domingo, noviembre 13, 2011

La niebla

Mañana tensa. Mis tutorandos han sacado unas notas pésimas en su primer examen conmigo y ni siquiera protestan, es más, parece no importarles. Era de esperar, acostumbrados a no marcarla durante años e ir pasando de cursos raspando el aprobado, ahora se topan con alguien que les exige, que les aprieta y muy pocos pasan el corte. Las sucesivas reuniones que tienen lugar a continuación con compañeros y con padres me dan una visión de la incompetencia y desidia de unos y otros a la hora de educar a los chavales, lo cual corrobora las causas de su bajo rendimiento.

Primero de bachillerato suele ser un bálsamo para mí, pero hoy están alterados por el examen que tienen a continuación y a duras penas consigo dar una clase decente. A quinta hora tengo guardia y el profesor que debería de cubrirla no aprece por ninguna parte. Los expertos en escaqueo abundan en todos los lugares, así que a falta de otro imbécil al que colgar el marrón, pringa el menda. A estas alturas de la mañana ya estoy bastante caliente y la clase que me toca en suerte no es precisamente tranquila. Cuatro amonestaciones después, una expulsión de aula y muchos gritos que por poco me destrozan la garganta, avanzo hacia mi última sesión en primero de la ESO. No va mal, los chavales se comportan bien, pero no se han enterado de nada y eso que son conocimientos básicos. Encabronado les interpelo ¿pero que narices os enseñan en la escuela? y la mejor repuesta que me da es: nada profe.

Llego a mi casa asqueado, una mañana de mierda que me quita hasta el apetito. Cojo la mochila y me tiro al monte al igual que las cabras. El simple hecho de salir a dar una vuelta al aire libre me resulta liberador, me hace ver las cosas con más perspectiva, me relaja. Por su parte la senda me guiña un ojo y se viste con las mejores galas del otoño, luce su figura altiva y espléndida haciendome sentir pequeño ante la inmensidad de la naturaleza que me rodea. Incluso deja de llover y las nubes empiezan a desaparecer del cielo, el sol brilla y lo hace con fuerza a sabiendas de que le quedan dos horas escasas para que la luna le gane la partida.

Termino el paseo otoñal disfrutando del regalo de un ocaso que muestra toda la gama de colores con los que se engalanan los árboles en esta época del año. Todo ello aderezado con una pizca de luz solar mortecina que juega sensualmente entre las gotas de agua que aún permanecen en las hojas reflejándose y volviendo a acariciarlas como una amante novata pero lividinosa.

Cae la noche y lo hace tan rápido que al llegar a casa es ya casi cerrada. Tras una ducha me sirvo una copa de vino, hoy toca un Somontano llamado Enate cuya combianción de cabernet sauvignon y merlot al cincuenta por ciento se me antoja perfecta. El brillo de la luna llena reflejado en los húmedos tejados de pizarra se cuela por el ventanal del salón, mientras suena la suave voz de Katie Melua.

El momento es perfecto, pero en seguida se rompe cuando una niebla densa avanza rápidamente desde el oeste cubriendo en un santiamén el brillo de la luna, los edificios que hay en frente de mi casa y todo aquello que tenga forma o color. De repente, en menos de cinco minutos todo se ha vuelto gris, con un aire espectral que entristece y agobia. En esa visión se refleja todo aquello de lo que me había olvidado en el monte y las dudas e inquietudes de mi vida se me aparecen en la estancia como entes fantasmagóricos. Apuro mi copa y me meto en la cama con todos ellos como si de una orgía terrorífica se tratara. Mañana será otro día, o no.

The song: http://www.youtube.com/watch?v=9mdc6jZRZxU

viernes, octubre 14, 2011

De ruta en ruta

La ruta que parecía incialmente sencilla se ha convertido en una travesía intrincada y penosa. Las zarzas se han adueñado de la senda por la que camino, que por otro lado no es más que un hilo de tierra lleno de huellas de jabalí entre la hierba seca. Los socavones al pie de las escobas no ayudan a hacer más sencillo el recorrido y el tobillo izquierdo sufre gravemente al meterme en uno de ellos. La tarde cae y la incertidumbre de alcanzar el pueblo antes de anochecer atenaza mis pensamientos y casi los domina por completo impidiéndome ver la luz al final del túnel, pero al final me hago con las riendas y cuando me siento a refrescarme en la fuente, el agua que corre por la nuca me alivia y destensa.

Tras el viaje, cansado, arribo a casa. La ducha se hace imprescindible ante la mezcla de sudor y polvo del camino. Bajo el chorro de agua caliente pienso en lo fácil que hubiera sido invitarme a la cena, pero mis compañeros se refugian en la triste excusa de que lo que se ha previsto es reunirse por departamentos en diversos restaurantes de la ciudad. Mi departamento no se reúne, y lo entiendo, gente mayor con críos y demás compromisos a los que sumar el habitual pasotismo de quien ya está de vuelta de todo.

Ceno solo, el encabronamiento me cierra el estómago y a duras penas soy capaz de tragarme un yogur y una manzana. Reviso mentalmente la tarea a realizar al día siguiente que es festivo y enciendo la televisión con la clara intención de apagar mi cerebro hasta que me vaya a acostar. Justo en ese instante suena el teléfono, es mi amigo Juanga. Sorprendido, ya que se encuentra destinado lejos de mi lugar de trabajo, respondo y me cuenta que está en Ponferrada y que me espera para tomar unos vinos.

Sin dudar, me cambio y salgo pitando al centro. Está con unos amigos suyos, pero rápidamente me integran en el grupo. Se esfuerzan por mantenerme dentro de sus conversaciones e incluso se interesan por mi estado laboral y anímico. Pienso: - ¿tan difícil es ser amable?, solo hace unos minutos que les he conocido y ya me encuentro más a gusto con ellos que con mis propios compañeros de trabajo ¡manda huevos!

Tras un par de tintos me cuentan que van a celebrar el día de la hispanidad con una ruta: - Mañana vamos a subir a la Peña Ubiña, ¿te apuntas?. A las 9 quedamos donde te venga bien -
Pues a ver dejádme pensar...uhmmm...mañana me voy a pasar el día limpiando, cocinando y seguramente aproveche para estudiar un poquito, preparar alguna sesión de clase y saldré a correr, así que...¿dónde decíais que nos vemos a las 9?

Ni que decir tiene que coronamos la Ubiña Grande, pese a la resaca de algunos de los participantes. Disfrutamos de un día de montaña espectacular, de las hermosas vistas desde la cima, de la satisfacción del reto conseguido y por supuesto, de las cervezas que culminaron la ruta en el bar de Torrebarrio. Allí echamos el ancla por un rato, sacamos embutido, empanada de carne y gozamos con una conversación animada en la que hubo risotadas y jarana por doquier. Y no sólo eso, el que suscribe se quedó embobado durante un rato observando como personas a las que acababa de conocer podían hacerle sentir tan bien con el simple hecho de estar allí. Esas personas, sin saberlo, habían transformado un día que se presentaba como una trampa temporal de encabronamiento mezclado con amargor, en una auténtica delicia.

Desde ésta humilde bitácora sólo me queda darles las gracias más sinceras que se puedan dar.

Y como la ocasión lo merece, un poco de flamenquillo:http://www.youtube.com/watch?v=tgj1WmXp5h0

viernes, octubre 07, 2011

La ironía del Nobel

Johan se levanta. Son las 7 de la mañana y la noche no ha sido precisamente reparadora, mas bien al contrario, los nervios han atenazado su estómago y a penas ha pegado ojo. Es la primera vez que en el instituto le encomiendan una tarea tan importante. Desayuna un café pensando en que quizá debería tomar una tila para calmarse. Acto seguido se mete en la ducha y como todos los días recuerda a su madre diciéndole que lo hace todo al revés, pero el prefiere calentar primero la tripa y después el resto del cuerpo.

Al llegar a las instalaciones del Karolinska nota las miradas de sus compañeros de trabajo en la nuca mientras avanza por los pasillos del enorme instituto de investigación sueco. Uno de ellos se para a hablar con él y le suelta el típico discurso en estos casos: - Tú tranquilo, solamente eres el encargado de dar la noticia, no formas parte del jurado, así que no tienes que preocuparte por el fallo -.

Por fin llega a su despacho y se deja caer en la silla ergonómica que se sitúa tras la mesa. Deja pasar unos segundos, coge el teléfono y se dispone a comunicar la noticia a los tres premiados. Marca el primer número, es de los Estados Unidos de América y la voz que contesta al otro lado es la de un amable secretario que le indica que deje el recado: - Pues verá señor, le llamo desde Estocolmo para comunicarle que el doctor Bruce A. Beutler ha sido galardonado con el premio Nobel de Medicina y Fisiología debido a los grandes avances que ha alcanzado en el estudio del sistema inmunitario y concretamente de las vacunas contra diversas infecciones, el tratamiento de tumores y de enfermedades inflamatorias -

Se hace un silencio, el secretario debe estar digiriendo la noticia, pero al fin responde y le pasa con el doctor Beutler. Todo marcha perfecto, ahora solo le quedan dos, puesto que el premio es compartido por tres personas. Los nervios se han calmado un poco tras haber roto el hielo de una manera tan eficaz. No se cree todavía que haya podido conversar con el premio Nobel americano. Él también es científico, aunque de otra rama, pero los avatares de la vida le han encerrado en un despacho en vez de en un laboratorio. Un atisbo de duda, de remordimiento ante el camino elegido ronda su cabeza, pero lo aparta inmediatamente y decide continuar con la ronda de llamadas.

El siguiente en la lista es el francés Jules A. Hoffmann, repite el discurso tantas veces ensayado, y salvo algún error de pronunciación con el idioma todo sale del modo previsto, a la perfección. De nuevo un descanso tras la segunda conversación telefónica y al fin, el último de los premiados, el doctor Ralph M. Steinman. Johan piensa: uy! canadiense, ¿y esta vez, en inglés o en francés? Pues hablaré en inglés y que sea lo que tenga que ser. Pero esta vez sucede que la voz del otro lado suena diferente,a la secretaria no se le nota el tono de voz que intenta reprimir la inmensa algería de recibir el máximo galardón que se puede lograr como investigador, mas bien suena triste y oscura.

La respuesta cae sobre Johan como una bomba, el doctor Steinman ha fallecido hace a penas tres días. ¿Y ahora que puede hacer? La dirección de la Fundación lo tiene muy claro, los premios no se dan a título póstumo. ¿Qué le puede decir a la secretaria? A buen seguro ella lo sabe tan bien como él. Los nervios que se habían calmado le aprietan ahora con el triple de fuerza, parece como si el estómago le fuera a estallar, pero hace de tripas corazón y sin pensar le suelta a su interlocutora: - No se preocupe, el premio se ha fallado cuando él todavía estaba vivo, así pues, legítimamente es suyo -

Ni siquiera sabe si lo que ha dicho es cierto, pero tras unas cuantas consultas le confirman que el consejo ha confirmado dicha afirmación, el premio será por primera vez adjudicado a título póstumo al doctor Steinman. Con eso se queda más tranquilo y se recuesta en la silla con las palmas de las manos en la nuca. Permanece así por unos minutos y trata de analizar lo ocurrido. Solamente llega a una conclusión: ¡Qué ironía! Un hombre de 68 años, que ha pasado más de media vida partiéndose el pecho en el mundo de la investigación, viviendo más en el laboratorio que en su casa, buscando proyectos para darle prestigio a su equipo de trabajo y logrando grandes avances a menudo poco reconocidos. Y cuando por fin le van a confirmar que su trabajo a lo largo de esos años es importantísimo para la ciencia médica va y se muere sin saberlo, sin recibir el homenaje del Nobel, la satisfacción del trabajo bien hecho, nada, a cambio, sólo la muerte.

Ante tal conclusión Johan se siente agraciado por el don de la vida, se levanta de la silla y decide tomarse el resto del día libre. Quizá nunca vuelva a su despacho.

Le va que ni pintada: http://www.youtube.com/watch?v=Jne9t8sHpUc&ob=av2e

domingo, octubre 02, 2011

Historia de una pulsera

Las tres y media de la tarde y el calor aprieta en Ponferrada. Tras recoger los platos me dispongo a desconectar un poco mi neurona viendo la tele, pero una música se cuela por mi ventana y no puedo evitar asomarme. No soy un entendido en este arte, sin embargo, aunque no lo veo, creo identificar los dulces acordes salidos de una flauta travesera. Supongo que será uno de los músicos callejeros que se sitúan en las calles más céntricas de la ciudad y que desde allí el escaso aire que corre en la ciudad, me trae su hermoso sonido.

Me quedo asomado en la ventana escuchando la música y reparo en un artilugio que cuelga del balcón de mis vecinos de enfrente. Es una pequeña cesta de mimbre sujeta con una cinta de raso que cuelga entre dos balcones adyacentes en los que puedo distinguir lanas, hilos, y dos sillitas de plástico muy pequeñas que a buen seguro son infantiles.

La música termina y decido tumbarme un ratito en el sofá, pero al poco de estar allí tirado escucho ruido otra vez. Ésta vez suena más cerca, parecen dos crías cantando. El calor no me deja descansar y la curiosidad me puede así que vuelvo a asomarme para descubrir a mis dos vecinillas tejiendo y hablando de sus cosas como si de mujeres adultas se tratase. No pasarán de los nueve años, se ríen y gozan de su quehacer a sabiendas de que no solo les une una cinta enganchada en sus respectivos balcones.

La cestita que antes estaba a la altura de los barrotes ahora se encuentra en la acera y cuando pasa un transeúnte, una de las dos se apresura a ofrecerle pulseras, collares y llaveros que ellas mismas confeccionan. "A buen precio" le dicen a la señora que pasea por la calle y ésta les compra un llaverito que ella misma escoge de la cesta. Deposita en ella el dinero convenido y la niña china alza la cestita hasta su balcón tirando de la cinta de raso. Al contemplar la escena se me escapa una sonrisa. Menudo negocio tienen montado! Mañana les compro yo algo.

Al día siguiente salgo de una tediosa reunión de tarde para hablar de los chicos con TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) Son casi las siete y llevo dos horas escuchando términos técnicos y recomendaciones para trabajar con este tipo de alumnos en el aula, así que sólo pienso en darme una ducha y leer un rato, pero al llegar a mi calle la niña rubia llama mi atención desde el balcón:

- Señor vendemos pulseras, collares y llaveros ¿Le interesaría comprar alguno? Son echos a mano. - Lo sé, soy vecino vuestro y os he visto tejer. Quiero comprar una pulsera. - Pues elija la que quiera - Y me muestra la cesta.
Yo miro y veo una con colores que me gustan, pero es larguísima y la niña me interpela desde su atalaya:
- Señor, eso es un collar, pero si quiere le podemos hacer una pulsera con los mismos colores. En media hora la tendría lista. - Muy bien, pues vivo en ese portal, en el 2º D. - De acuerdo, cuando este lista le avisamos.

Me voy a casa con una sonrisa en la boca, pongo música y me pongo a planchar para aprovechar el tiempo hasta que me llamen. A la media hora exacta el telefonillo suena y una voz me dice: señor su pulsera esta lista.
Bajo y me encuentro a la niña rubia esperando. Le pido que me ate la pulsera y le pregunto el precio. Me dice que las pulseras son a 20 céntimos, los collares a 50 y los llaveros a un euro porque son más difíciles de hacer. Vuelvo a sonreír y le digo que tienen que subir los precios mientras le suelto dos euros (uno para cada una)

Al cerrar la puerta del portal la oígo gritar: ¡¡Nos ha dado un euro a cada unaaaa!! Y esta vez ya me río casi a carcajadas, todavía no saben que hacer reír a una persona no se paga con dinero.

It´s not about the money: http://www.youtube.com/watch?v=qMxX-QOV9tI

domingo, septiembre 25, 2011

Retales de una vida

Llega el viernes y tras una semana de hastío ponferradino vuelvo a casa con la batería corporal cargada al máximo de energía debido a la inactividad. No es que haya estado parado, los primeros días en un sitio nuevo siempre son bastante movidos, no solo en el plano laboral con la adaptación a un nuevo centro, sino también con el deseo de poner tu vida extraprofesional a tu gusto. Buscar una estabilidad...como decirlo...una rutina a la que acostumbrarse se convierte estos días en una odisea: tratar de que te acepten en la escuela de oficial de idiomas, encontrar un gimnasio acorde a tus necesidades, lograr que una tarifa de internet y teléfono fijo te salga económica e incluso aventurarte en el mundo de las clases de baile. Lo peor de todo es que haces de todo sin hacer de nada y vuelves a casa con la sensación de haber perdido la tarde.

Por otro lado, tras la exhaustiva búsqueda de recursos a los que aferrarte para mantener tu mente ocupada, esperas poder socializar de alguna manera con tus compañeros, pero esto se vuelve una misión imposible cuando te encuentras con que ninguno tiene la más mínima intención de relacionarse fuera de las cuatro paredes del instituto. Con todo ello, como digo, deseas que llegue el viernes para ver a tus amigos, y más si encima te encuentras con la expectativa de salir al monte en su compañía.

Han perdido algo de fondo físico así que me solicitan que la ruta no sea demasiado dura. Rebusco entre mis cajones y encuentro una perfectamente adaptada a sus necesidades: la ruta de la tierra de Ordás. El camino es circular y transcurre por los pueblos de Santa María de Ordás (inicio y fin), Villapodambre, Formigones y Callejo de Ordás. Catorce kilómetros en los que a penas existen desniveles, fácilmente paseables y disfrutables. Una tierra que se podría asociar al piedemonte de la Cordillera Cantábrica y en la que encinas y robles melojos se reparten el pastel de la vegetación arbórea prácticamente al cincuenta por ciento. En la que la historia se hace patente con la majestuosa torre defensiva de Ordás que ha visto de primera mano las leyendas de los señores de Quiñones y de Omaña.

No en vano, esa memoria despierta en mí otra mucho más reciente, por supuesto, pero que permanecía cubierta por una gran capa de polvo en los archivos de mi cerebro. Recorriendo los caminos que el mismísimo Don Suero de Quiñones recorrió recuerdo que le homenajeamos a él y a otros ilustres señores hace ya unos años con una ruta medieval. Por aquel entonces yo era un criajo de 18 años y salía con la primera novia seria que tuve, pero mis amigos, los de siempre, ya estaban ahí. Nos propusieron hacer una ruta en la que iríamos disfrazados de monjes, moros y campesinos, haríamos varias paradas en las que se representarían algunas de las leyendas más importantes de la zona y comeríamos una caldereta de cordero a la salud de los paisanos del pueblo que amablemente cocinarían para nosotros.

Los recuerdos son fantásticos, las risas al vernos disfrazados, las bromas con los que les tocó ir de moros/inmigrantes, la inocencia del primer noviazgo...en fin, que a la dulzura del presente, de caminar en compañía de grandes amigos se sumaba la de los recuerdos. Y no solo esos, al llegar al pequeño pueblo de Villapodambre, otros más recientes aparecen en mi mente, los de la casa de Massarín en la que pasamos un fin de semana de septiembre para despedir al verano y a los campamentos. Un fin de semana en el que fumamos narguile, disfrutamos de la compañía de grandes como Diegor, Moni o Silvia por nombrar algunos y por supuesto, no lo olvido, ante la escasez de agua, inventamos el pollo a la cerveza.

En resumen, un viernes de proyectar ruta y un sábado de disfrutarla con mis amigos, los que están presentes y los que no estando permanecen en mi memoria.

http://www.youtube.com/watch?v=5c_RFNNJXAY&feature=related

domingo, septiembre 18, 2011

Parque jurásico

Llego a mi nuevo destino con ilsusiones renovadas. Ponferrada se muestra llena de oportunidades: un entrono maravilloso para disfrutar de la naturaleza, una ciudad que se mueve al son de su barrio antiguo, plagado de bares y hermosos rincones bajo la atenta mirada de nuestra señora de Encina y del castillo templario.

El instituto que me han asignado es enorme y nada más entrar me topo con la cruda realidad, este año no va a ser fácil en cuanto a relaciones sociales, de hecho los pocos compañeros con los que me cruzo por el pasillo ni siquiera me miran. Al llegar a jefatura para presentarme como nuevo profesor, el jefe de estudios me confunde con un alumno del nocturno que espera para matricularse. Le explico que no vengo a recibir clases, sino a impartirlas y cuando sale de su asombro me pide disculpas y me explica que la media de edad del centro es sustancialmente elevada.

Tras un primer recorrido por las instalaciones me presenta al jefe del departamento de ciencias, un hombre muy amable que me cuenta que está a punto de jubilarse. Poco a poco avanza la mañana y voy conociendo al resto de mis compañeros de departamento, paseo por el instituto, pero no veo a nadie afín a mi aparentemente corta edad. Entonces vuelven los recuerdos de San Leonardo donde toparse con interinos jóvenes en el pasillo era lo más frecuente. Pienso que ahora sí, voy a trabajar, única y exclusivamente porque lo de socializar va a ser muy complicado dentro de los muros del instituto, por no hablar de hacerlo fuera con alguno de los compañeros.

Al día siguiente, en el claustro, el director nos presenta a los nuevos para que nos conozcan ,al menos de vista, el resto de compañeros. Por materias cada uno se va levantando al oír su nombre y puedo apreciar que la mayoría de los "nuevos" no son interinos como yo, sino que son viejas glorias que han estado desplazados muchos años en otros institutos con el fin de acumular puntos y esperar jubilaciones para poder acabar sus días como docentes en este centro. Mis temores se confirman, estoy en el parque jurásico de la docencia.

Mirando el lado positivo, quizá me venga bien ya que este año es año de oposiciones y tocará estudiar como una bestia. Al menos aprovecharé el tiempo y lo bueno que tiene Ponferrada es que ofrece un montón de entretenimientos: clases de baile, de teatro, coro, escuela de idiomas, gimnasio y por supuesto rutas de senderismo y mountain bike. De momento no me he decidido por ninguno, aunque sé que los dos últimos los practicaré, ¿alguna recomendación?

En fin, siempre me quedarán los chicos. Los grupos que he conocido hasta ahora parecen buenos, pero ya os iré contando como evoluciona la cosa. Por el momento me despido con un hasta luego que me da a mí en la naríz que este año voy a escribir bastante.

Hoy relajadito: http://www.youtube.com/watch?v=zIbRYqwBcVg

jueves, septiembre 08, 2011

Críticas al profesorado

Cuando de pequeño veía a mi tía Gloria, maestra de profesión, enseñar a mi hermana a juntar letras para formar sílabas y después palabras, me quedaba perplejo. ¿Cómo era capaz una sola persona de enseñar algo tan importante como leer y escribir? Lo que no recordaba por aquel entonces es que yo había pasado por ese mismo proceso unos años antes, y que al igual que ocurría con mi hermana, también mis padres colaboraban en nuestra educación.

Pese a que me llamaba mucho la atención la labor de mi tía, lo cierto es que nunca me atrajo la idea de hacerme profesor, al menos no hasta hacerme mayor de edad. Fue ya con 19 años cuando comencé a hacer trabajos estivales como monitor de tiempo libre. En esos trabajos además de fabricar e inventar mil juegos para los críos, también impartía talleres con vocación medioambiental y hasta, de vez en cuando, hacía veladas de cuentacuentos. Era otra manera de enseñar aquello que a mí me apasionaba, y me gustaba un montón ver como atendían los chicos, sin embargo seguía sin tirarme lo de meterme en un aula cerrada.

Al terminar la carrera, y por aquello de no cerrarme puertas, me decidí a hacer el CAP y en la fase práctica de este curso de aptitud pedagógica me metí en el mundo de la docencia. Escogí el instituto en el que yo había estudiado y comprobé que muchos de los profesores que me habían dado clase a mí seguían allí y seguían haciéndolo igual de mal, algunos incluso peor. Aquello no era para mí así que seguiría con mi tesis, pero todo cambió cuando al fin, en dichas prácticas me dejaron al mando de una clase. El subidón fue tremendo, y pese a que me costó superar los nervios iniciales, mi "vena monitoril" salió a relucir y tanto los alumnos como yo terminamos muy contentos con la experiencia. Fue entonces cuando me dí cuenta que además de vocación de biólogo pajarero subyacía en mí otra, la de profesor.

Poco después de aquellos momentos tan especiales tomé la dura decisión de abandonar la tesis y mi beca de la Junta para preparar las oposiciones de profesor de secundaria. El camino no fue nada fácil, muchas horas de estudio y de desvelos por la escasez de plazas o por la incertidumbre de alcanzar una vacante, amén de problemáticas personales generadas a raíz del estrés acumulado con el tiempo. Pero todo mereció la pena cuando comencé con el que hoy en día es mi oficio.

Me encanta dar clases, pero también tratar de mejorar en la medida de lo posible lo que ví cuando hice las prácticas del CAP. Hoy en día rara es la tarde que no me paso un par de horas como mínimo prepando mis sesiones. Cuando tengo prácticas elaborar protocolos para que no haya accidentes y para que mis alumnos las disfruten al máximo en el laboratorio me lleva al menos dos tardes completas. Diseñar exámenes adaptados al nivel que quiero que alcancen mis alumnos o salidas de campo para ampliar conocimientos y adquirir nuevas experiencias puede darme muchos quebraderos de cabeza y no sé muy bien cuanto tiempo me puede llevar. Por no hablar de las reuniones con padres y la fabricación de materiales que me permitan el uso de las nuevas tecnologías de la información en el aula, algo que es imprescindible en la educación moderna.

Sin embargo, todo esto, por desgracia lo hago en mi casa, y eso no lo ve nadie más que mi familia. Lo que la gente ve y comenta es lo que hay en la superficie, que entro a las 8:30 y salgo a las 14:30, que tengo unas vaciones de las que no me puedo quejar y que encima me pagan bien y tengo un sueldo fijo con los tiempos que corren. A eso en los últimos días hay que añadirle las críticas que Esperanza Aguirre y Ana Botella han vertido en los medios diciendo que solamente trabajamos 17 horas a la semana y otras perlas de las que no quiero ni acordarme.

No me quejo, me encanta mi trabajo y me apasiona que vaya destinado hacia el crecimiento intelectual de personitas que serán el futuro de nuestro país, pero la desazón de ver como se desprestigia el trabajo de maestros y profesores me agobia. No lo entiendo y me cabreo, y cuando me cabreo no entro al trapo de críticas, simplemente a la tan manida frase de "¡qué bien vivís los profesores!", respondo con otra: "es muy sencillo, vivimos de puta madre, lo único que tienes que hacer es sacar la oposición, planteátelo seriamente" Al formarse la imagen de ellos mismos al frente de una clase, la mayoría se callan la boca y agachan la cabeza, los más tontos siguen criticando.

Muy recomendable: http://www.youtube.com/watch?v=A_DIx70DxgM

sábado, agosto 27, 2011

Diario de viaje: Países Bajos

Tras la visita de obligado cumplimiento al Atomium, monumento conmemorativo de la Expo de Bruselas de 1958, que representa un cristal de hierro agigantado, Brujas nos recibe con lluvia.

Es una ciudad pequeña situada al oeste de Bélgica cuyo mayor atractivo es pasear sus calles acompañadas en todo momento de canales. No en vano a Brugge (como se le denomina aquí) la llaman la venecia del norte. Caminando bajo una lluvia suave aunque incesante decidimos pararnos en una chocolateria encantadora encajonada entre la Catedral de San Salvador y la iglesia de Nuestra Señora. Abajo una tienda que parecía sacada de un cuento de Andersen y arriba una casa reestructurada para acoger al invitado que ansía un buen tazón de chocolate caliente.

Al día siguiente, y después de haber conocido a nuestro primer compañero viajero venido de tierras mexicanas y a la chica más guapa que recuerdo haber visto ponerme un café, dirigimos nuestro pasos hacia la ciudad de Gante. Pronto pudimos comprobar que también se la podría denominar como venecia, aunque dejaré el título en posesión de la primera ya que realmente los canales de ésta son en realidad la confluencia de dos ríos.

La capital de la provincia de Flandes Oriental es espectacular, hermosa por definición y más cuando pudimos gozar de su belleza en un día apacible. De hecho es la ciudad que más monumentos tiene en toda Bélgica, en su casco antiguo es imposible caminar sin dejar de mirar hacia arriba. Casas medievales perfectamente conservadas, la Catedral de San Bavón o el castillo de los condes de Flandes son sólo tres de los muchos ejemplos de la magia arquitectónica que alberga esta ciudad.

Sin solución de continuidad partimos a media tarde hacia nuestro destino nocturno, Amberes. Conocida mundialmente por ser uno de los mejores y más importantes puertos martítimos, destaca porque históricamente era aquí donde se traían los diamantes de los cuatro confines del planeta para ser tallados por los mejores artesanos de Europa. De hecho como nos cuentan nuestras dos nuevas acompañantes de habitación, Daniela y Kim, Amberes es un destino típico para ir de compras entre los jóvenes y no tan jóvenes de los Países Bajos. A falta de monumentos importantes, que alguno hay (veáse la Grote Markt) es de recibo saborear el plato típico de esta localidad, los mejillones. Servidos en cubos o en cazuelas y con varias formas de preparación, siempre, eso sí regados por la cerveza autóctona llamada De Koninck, son un delicioso regalo para el paladar.

La siguiente etapa de nuestro viaje nos lleva hasta Rotterdam con parada previa en Breda. La pequeña ciudad holandesa que retenemos en nuestra memoria por el famoso cuadro de "Las Lanzas" de Velázquez es encantadora y coqueta. La iglesia de Nuestra Señora y el castillo son sus dos monumentos más destacados, pero lo realmente bonito del lugar es que su centro histórico es totalmente peatonal y favorece el paseo del turista.

Y de la pequeña Breda nos fuimos a la enorme Rotterdam, la ciudad portuaria por excelencia de Europa. Una ciudad destruída practicamente en su totalidad durante la Segunda Guerra Mundial y que como es normal rebosa modernidad por los cuatro costados. La lluvia nos impidió concerla a fondo, pero pudimos ver lo poco que quedó en pié tras el paso de los bombarderos. Destacar sin duda el hostel en el que nos alojamos y al hostelero, un australiano loco al que solo le faltó unirse a nuestra partida de pocha. (Para el que le interese su nombre es simple ROOM)

Por fin tras nuestro periplo de tres días por los Países Bajos le llegaba el turno a Amsterdam y con tan buena suerte de que nada más llegar pillamos un Freetour que nos enseñó y explicó con gracia y salero, lo más importante de la ciudad. Así tuvimos tiempo más que de sobra para difrutar de las mieles de la ciudad del vicio para unos y de las libertades para otros. Os podría decir que visitáseis lo típico, pero como fijo que iréis al barrio rojo y a fumar petas a los coffee shops, sólo os recomiendo que busquéis The Pancake Bakery y probéis uno de los platos más ricos de Holanda. Eso sí procurad llegar antes de las 21:30 si es que vais a cenar porque a esa hora cierran la cocina y dejan de servir.

Alquilar una bicleta y recorrer sus calles no es tampoco ningún mal plan, así podréis ver el mercado de las flores, el de segunda mano, la zona de los museos donde se encuentra el de Van Gogh o ir a tomar unas cervezas al molino más grande de Holanda que se encuentra a las afueras de la ciudad. La ventaja de Amsterdam es que pese a ser la capital del país, no es un mamotreto imposible de recorrer, mas bien al contrario, es una ciudad relativamente pequeña que invita a ser paseada sobre todo si te pierdes por el tradicional barrio del Jordan.

Tras dos días abandonamos la capital para irnos al norte con destino Groningen. De camino es parada obligada el monumento a los trabajadores que hicieron un dique enorme para unir el sur de Holanda con el norte y ya de paso separar el mar del Norte del mar de Holanda, casi nada. El viento puede ser un incordio allí, pero merece la pena observar tan magnífica construcción. Ya en Groningen nos dimos cuenta de que a parte de pequeña, era una ciudad sin vidilla, así que casi casi fue un lugar de descanso previo al viaje de vuelta a Bruselas donde pasaríamos la última noche del viaje

Bruselas es la otra gran capital de los países bajos, ésta lo es de Bélgica, y tiene numerosos encantos. Sin duda la Grand Place es el más grandioso, sobre todo si tenéis la inmensa suerte que tuvimos de ver un espectáculo nocturno de luz y música que la hacen todavía más arrebatadoramente hermosa. También es reseñable la visita al otro monumento importante de la ciudad el Manneken Pis, un pequeño niño orinando que es símbolo de la ciudad, aunque existen también un perro y una niña que está justo en frente de la cervecería más grande de Bruselas, la Delirium Tremens, donde los nueve grados de su cerveza propia te hacen llegar al delirio tras tres o cuatro pintas. Casi tanto como los gofres o los músicos callejeros que te encuentras en cada esquina.

A buen seguro se me quedan muchas cosas en el tintero, pero simplemente he mencionado aquello que me quedó grabado en la retina. Como siempre digo, si queréis verlo, id!!

http://www.youtube.com/watch?v=a88t8Az1-yI

viernes, agosto 26, 2011

El segundón

El segundón se sienta en una mesa rodeado de gente pero no quiere destacar, se ha acostumbrado al refugio que la penumbra le proporciona y ha aprendido que salir a la luz es, a menudo, peligroso. Le pasa como al pavo real, que al lucir las plumas enseña aún más el trasero. Aún así, a veces la tentación se hace fuerte y sin pensarlo se muestra a pecho descubiero para, al final, como siempre, sentirse como el bufón de la corte o lo que es aún peor, como el tonto del pueblo.

El segundón no controla de temas trascendentales y ve películas que a los demás les parecen una bazofia porque no sabe o no quiere saber de guiones complejos y tramas enrevesadas, aunque también le gusten. De hecho no se atreve a calificar lo último que ha visto porque a buen seguro será una cinta sin sustancia, con unos actores pésimos y guiones simplones que no tienen ni pies ni cabeza, con escenas sin sentido y llenas de tópicos.

El segundón escucha música que le hace sentir cosas y le da igual si es de un estilo u otro pero tampoco le place que los demás escuchen "sus canciones" porque siempre son criticadas, ya sea por la simpleza de la letra o por tener pocos acordes, mal puestos y encima mal interpretados.
No quiere que le comprendan, sabe de sus rarezas, sólo pide que le respeten. De fiesta ya no sabe donde ir y se deja llevar por su condición de segundón hacia donde los demás le indican. Ha aprendido a no decir nada, total, para qué.

El segundón no lee libros de los catalogados "imprescindibles", simplemente lee lo que más le atrae ya sea historia medieval o novela de aventuras, y lo que los demás le recomiendan. Para él leer no es más que un pasatiempo que a muchos les parece culto y enriquecedor, pero que no por ello deja de ser un entretenimiento, por eso lee desde textos para la mente hasta textos para el corazón pasando por meras historietas y cuentos para...para nada, simplemente por que sí. Nunca se atrevería a decir que tal o cual libro es una mierda porque entiende lo difícil que es expresar sentimientos, describir situaciones o transportar a paisajes tomando como único vehículo la palabra escrita.

Por supuesto, para las chicas, el segundón pasa desapercibido, los protagonistas siempre son otros y él solo es el payaso de feria con el que echarse unas risas. Tomar cañas es su especialidad, escuchar lo que los demás le cuentan sobre sus problemas laborales y sentimentales. Ha evolucionado desde el café al alcohol del zumo de cebada, al menos así sus neuronas se atontonan un poco y duerme bien, sin meditar en su condición. Se da cuenta de la situación y ya se ríe de sí mismo. Como dice una canción de Delafé ríe por no llorar.

Pero una cosa buena tiene el segundón, tiene aguante. Acostumbrado a ser un perdedor se ha endurecido y tiene los huesos fuertes rodeados de carne de cañón. A veces relaja la tensión que su cuerpo mantiene de forma constante y entonces le golpea la dura realidad que le rodea, pero cada vez el dolor dura menos.

http://www.youtube.com/watch?v=bIhbmRFBngE&feature=related

domingo, julio 31, 2011

Fiestas

Dudando, voy o no voy. Me voy a encontrar con situaciones, con momentos y lo peor de todo, con sentimientos ya vividos que no he olvidado y que a buen seguro harán daño por lo dulce del recuerdo y lo amargo de lo irrepetible. Venga, no voy, les digo que no puedo, que es superior a mí, que tengo gastroenteritis o cualquier otra excusa peregrina que se me pase por la cabeza.

Pero ¿cómo no voy a ir? Adolfo me dijo que si no iba, venía él a buscarme. ¿Cómo les voy a dejar tirados cuando he dado mi palabra? Además a ellos les hace ilusión y en el fondo a mí también, ya estoy tan integrado en el pueblo que no puedo faltar. Venga pues voy, se acabó, hago la maleta y me piro ¿qué me puede pasar, que lo pase mal por un rato? Seguro que el resto, lo paso bien. Ya... pero vaya rato más malo...puf!!

Suena el teléfono "Ah, ¿al final tú también vas? Pues entonces genial, porque no quería verme sólo en según que momentos, vale tío, nos vemos allí"

Definitivamente voy, las fiestas de San Leonardo me esperan, y con ellas la peña de la que soy hijo adoptivo y la gente más maravillosa que he conocido en mucho tiempo. Mil euros en bebida, de los cuales hay gastados en cerveza, aproximadamente, los mismo que para aumentar el caudal del Ebro en varios metros cúbicos por segundo. Comida como para alimentar a un regimiento entero y amigos, ¿qué más se puede pedir?

El día del pregón ya me doy cuenta de que mis dudas son infundadas y que rodeado de esta gente es imposible pasarlo mal. Tras la comida, los pocos rezagados que aún no han llegado van poco a poco apareciendo enfundados con el atuedo rojo y gris propio de la peña. Los copazos empiezan a correr por nuestras venas y entre anuncios de boda y divorcios anunciados llega la verbena, y la prolongación de las risas que ya se habían iniciado antes incluso de empezar a comer.

Los días van pasando, pero el cansancio no parece hacer mella. Pese a las reducidas horas de asueto y estados de sueño-vigilia el personal se mantiene fresco y dispuesto a pasárselo bien. Las penas desaparecen por momentos, en una comarca que se está viendo sacudida por noticias poco alagüeñas día sí y día también. Pero de eso no se habla, estamos en fiestas y no se toca el tema, hay que saber cuando es el momento y éste, desde luego, no lo es. Bailes frenéticos, sesiones de estiramientos en mitad de la plaza, cantajuegos con la garganta rota, disfraces horteras y mucho cachondeo son el bálsamo perfecto para todos los males, eso sí, siempre en buena compañía.

El último día, y pese a mis intentos frustrados de no caer, al final caigo y me pongo ñoño. Es increíble como un pueblo al que me destinaron hace un par de años como un destierro al más cruel y lejano de los infiernos, se ha convertido en un paraíso en la tierra, dónde gracias a personas como las de la foto he comprendido que la felicidad es alcanzable y mucho más simple de lo que pensaba.

P.D. Cómo decían en una película que ví recientemente ("Un buen año", para más señas): Es inevitable perder alguna vez, lo verdaderamente importante es no acostumbrerse a ello. A lo cual yo añado: y también hay que saber ganar y disfrutar de la victoria.

Os dejo con una de las canciones de la peli a la que me refería antes: http://www.youtube.com/watch?v=noT_Cbo2mRw

lunes, julio 18, 2011

Despedida y cierre de Doctor Mateo

Se acabó, ayer dieron carpetazo a la serie Doctor Mateo en Antena 3.

A muchos os parecería una serie muy simplona, con diálogos y tramas facilonas que no tenían ningún giro de guión espectacular. Totalmente estereotipada en muchos de los personajes que aparecen como el cacique, la maestra, el cura o los jubilados del pueblo. Un refrito de otras series extranjeras como Doc Martin y Doctor en Alaska, pero que por el simple hecho de ser española ya es peor que ellas.

A otros os parecería una serie blanca, con personajes típicos y tópicos que no decían palabrotas, que no enseñaban demasiada carne, y con la que se podía pasar un rato agradable y en familia. En la que no hay disparos, ni asesinatos en los que la sangre sea un elemento cotidiano al que acostumbrarse como si fuese algo común. Una serie localizada en un pueblo asturiano llamado San Martín del Sella agraciado con unos paisajes idílicos que merece la pena ver, aunque sea sólamente por disfrutarlos.

Precisamente esos paisajes fueron los que me engancharon para comenzar a verla hace ya unos años, pero para mí esta serie ha sido mucho más. Le tengo un afecto especial porque en algunos momentos me he sentido, un poco, como el protagonista.

Hace dos años me fui a vivir solo por primera vez en mi vida, sin compañeros de piso ni nada que se le pareciera. Un nuevo comienzo en un pueblo pequeño, de montaña rodeado de paisajes verdes por todos lados, y en el que por mi forma de vertir me veía un poco raro, ya que para ir a dar clase procuro ir medianamente arreglado. Sin embargo, el frío y los trabajos que desempeña la gente en ese pueblo hacen que los pantalones multibolsillo y las botas de montaña, junto con forros polares o jerséis de lana sean la indumentaria habitual. A eso hay que sumarle que yo era el extranjero con lo cual era como un bicho raro (os suena)

Todavía recuerdo un día de otoño en el que fui al banco a pagar el alquiler de la casa. Llovía a cántaros y mientras caminaba oyendo como las gotas golpeaban mi paraguas, un perro se puso a mi vera y me aompañó hasta el banco y luego al instituto. Por más que le decía que se fuera no me hacía caso y yo me reía pensando en que me pasaba igual que en la serie.

Poco a poco me fui integrando en la vida de San Leonardo como el profe de biología e incluso me enamoré, aunque no de una chica autóctona y por supuesto no tuve el mismo final que en la serie, eso solo debe pasar en la ficción. Tanto me integré en el pueblo que me quedé a vivir un año más, pese a que tenía que coger el coche todos los días para ir al trabajo y todavía hoy es el día en el que preparo morcillas y cecina para llevar a las fiestas que son esta semana.

En fin, como véis, para mí la serie es muy especial y me da pena que se haya acabado, aunque entiendo que debía ser así. Una serie como Doctor Mateo parece no tener cabida en una parrilla televisiva abarrotada de programas del corazón en los que la más diversa gentuza se despelleja por cuatro duros, realities que sacan lo peor de cada participante y series cargadas de violencia y excesos.

PD San Martín del Sella es en realidad un pueblecito asturiano llamado Lastres que merece la pena visitar y que tuve el privilegio de contemplar este verano. Recorrer algunos de los escenarios de la serie me hizo vivir momentos casi mágicos.

http://www.youtube.com/watch?v=R4N7demyBnU

martes, julio 05, 2011

El docente y el cañón

No estaba siendo la mejor semana para el profesor, a decir verdad, el mes no había sido como para tirar cohetes. La rampa de la vida se había puesto muy empinada en los últimos tiempos y subirla se tornaba una tarea harto complicada. Los pequeños pasos diarios parecían no servir para avanzar en la ascensión e incluso, muchos de ellos le hacían retroceder cual vulgar crustáceo.

Llegado a este nivel de dureza y esfuerzo hay una clave que todo buen alpinista conoce, y es que las montañas no se suben solamente con las piernas, sino que la cabeza juega un papel tan importante como la musculatura, e incluso, en algunas ocasiones, más. El problema es que la fortaleza mental del docente era precisamente su punto débil. Todo se había desmoronado como un castillo de naipes construído por un crío tembloroso.

El profesor siempre se había refugiado en su trabajo para tomar fuerzas e impulso y así poder avanzar en la rampa, pero ésta vez no podía hacerlo. Las clases, el instituto y los compañeros (salvo raras excepciones) se habían convertido mas que en un refugio, en una trampa para grandes carnívoros. Las afiladas lanzas, fabricadas con madera de haya, se le clavaban en el costado y le costaba respirar. Escapar de allí era lo único en lo que pensaba, pero el fin de curso se le antojaba muy lejano ya que además del dolor punzante de la apatía ante el trabajo realizado, tenía la sensación de haberse convertido en algo que nunca deseó al meter la cabeza en esta profesión, era un jornalero de la educación.

Llegar a casa, hogar dulce hogar, era aún peor. Los recuerdos se agolpaban en cada rincón de las diversas estancias y quedar con los amigos no mejoraba la situación, puesto que las miradas de compunción se sucedían una tras otra, junto con el inevitable interrogatorio acerca del estado de ánimo. A lo cual, el docente siempre contestaba de la misma manera: "bien, bien". ¿Para qué dar más explicaciones?

Así en medio de una rampa que no conseguía ascender, con muy poquita energía en el cuerpo, el docente decidió explotar de la forma menos ruidosa posible. Tomó su bicicleta nueva y se fue sin rumbo, hasta donde las piernas y el dolor le llevasen. Anduvo largo rato, al principio los músculos entumecidos no respondían como a él le hubiera gustado, pero poco a poco fueron entrando en calor y cada pedalada era más liviana que la anterior. Subió un puertecito y luego, sin darse cuenta se encontró observando el Cañón del río Lobos desde lo alto.

La vista era magnífica, paredes de cientos de metros se hundían a sus pies y ante tal espectáculo geológico, se sintió pequeño, tanto que sus problemas también se lo parecieron. Entonces, después de unos minutos de contemplación, apreciando el vuelo de alimoches y buitres leonados, esbozó una sonrisa, algo que llevaba mucho tiempo sin hacer. Volvió a subirse a la bicicleta y descendió para ver el espectáculo desde otra perspectiva.
Al introducirse en el Cañón y verse sólo ante aquel monumento, se sintió casi como un profanador de tumbas en busca de una tesoro perdido, y vaya si lo encontró. La magnificencia de aquel paisaje le traspasó el cuerpo, se sintió aún más pequeño, minúsculo. Notó como aquel entrono le acogía en su seno y sintió la necesidad de sentarse, se sentía abrumado delante de tal belleza. Necesitaba sacar de sus adentros la carga que llevaba demasiado tiempo arrastrando. Tratando de relajarse aún más se tumbó y así, mirando el cielo cubierto de nubes de tormenta enmarcadas por las paredes de caliza, gritó y mantuvo el alarido hasta que este se ahogó en su garganta por la falta de aire en los pulmones. Los el eco se dispersó en los recodos del Canón y sintió como éste se encargaba de absoberlo.

De vuelta a casa, ya liberado, las nubes cumplieron su amenaza de lluvia y descargaron un aguacero que terminó de limpiar al docente. No había sido la mejor semana de su vida, y estaba seguro de que la cosa no mejoraría en bastante tiempo, pero al menos ahora se sentía libre de energías negativas.

Parece que la leyenda era cierta y el Cañón del río Lobos es realmente un sitio mágico
http://www.youtube.com/watch?v=WKWLCIBt9Jc&feature=related

lunes, mayo 02, 2011

Solsticio

Unos días antes de las vacaciones de Semana Santa me encontraba hablando con un compañero en una de esas horas infumables de guardia en las que no tienes nada que hacer. Comentábamos banalidades cotidianas cuando sonó mi móvil con el tono celta que le tengo puesto para cuando me llaman, concretamente una canción de Gaelic Storm. Mi compañero sorprendido me preguntó acerca de quienes eran los que tocaban aquello y entonces nuestra conversación derivó en evaluar los grupos celtas que conocemos.

Al cabo de un rato, le expuse que para mí los mejores hoy en día en España son Luar na Lubre. Atónito, me dijo: Pero, ¿no sabes que vienen a Burgos el 29? Yo ya tengo la entrada!!
Una alegría inmensa se apodderó de mí, tenía a tiro de piedra el poder ver a mi grupo favorito y encima en un concierto distinto, en el teatro principal de Burgos. Sentado y con buena acústica, aquello no iba a ser un concierto sino casi casi una obra de arte.

Enseguida me puse a la labor de buscar compañía, pero todo parecía volverse en mi contra y justo cuando ya lo daba por perdido y empezaba a asumir que me iba a tocar ir solo, apareció Maite. A ella también le gusta mucho la música celta y comenzamos a mover hilos. No sé como pero al final se apuntaron ocho personas, consiguió las entradas y gestionó los coches para ir desde San Leonardo. No solo no iba a ir sólo si no que ya éramos una pequeña cuadrilla.

Toda la semana me la pasé pensando en ello y la noche anterior estaba nervioso como un niño que se va de campamento al día siguiente. Como todo en esta vida, llegó, al fin era viernes y despegamos camino de Burgos. Parada en el Decathlon, búsqueda de aparcamiento, tensa espera y comienzo. No podía creerlo, después de tantos años escuchándoles les tenía delante. El teatro, recogidito muy acogedor estaba a rebosar.

Lo cierto es que el motivo del concierto era la presentación de su nuevo disco Solsticio, pero se portaron y tocaron clásicos de toda la vida. Al principio melodías suaves para ir calentando la silla que no duró mucho tiempo ocupada. Fue apretar la tecla adecuada y mis amigos y yo nos pusimos a bailar y a botar como locos. La gente nos miraba un poco raro, supongo que pensarían que estábamos locos por ponernos a saltar en el interior de un teatro y en plena representación, pero uno de los músicos nos dió la razón al invitar a todo el público a hacer lo que estábamos haciendo nosotros, disfrutar de la música y exteriorizarlo.

Ni que decir tiene que me lo pasé en grande, incluso me atreví a cantar un par de ellas que conozco en galego. Dos horas y pico de buena música, buena compañía y alegría por un tubo ¿qué más se puede pedir?

Hoy dos una lenta Camariñas, y una rápida, Pousa.
http://www.youtube.com/watch?v=d2dqQEJamFg&feature=fvwrel
http://www.youtube.com/watch?v=JaYi4YvVeww&feature=related

jueves, abril 21, 2011

Fenómeno fan

Hace ya unos días que me ocurrió algo curioso dando clase. Era la tercera hora, creo recordar que de un miércoles cualquiera, y faltaba una alumna en la clase de 3º ESO.

La alumna en cuestión no es de las que se fuman las clases así como así, y supongo que a las 10:20 de la mañana tampoco hay mucho que hacer en un pueblo como Quintanar de la Sierra. Además es una buena estudiante, aprueba sin demasiados problemas pese a la verborrea propia de la edad, pero el caso es que no estaba en el aula.

Pregunté a sus compañeros si sabían algo de ella y entre risas me explicaron que la noche anterior había tocado en Madrid el fenómeno de masas de las adolescentes actuales. Un tal Justin Bieber, que es un chico imberbe y corporalmente lampiño con rasgos faciales de niña, mucho pelo y voz sintetizada y tratada por ordenador a fin de parecer no sé...¿más adulto?

En esa situación alguna de mis alumnas se indignó y me dijo que no podía ser, que encima su madre se lo iba a justificar puesto que a la chica en cuestión, se lo consentían todo en casa y le iban a justificar el retraso. Yo la verdad no sabía que decir, me daba que aquello era envidia de adolescente fémina y hormonada. Nunca me había visto en una tesitura semejante ni cuando era alumno, imagino que porque por aquel entonces los conciertos eran en viernes o sábado y no te dejaban irte a Madrid con 14 años ni de coña.

Decidí continuar con la explicación, y cual fue mi asombro cuando, a los diez minutos apareció por la puerta la fan de Justino (digo yo que será así en español, no?) Tenía una cara de sueño horrible, las ojeras le llegaban hasta la mitad de los pómulos y cargaba con la mochila como si llevase piedras dentro. Se disculpó por el retraso y me pidió permiso para sentarse junto a su compañera habitual. Os juro que estaba perplejo y no pude hacer otra cosa más que darle permiso.

En ese momento mi interior estaba dividido, una parte de mí quería darle una buena reprimenda, casi paternofilial, sobre la importancia de discernir entre la obligación y la devoción entendiendo que es más importante lo primero que lo segundo. Pero otra parte de mí se acordaba de las compañeras que tuve en el instituto, fans de Take That y Backstreet boys, que no pudieron ir a ningún concierto de sus admirados ídolos.

Al final opté por reírme de todo ante la perplejidad del resto del alumnado. Le pregunté que le veía a aquel niñato para recorrerse unos cuantos kilómetros con tal de verle, llegar tarde a mi clase (y supongo que faltar a las dos anteriores) Ella con el pavo inmenso que tenía encima de la cabeza y muerta de vergüenza me dijo que no sabía, que estaba muy bueno. Las risotadas entre sus compañeros fueron cuando menos abundantes, salvo en "la envidiosa" que alzando la voz por encima del resto dijo: - Ya verás cuando te coja el tutor, tenía un cabreo!! -

La respuesta le dejó tan planchada a ella como a mí y fue la siguiente: - Me da igual, mi madre me lo va a justificar todo y contra eso no puede hacer nada, así que...-
Al oír esto, se me escapó un aaaamén que no entendieron. Pensé, así nos va!! Donde hay patrón no manda marinero, pero me parece que los galones están equivocados. Continué con la clase sabiendo que había echo lo mejor, otra opción hubiera sido una pérdida de tiempo ya que en casa desaprendería lo que yo le enseñase.

Al cabo de un par de días en el sopor de la sobremesa de café y tele, un vídeo casi me tira del sofá de risa. Aquí os lo dejo, espero que os riais tanto como yo (grande Flo)
http://www.youtube.com/watch?v=lluCidwrPic

PD El mismo día que Justino cantaba Joana Amendoeira, pero entiendo que ella no fuera a verla aunque a mí me guste más, son conceptos diferentes:
http://www.youtube.com/watch?v=aIj5HTLot7M&feature=related

domingo, abril 10, 2011

Frustración y perdón

Hace mucho que no escribo, la frustración en el trabajo se va transformando poco a poco en absoluto pasotismo, tras haber pasado ya la etapa de desesperación. He caído en algo en lo que jamás pensé que iba a caer, una dejadez total. Ojo! No confundir jamás esa dejadez con la holgazanería o la pereza, palabras que, a menudo, se usan como sinónimos y no tienen nada que ver. Lo mío es un estado de desinterés contagiado quizá por el ambiente reinante en el institituto en el que trabajo.

Como todo buen profesor quiero que mis alumnos aprendan no sólo lo que viene en el libro, sino también, y gracias a la materia que imparto, el entorno en el que viven. Quiero que conozcan todas esas cosas básicas que un niño debe saber sobre la naturaleza, como por ejemplo: ¿por qué se forman nubes de tormenta en verano cuando el cielo está totalmente despejado? o ¿por qué los pinos no producen frutos, si no semillas únicamente?

El problema es que para ellos es un suplicio estar encerrados seis horas en un centro que deben de asemejar, supongo, a una cárcel. No lo ven como un lugar de aprendizaje y enriquecimiento cultural. En una sociedad en la que priman y premian otras actitudes y aptitudes, la cultura, la inteligencia incluso, el sentido común sobran, y es precisamente eso lo que se enseña en los institutos, por lo tanto, estamos ante una pescadilla que se muerde la cola. No quiero estudiar, la gente logra cosas importantes sin estudiar, lo veo todos los días en la tele, luego...para que voy a estudiar!! Eso piensan mis chicos. Aún así no me rindo y el lunes salgo con ellos al campo para ver "in situ" las plantas que les llevo casi un mes explicando.

De todas formas, todo esto me afecta de manera directa y aunque me ponga la coraza que en muchas ocasiones he utilizado para otros menesteres, ésta no es impermeable a los sentimientos que me produce esta exasperación, mas bien, es atravesada con facilidad por ellos. Y esta aflicción impregna otros aspectos de mi vida. Hasta ahora, creía que lograba evadirme bastante bien de las vicisitudes que me asolan en el trabajo, pero no es así y me he dado cuenta por la vía rápida y de la peor de las maneras posibles.

Dicen que la gente que más quieres es con la que pagas estas cosas y parece ser verdad. He discutido por chorradas con mis amigos, con los de verdad, los que a pesar de muchos kilómetros de separación siempre están ahí cuando se les necesita. He tratado a mi familia, y sobre todo a mi madre con desaire, como si me cansara el hecho de que me llamase y quisiera saber de mí, después de los sustos que le he dado. Y por supuesto, he atacado y me he sentido atacado sin razón por la única chica que trata de comprenderme día a día, que está a mi lado aunque no esté aquí, y que siento que me quiere tanto como yo a ella.

No sé si es porque llega la Semana Santa, una buena época para pedir perdón, o porque ayer me cagué en todo después de comprobar que nadie salía de marcha y me metí en la cama pronto y encabronado, lo cual me sirvió para reflexionar. En cualquier caso, os pido perdón a todos, no tengo excusa, pero espero que sepáis perdonarme.

Dedicada a todos los que iluminsid mi vida: http://www.youtube.com/watch?v=TPN-PBjKyy4

miércoles, febrero 16, 2011

Días de nieve y Lope

Voy al instituto en otro día perro de nieve y hielo. Absorto en mis pensamientos, que son muchos y variados, aunque todos centrados en un mismo tema, me deslizo, y nunca mejor dicho, por la serpenteante carretera de montaña que me tengo que recorrer de lunes a viernes.

La conversación de anoche colea aún en mi cabeza y algunas de las palabras dichas golpean con violencia lo que sea que hay ahí adentro. Pero sin duda lo peor es revivir el batiburrillo de sentimientos que dicha conversación, con sus posteriores cavilaciones, me producen.

Otra vez más me pasa lo mismo, no sé ni siquiera describir lo que me pasa. Es tal la mezcla que hasta el campeón del mundo en preparar cockteles sería incapaz de encontrar todos los ingredientes de este asombroso combinado que se encuentra en lo más profundo de mi ser.

Continúo el trayecto y la carretera se esctrecha entre la mata de pinos. Alguna que otra placa de hielo me sale al paso, pero las sorteo sin problemas. A diferencia de la velocidad a la que funciona mi cabeza a estas horas de la mañana, el coche se mueve despacio. No quiero pisar demasiado el acelerador, dos cosas a la vez para un hombre son demasiadas, ¿no? Y ya no digamos si una de ellas es pensar y la otra es una actividad que requiere tanta atención como conducir en condiciones meteorológicas desfavorables. De todas formas, el coche responde a todas y cada una de mis órdenes con la obediencia del buen soldado. Ha sido un acierto calzarle las ruedas de invierno.

Al fin llego al instituto, totalmente ido, de lo que menos tengo ganas es de dar clase, pero el deber manda. A segunda hora me toca poner un exámen y sin nada que preparar ni que corregir, con la cabeza en otro sitio, abro el libro de texto de lengua que uno de mis alumnos se ha dejado encima de la mesa y me topo con Lope de Vega y su soneto CXXVI, que dice:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, taridor, cobarde, animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrase alegre, triste, humilde, altivo;
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor, quien lo probó, lo sabe.

¡Qué revelación!

Yo quiero todo, lo que no quiere y lo que sí:
http://www.youtube.com/watch?v=lpit8YCjrik

martes, febrero 08, 2011

Historias de carretera I

Camina despacio el Sol. Comienza la pelea por ganarse su puesto en lo alto y, parece consumir sus energías en esa lucha por encima de emplearlas en calentar la atmósfera. La noche ha sido gélida y la nieve caída hace unos días se resiste a desparecer bajo la espesura del pinar. En las umbrías y cercana a los numerosos regatos que se forman por estas fechas en el monte soriano, colorea de un blanco satinado el paisaje que otrora fuera verde intenso y cubierto de piñas. Mas parece una ilusión que la pura realidad del invierno.

Él también camina despacio y lo hace con la cabeza bien alta. Falta poco para terminar con la estación del sueño y pronto tendrá que demostrar que es uno de los mejores. Camina tranquilo, el pinar en invierno no es un lugar seguro, pero lleva mucho tiempo sin oir ningún ruido salvo el de su propia respiración. Nota como el hielo cruje bajo sus pezuñas y sabe que es un primer atisbo de la primavera que se acerca. Cada día que pasa las horas de luz se van alargando y su naturaleza le pide movimiento.

De todas maneras el alimento escasea en estos lugares, no hay practicamente ningún brote que poder ramonear. Le duele el estómago tanto que piensa que lo que en realidad le aprisiona el vientre es el alma que se le escapa por las costuras. Su esperanza se cimenta en la llegada del tiempo de las flores, cuando la naturaleza le regala sus mejores dones alimenticios. Mientras tanto, se conforma con la poca hierba fresca que encuentra y con algunas acículas tiernas.

La primera llamada de la naturaleza restaña en su cabeza y piensa en marcar su territorio con una escodadura, pero sus cuernas todavía no están plenamente desarrolladas. Lo sabe porque todavía le duelen y además, se ha visto reflejado en el riachuelo. Aquel día, hace a penas un par de semanas, casi no se reconoce a sí mismo. Las tres puntas de su virilidad parecían pequeños alfileres todavía. Sí su hembra le viera así seguramente no le dejaría pasar las horas cálidas de julio junto a ella.

Ay! su hembra. ¡Cuánto la echa de menos! El invierno es más duro cuando se pasa en soledad, aunque en el fondo de su ser sabe de buena tinta que es mejor así. Las hembras se juntan para cuidar de las crías y en esos momentos tan delicados es mejor no molestarlas. Cualquier pequeño fallo, cualquier momento de estrés, pueden hacer que dejen de producir leche o lo que es aún peor, que abandonen a sus retoños. Ay! su retoño. Imagina lo grande que estará ya. Todavía tendrá las manchas blancas en su pelaje que indican su juventud, pero pronto alcanzará su madurez sexual y pasará a ser un rival más.

Absorto en estos pensamientos continúa su caminata y no percibe el cambio de sustrato bajo sus pezuñas, hasta que un pinchazo de dolor le sube por toda la pata. Una piedra suelta se le ha clavado entre los dedos. Seguramente a alguno de los camiones que circulan por esta pequeña carretera de montaña se le ha caído y como duele!! No deja de mirarse la pezuña, pero parece que ha habido suerte, no hay sangre, así evitará infecciones.

De repente cae en la cuenta, la piedra...la carretera...¡Está en medio del camino! Nunca un corzo debe permitirse el lujo de quedarse parado allí. Un coche se acerca!! El sol todavía no ha penetrado en lo profundo del bosque así que probablemente no le vea bien. Está paralizado por el miedo. Las luces se acercan cada vez más y de pronto, un pitido le saca de su estado de bloqueo. se oye el estridente ruido que hacen las ruedas al derrapar. ¡Le va a atropellar!

En el último instante de un salto y cae desplomado en la cuneta del esfuerzo y del dolor, la piedra aún no se ha soltado, mas bien al contrario, se ha clavado aún más. Justo en el mismo lugar en el que se encontraba hace un segundo el coche, por fin, se detiene. De él baja un hombre que se acerca. Intenta levantarse ya que ha oído historias aterradoras sobre estos animales. Tienen unos artilugios que matan a distancia, ponen lazos en el monte de los que es imposible escapar, incluso usan venenos y todo para luego colgar sus cabezas en la pared de sus casas.

El miedo se apodera de él con más fuerza que antes, pero lo que no sabe es que el hombre tiene el mismo recelo. A pasitos cortos llega hasta su posición y tratando de zafarse se revuelve contra él, pero otro restallido de dolor le deja inmóvil y se da por vencido, está a merced del humano. Éste parece haberse dado cuenta de su victoria y se muestra más confiado. Le acaricia el lomo y la nuca. El corzo no entiende nada, está aturdido por el dolor y se le escapa un gemido. Recoge la pata como un acto reflejo de protección y el humano se percata de que le pasa algo. Observa con cuidado la pezuña y le extrae la piedra con delicadeza, la sangre brota lentamente, es una herida pequeña, pero el alivio es enorme.

Se miran durante unos segundos, el tiempo parece pararse, pero el humano da una palmada muy sonora que le saca de su asombro. De un salto se aleja notablemente y con el segundo ya le pierde de vista por completo. Imagina a aquel tipo subiéndose a su coche y piensa que después de todo, aquellos extraños animales no son tan malos. Lo que él no sabe es que aquel ser humano espera que no vuelva a encontrarse con ninguno más de su propia especie en toda su vida.

Hoy me apetece esta:
http://www.youtube.com/watch?v=umWCU0ttj_I&feature=channel

viernes, enero 28, 2011

De murciégalos y almóndigas

Llevo ya un tiempo en esto de la docencia y uno de los caballos de batalla que todo el profesorado comparte es corregir la pésima ortografía de nuestro alumnado. Este problema no es novedoso, si no que viene de antiguo, lo que pasa es que antes nos daban mucha más caña al respecto. Recuerdo los dictados de Mari Cruz, alias "la puticruz", que nos daba clase en séptimo de EGB, e incluso de "la mosqui" que nos dio unos años antes. Escribir el rollo infumable que se les venía a la cabeza en ese momento y hacerlo sin faltas de ortografía era condicion sine qua non para aprobar la asignatura de lengua.

Hoy en día este mundo ortográfico es casi utópico para el alumnado, y es fácil encontrarse con burradas como bibir, acia o estreya fujad. Lo peor de todo es que estas faltas no se sancionan, simplemente se corrigen en los trabajos o en los exámenes y se informa al alumno que las ha cometido de que eso está muy mal escrito, pero nada más. No suspenden el exámen ni mucho menos la evaluación o el curso, no sería nada pedagógico hacer eso, como tampoco lo es hacerles dictados ortográficos, menudo sufrimiento, pobrines.

Lo que ya no concibo, y me parece una auténtica aberración, es que el máximo organismo de letras españolas apruebe incluir en sus diccionarios dichas faltas de ortografía. Como lo oís, esta semana un compañero nos sorprendió en el café del recreo con la noticia: la Real Academia Española de la Lengua admite como buenas las palabras almóndiga, murciégalo y toballa entre otras. Inició el comentario con jocosidad, pero lo culminó con una coletilla en voz baja que sin embargo, sonó como un estruendo en mi cabeza "¡qué pena madre mía! a dónde vamos a llegar"

Imagino que como os habrá ocurrido a muchos de vostros al leer las líneas anteriores, me quedé estupefacto al escucharle y al principio no me lo creí, pero lo he comprobado y vosotros podéis hacerlo también, es verídico. Ahora resulta que voy a tener que estudiar la nueva ortografía española para corregir a mis alumnos, aunque ya puestos, no nos quedemos sólo en el umbral de la modificación de la cultura ¡que huevos! Yo propongo mejoras aún más sustanciales en nuestro idioma. Por ejemplo, suprimir la B y la V que suenan igual y ya puestos quitar la H que es muda y no sirve para nada. Lo mismo ocurre con la Y y con la LL y en según que casos con la Z y la C, sobre todo si va acompañadas de E o I. Y no podemos olvidarnos de la D y la Z final o de las tildes que realmente no sirven para nada mas que para tener que volver a repasar el texto una y otra vez por si se te ha olvidado alguna.

Por supuesto, cómo vamos a dejar que los chicos tengan que aprenderse mantras tan sesudos como los que nosotros repetíamos en la escuela:
- M siempre antes de B y P.

- Todos los verbos terminados en ger y en gir se escriben con g salvo tejer y crujir.

- Hasta con H preposición y asta sin H ¡cuerno señor!

No si al final acabaré por: inpartir clases de ziezias naturales i de violojia i jeolojia tratando de ke mis alunos aprendan lo masimo posivle a cerka de la bida.

En fin, señores académicos de la lengua, dedíquense a enriquecer nuestro lenguaje, a recoger las palabras que van aflorando en los nuevos tiempos asociadas casi todas ellas a las nuevas tecnologías, pero no se pasen de modernos porque lo único que consiguen es fomentar la incultura de una juventud que ya adolece de referentes en dicha materia. Adolescentes para los cuales leer un libro es un suplicio a la altura de una patada en sálvese la parte o una regla de las dolorosas de cojones (para que no me tachen de poco igualitario)

A lo mejor cantando y bailando: http://www.youtube.com/watch?v=484Ir0PFcyE

P.D. Mi compañero, el que nos contó la noticia, es muy jovial y se rie hasta de su sombra, así que nos acabó por contar una especie de chiste. No se lo digáis a nadie pero algunos alumnos tienen mote y hay uno que ya tiene dos nombres almóndiga y albóndiga, jajaja.

lunes, enero 24, 2011

Otros caminos

Cena en casa de Javi, nos juntamos los que estamos en León, y entre risas van surgiendo temas de conversación (a pesar de ser chicos hablamos de más cosas que de fútbol y chicas) De pronto la charla comienza a girar en torno a los viejos tiempos en los que disfrutábamos de las mieles de la vida universitaria. Las fiestas, los líos de unos y otros, y también lo cabrones que eran algunos profesores. Poco a poco deshojamos la margarita de los años y vamos haciendo un repaso por cada curso, casi por cada asignatura y cada práctica de laboratorio o de campo, según la rama escogida. Hasta que llegamos al momento actual en el que la facultad queda lejana.

Inevitablemente surge la incógnita y la curiosidad por saber que ha sido se nuestros compañeros. Nuestros caminos se separaron hace ya bastantes años y a muchos de ellos les hemos perdido la pista, pero de otros sabemos, aunque sea de oídas, vía facebook (para esto sí que están bien las nuevas tecnologías) o simplemente por transmisión boca a boca.

Parece ser que muchos están sin trabajo, estudiando oposiciones o incluso han abandonado su vocación de biólogos para dedicarse a los más variopintos trabajos en pos de la búsqueda de un futuro medianamente estable económicamente hablando. Solamente unos pocos han seguido sus ideales y están haciendo algo para lo que realmente han estudiando. Los hay que decidieron continuar con su vida universitaria pasándose al bando de los becarios a la caza de un título de doctor que les habilite como investigadores profesionales. Otros, los más peculiares e interesantes emprendieron viaje por el mundo en busca del sueño deseado: trabajar de biólogo, con todas las letras.

Cuando terminamos los estudios ya había alguno que pensaba en hacer el petate e irse a quemar la goma de las botas, aunque en realidad muchos se echaron para atrás. La inceridumbre ante lo desconocido mata, y los sueños ya ni te cuento. De los que lo intentaron, tenemos conocimiento de que uno se dedicó (y no sabemos si todavía lo hace) a recorrer Suramérica saltando de país en país y de beca en beca ,y otro, tras varios billetes de ida y ninguno de vuelta ha terminado como guía en un parque nacional keniata.

Me los imagino a los dos trabajando rodeados de los animales que yo sólo he visto en los documentales de la dos y en las guías de campo. Ataviados cual exploradores del siglo XXI, con sus prismáticos al cuello y sus pantalones desmontables manchados de barro de la selva amazónica o de polvo de la sabana africana, y en el fondo me dan un poquito de envidia.

Aquí sentado, en la soledad de mi habitación y con mi cabeza inundada de una gran frustración ante la inoperancia en materia motivadora de mis alumnos y del sistema educativo en general, me pregunto qué hubiera pasado si yo hubiera escogido otro camino, si hubiera decidido culminar la tesis que empecé en su día o si hubiera aceptado aquella oportunidad de trabajo/beca en Bolivia. ¿A vosotros no os pasa?

En fin, que sea lo que sea:
http://www.youtube.com/watch?v=dR-I3y_RZJc&feature=fvw