lunes, julio 21, 2008

Puerto de Sagunto II

Como ya dije en la anterior entrada, continúo en esta con lo ocurrido en los 5 días que pasé en el Puerto de Sagunto y, concretamente, hablaré de lo acontecido en las noches levantinas. No os penséis que voy a contar historias personales en cuanto a mujeres se refiere. Eso me lo reservo para mí. Lo que voy a comentar es una tendencia que cada vez prolifera más en los hombres, la metrosexualidad.

Casi todos los días daba un paseo por la playa en compañía de mis amigos y era claramente apreciable la diferencia entre los que estabamos allí de visita y los habitantes nativos de la zona. En estos últimos la moda ha hecho estragos. Todos ellos se depilan, están musculados, se untan cremas por el cuerpo, estan morenos de rayos uva y se pasan el día como Narciso, admirando su propia obra. Una obra que implica horas de gimnasio, dieta controlada con aportes hiperprotéicos e incluso con otro tipo de ayuditas químicas mucho más peligrosas para el organismo.

Así con mi pelo en el pecho, mi michelín y mi color de piel blancuzco me sentía un bicho raro. Pero cuando más extraño me sentí fue por la noche, en la discoteca. Allí parecía un elefante en el Polo Norte, raro de cojones. Afortunadamente no salí solo de maracha por ahí, me acompañaba un amigo que en esto de cuestiones estéticas piensa como yo. Lo más curioso de todo es que vestidos de fiesta tampoco diferíamos tanto del resto ya que las carnes y los pelos quedaban cubiertos bajo la camiseta, pero hasta de esa manera se notaba que no érmaos de allí y ¿sabéis por qué? Pues porque bailábamos. Al parecer si eres metrosexual no puedes bailar (debe ser porque te puedes romper o algo), sólo puedes engancharte a tu bebida isotónica (o si eres muy osado a tu copa) y quedarte parado mirando a las tías, luciendo biceps para que te miren, pero haciendo como que no te importa. Una gilipollez vamos.

Ellas al igual que los tíos tomaban su bebida parapetadas en la pista, sin moverse demasiado, luciendo sus tetas de plástico (otra moda muy en boga por aquellas tierras) y esperando a que alguien las dijera algo para sentirse las reinas del lugar. En fin un juego imbécil en el que ni mi amigo ni yo queríamos participar. Yo cuando salgo de fiesta salgo a pasármelo bien y para ello necesito moverme, hacer el indio y sobre todo reírme. Por suerte mi amigo y yo no éramos los únicos foráneos del local, también había chicas que querían pasarlo bien haciendo el mono con nosotros, eso sí, nunca levantinas.

Al parecer, hoy en día, para ser atractivo hay que sacar tu lado femenino a relucir. Cuidarte es bueno y por cuidarse se entiende darse cremitas, depilarse, ir al solarium, vestir ropa de marca...No voy a reivindicar que el atractivo de una persona no está en su físico, si no es su interior porque estoy seguro de que me llamaríais iluso, pero si reivindicaré que los hombres seamos hombres de verdad con pelo en el pecho y con un poquito de barriguita cervecera ¿por qué no? Y es que para mí una manera ideal de cuidarse es disfrutar de los amigos mientras te tomas una caña, al atardecer, acompañada de un pichito de embutido leonés. Cosa que por cierto he hecho todos los días que ha durado mi estancia en el Puerto de Sagunto.

3 comentarios:

Unknown dijo...

En dos palabras: Amen hermano
Y como complemento....toma enlace!
http://www.youtube.com/watch?v=Hyl4vEQnFi0

Anónimo dijo...

Con lo guapos que sois los dos...no teneis nada que envidiarles!!esas pestañas no las logran por mucho gym que se metan pal cuerpo.
Lo más importante..que te hagan reir y en eso no os gana nadie, ha hacer el ganso tampoco...(por cierto todavía me duele el tirón de la pierna).
Besos

Megachamp dijo...

El problema yo creo q está en q salisteis por la zona de la playa, y ahi la fauna es como la describes. Lugar de periqueo, musculitos y tetas de plastico. Te puedo asegurar q donde yo voy de fiesta la gente no es asi.