lunes, octubre 18, 2010

Mirando hacia arriba

Camino por las calles de mi ciudad observando a la gente y todo aquello que me rodea, pero me doy cuenta de que la mayoría de los viandantes con los que me cruzo posan sus miradas en las baldosas que cubren el suelo del casco antiguo. Imagino que pasean absortos en sus pensamientos tratando de hallar la solución al más enrevesado de los enigmas del universo o quizá, simplemente piensen el la cena que van a preparar esa noche o la película que van a ir a ver al cine. El caso es que cuando alguno de ellos me mira, se sorprende de que yo no mire al suelo, sino hacia arriba.

Y es que mirar hacia arriba es un acto que a muchos les puede parecer altivo y pretencioso, pero si lo pensamos bien no lo es tanto. Incluso puede recordarnos a las canciones que entonábamos en el patio de la escuela: Mirad pa' rriba que caen sardinas, mirad pa' abajo que caen escarabajos... (lo sé, existen muchas versiones, tantas como maestros de escuela y monitores de campamento, esta es sólo una de ellas)A veces,mirar hacia arriba, puede ser un gesto de desesperación. No es infrecuente ver a un futbolista lamentarse ante la ocasión de gol fallada con una mirada hacia el cielo, tratando, supongo, de buscar respuestas o a lo mejor consuelo.

Para mí este acto es cotidiano. Seguramente sea un defecto profesional derivado de las muchas horas apreciando el vuelo de las aves como ornitólogo aficionado. Tratando de descubrir el colorido de sus alas entre la frondosidad de las copas de los árboles, que camuflan al pájaro evitando depredadores y cazadores desaprensivos; o buscando indicios de sus actividad en las rocas de los acantilados, las torres de las iglesias y los altos muros abandonados de viejas construcciones que han pasado a ser asentamiento de colonias aviares.

Supongo que al igual que hago yo con ellos, los paseantes que se cruzan conmigo y me ven mirando hacia arriba conjeturarán sobre mí, y estoy bastante seguro, de que piensan que soy un guiri que se ensimisma ante la belleza arquitectónica y monumental de la cidad que recorre. A mí me parece hasta gracioso que me consideren un turista. No son pocas las veces que me han ocurrido situaciones cómicas al confundirme la gente con un estranjero y hablarme en otro idioma. Por un lado lo veo lógico, puesto que con las pintas que tengo es muy normal que me confundan con un extranjero norteño, pero por otro lado me da un poco de pena que mis paisanos no contemplen y aprecien la ciudad como yo lo hago. Cada día descubro algo nuevo y eso me encanta. Para mí es uno de los pequeños placeres de esta vida. Por eso retomo esta bitácora recomendando, que no aconsejando, que miren ustedes hacia arriba, quizá descubran un mundo nuevo en un lugar que han recorrido cientos o miles de veces.

Les dejo con uno de mis favoritos, Luar na Lubre:
http://www.youtube.com/watch?v=nP4W_vafmD8&feature=related