jueves, octubre 25, 2007

Plutón y las compañías

Hace ya más de una año que la Unión Astronómica Internacional decidió retirar la categoría de planeta a Plutón. Ya no podremos repetir medio cantando y de carrerilla los nueve planetas que componen el Sistema Solar, haciendo especial énfasis el este último para hacer la gracia debido a su parecido con una palabra malsonante de rima fácil.

Al parecer la Asamblea General de este organismo le ha otorgado un rango menor, el de planeta enano debido a que, pese a tener una fuerza gravitatoria que se asemeja a la de cualquier otro planeta y le confiere una forma esférica, orbitando conjuntamente con él se encuentra el que hasta ese momento era considerado su satélite con nombre de barquero griego, Caronte. Éste cuerpo planetario es demasiado grande para considerarlo un satélite y por tanto se considera a la pareja Plutón-Caronte como una especie de sistema binario.

Por otra parte, Júpiter el mayor de los planetas del Sistema Solar, es considerado por algunos científicos como un sistema en miniatura puesto que el planeta "bandeado" con nombre de un dios parece encontarse en un estadío cercano al de una estrella. Su elevado campo magnético (20 veces el de la Tierra) y el elevado número de satélites (16 en total) que orbitan alrededor de él le confieren este estatus tan elevado.

Y es que las compañías son muy importantes, aunque quizá se pueda ver con muchas perspectivas os doy la mía. En la vida lo importante es elegir esas compañías, y que aunque parezcan pocas, como en el caso de Plutón, formen contigo sistemas binarios que te lleven a otros confines del Universo pese a ser rebajados de categoría. Que no te pase como al gigante Júpiter, con muchos pululando a su alrededor pero sin ninguno que termine de ensalzarle de verdad.

En este caso, prefiero ser un enano pequeñito que un gigantón.

domingo, octubre 21, 2007

Recuperando el control

Bueno, ya sé que ha pasado más de un mes desde la última publicación en esta bitácora y que prometí al menos una entradita semanal. De nuevo problemas técnicos con el ordenador me han impedido escribir nada, ya sé que no tengo excusa porque hoy en día puedes acceder a internet en casi cualquier sitio, pero el lugar para redactar estas líneas ha de ser, en mi oponión, un poquito especial. Al menos he recuperado el control sobre las teclas y sobre mi vida, ahora os explico.

Tras un montón de neuronas estrujadas en el fondo de mi cerebro, muchos bajones de ánimo y un desasosiego tal que las lágrimas estuvieron a punto de correr por mis mejillas, tomé la decisión más dura de mi vida. Con la beca de la Junta parecía que mi futuro a corto plazo estaba solucionado y que así sería feliz, pero no podía imaginar la avalancha que se me vino encima. Me dí cuenta de que aquello no me aportaba ni una sola alegría, es más solo me llenaba el corazón de tristeza. Así que me decidí a pasar un año enclaustrado en casa, estudiando una oposición para ser profesor de secundaria.

Siempre me ha gustado trabajar con niños. Sé que es un camino duro, una carrera de fondo con final incierto, pero al menos estoy haciendo lo que quiero y no me siento arrastrado por la corriente como con la beca. Ahora mismo la felicidad completa se antoja lejana, pero mis sentidos me dicen que he elegido el camino correcto y que si tengo la paciencia y la fuerza de voluntad suficientes, algún día la alcanzaré.

Ese fue uno de mis propósitos para el año nuevo, ser feliz. Con la beca no lo estaba siendo ni por asomo y me gusta cumplir lo que prometo (o al menos intentarlo)