A mí me asalta hoy otra duda, no pretendo compararme con el genial autor inglés, ni muchpo menos, pero me gustaría compartirla con vosotros para ver cuales son vuestras opiniones. ¿Salir o no salir? esa es la cuestión.
Salir se ha convertido en algo asó como un ritual que se repite cada fin de semana. Una celebración de hermanamiento entre individuos, normalmente del mismo sexo, que buscan pasarlo bien y, por que no decirlo, también algo más que un acercamiento a algún grupo de individuos del seo opuesto (o de orientación sexual similar, no voy a ser yo ahora políticamente incorrecto en los tiempos que corren). Las estrategias para lograr el objetivo son muchas y muy variadas, incluso se podrían hacer verdaderas tesis doctorales sobre etología humana y cortejo, habréis escuchado un montón de ellas, así que yo me limitaré a dar mi humilde opinión. No sirve ninguna estrategia, simplemente puede darse una alineación planetaria extraña y un grupo de chicos y chicas (¡que digo grupo, con que haya un individuo de cada sexo me conformo!) congenien y se lo pasen en grande durante unas horas.
Habitualmente estos acontecimientos cósmicos no se producen, ya dije que eran sucesos muy extraños y particulares, por lo tanto, lo normal es vivir la noche con tus amigos, o con algunos colegas de fiesta que nisiquiera alcanzan ese estatus. En ese rato pueden sacarse un montón de temas a colación, pero indudablemente, tarde o temprano (depende del grado de alcoholemia en sangre) el grupo acabará hablando de los individuos del sexo opuesto, chicas en mi caso. Lo malo es que slamente se habla, nunca se pasa a la acción e inevitablemente uno de tus a migos, de los que tienen novia, soltará la frase lapidaria sobre chicas y nocturnidad: "Nunca vas a encontrar una chica/novia en un bar".
Las horas pasan y de camino a casa, sólo como casi siempre, la duda inicial vuelve a tu cerebro entumencido por los golpes que el whisky el propina a tus neuronas, de tal manera que se repite una y otra vez la cuestión, ¿salir o no salir? ¿realmente merece la pena? El caso es que si no sales te conviertes en un bicho raro que no sabe relacionarse con la gente. Salir por ahí de fiesta o simplemente a tomar unas cañas es recomendable para socializar pero, ¿es necesario?
No lo sé la verdad, pero en la búsqueda de posibles alternativas para conocer gente, las horas diurnas son todavía peores y más en una ciudad como la mía donde la gente es bastante cerradita (lo siento, pero es verad, hay que empezar a admitirlo) Como muestra un botón: llevo ya más de tres meses yendo al gimnasio a clases de spinning, clases en las que prácticamente vamos las mismas personas día tras día, lo cual supone que al menos de vista, nos concemos todos. Pues bien, todavía no he hablado con nadie, ni un triste "hola" ¡Manda cojones! Cada uno va a su bola a su puto rollo, pero en fin la sociedad es así, creo que no puedo remediarlo y eso me hace sentir todavía más bicho raro.
En fin, que sigo con la duda inicial, así que para ver si me aclaro voy a tomar unas cañas con los amigos. Espero vuestras respuestas.