cuando menos me salen las cosas
Será que cuando las buscas, no llegan
y aparecen cuando no las esperas.
Será que ansiarlas, las repele
y sólo aparecen cuando sienten el deseo.
Como la inspiración
que puede golpearte contundente,
o volatilizarse en la corriente.
Será que siguen su propio ritmo,
su propio vuelo,
como bandadas de aves volando
rozando el cielo.

P.D. Me encanta que leáis y dejéis comentarios en mi blog, pero por favor firmarlos para saber quien los hace. Gracias.

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