sábado, agosto 27, 2011

Diario de viaje: Países Bajos

Tras la visita de obligado cumplimiento al Atomium, monumento conmemorativo de la Expo de Bruselas de 1958, que representa un cristal de hierro agigantado, Brujas nos recibe con lluvia.

Es una ciudad pequeña situada al oeste de Bélgica cuyo mayor atractivo es pasear sus calles acompañadas en todo momento de canales. No en vano a Brugge (como se le denomina aquí) la llaman la venecia del norte. Caminando bajo una lluvia suave aunque incesante decidimos pararnos en una chocolateria encantadora encajonada entre la Catedral de San Salvador y la iglesia de Nuestra Señora. Abajo una tienda que parecía sacada de un cuento de Andersen y arriba una casa reestructurada para acoger al invitado que ansía un buen tazón de chocolate caliente.

Al día siguiente, y después de haber conocido a nuestro primer compañero viajero venido de tierras mexicanas y a la chica más guapa que recuerdo haber visto ponerme un café, dirigimos nuestro pasos hacia la ciudad de Gante. Pronto pudimos comprobar que también se la podría denominar como venecia, aunque dejaré el título en posesión de la primera ya que realmente los canales de ésta son en realidad la confluencia de dos ríos.

La capital de la provincia de Flandes Oriental es espectacular, hermosa por definición y más cuando pudimos gozar de su belleza en un día apacible. De hecho es la ciudad que más monumentos tiene en toda Bélgica, en su casco antiguo es imposible caminar sin dejar de mirar hacia arriba. Casas medievales perfectamente conservadas, la Catedral de San Bavón o el castillo de los condes de Flandes son sólo tres de los muchos ejemplos de la magia arquitectónica que alberga esta ciudad.

Sin solución de continuidad partimos a media tarde hacia nuestro destino nocturno, Amberes. Conocida mundialmente por ser uno de los mejores y más importantes puertos martítimos, destaca porque históricamente era aquí donde se traían los diamantes de los cuatro confines del planeta para ser tallados por los mejores artesanos de Europa. De hecho como nos cuentan nuestras dos nuevas acompañantes de habitación, Daniela y Kim, Amberes es un destino típico para ir de compras entre los jóvenes y no tan jóvenes de los Países Bajos. A falta de monumentos importantes, que alguno hay (veáse la Grote Markt) es de recibo saborear el plato típico de esta localidad, los mejillones. Servidos en cubos o en cazuelas y con varias formas de preparación, siempre, eso sí regados por la cerveza autóctona llamada De Koninck, son un delicioso regalo para el paladar.

La siguiente etapa de nuestro viaje nos lleva hasta Rotterdam con parada previa en Breda. La pequeña ciudad holandesa que retenemos en nuestra memoria por el famoso cuadro de "Las Lanzas" de Velázquez es encantadora y coqueta. La iglesia de Nuestra Señora y el castillo son sus dos monumentos más destacados, pero lo realmente bonito del lugar es que su centro histórico es totalmente peatonal y favorece el paseo del turista.

Y de la pequeña Breda nos fuimos a la enorme Rotterdam, la ciudad portuaria por excelencia de Europa. Una ciudad destruída practicamente en su totalidad durante la Segunda Guerra Mundial y que como es normal rebosa modernidad por los cuatro costados. La lluvia nos impidió concerla a fondo, pero pudimos ver lo poco que quedó en pié tras el paso de los bombarderos. Destacar sin duda el hostel en el que nos alojamos y al hostelero, un australiano loco al que solo le faltó unirse a nuestra partida de pocha. (Para el que le interese su nombre es simple ROOM)

Por fin tras nuestro periplo de tres días por los Países Bajos le llegaba el turno a Amsterdam y con tan buena suerte de que nada más llegar pillamos un Freetour que nos enseñó y explicó con gracia y salero, lo más importante de la ciudad. Así tuvimos tiempo más que de sobra para difrutar de las mieles de la ciudad del vicio para unos y de las libertades para otros. Os podría decir que visitáseis lo típico, pero como fijo que iréis al barrio rojo y a fumar petas a los coffee shops, sólo os recomiendo que busquéis The Pancake Bakery y probéis uno de los platos más ricos de Holanda. Eso sí procurad llegar antes de las 21:30 si es que vais a cenar porque a esa hora cierran la cocina y dejan de servir.

Alquilar una bicleta y recorrer sus calles no es tampoco ningún mal plan, así podréis ver el mercado de las flores, el de segunda mano, la zona de los museos donde se encuentra el de Van Gogh o ir a tomar unas cervezas al molino más grande de Holanda que se encuentra a las afueras de la ciudad. La ventaja de Amsterdam es que pese a ser la capital del país, no es un mamotreto imposible de recorrer, mas bien al contrario, es una ciudad relativamente pequeña que invita a ser paseada sobre todo si te pierdes por el tradicional barrio del Jordan.

Tras dos días abandonamos la capital para irnos al norte con destino Groningen. De camino es parada obligada el monumento a los trabajadores que hicieron un dique enorme para unir el sur de Holanda con el norte y ya de paso separar el mar del Norte del mar de Holanda, casi nada. El viento puede ser un incordio allí, pero merece la pena observar tan magnífica construcción. Ya en Groningen nos dimos cuenta de que a parte de pequeña, era una ciudad sin vidilla, así que casi casi fue un lugar de descanso previo al viaje de vuelta a Bruselas donde pasaríamos la última noche del viaje

Bruselas es la otra gran capital de los países bajos, ésta lo es de Bélgica, y tiene numerosos encantos. Sin duda la Grand Place es el más grandioso, sobre todo si tenéis la inmensa suerte que tuvimos de ver un espectáculo nocturno de luz y música que la hacen todavía más arrebatadoramente hermosa. También es reseñable la visita al otro monumento importante de la ciudad el Manneken Pis, un pequeño niño orinando que es símbolo de la ciudad, aunque existen también un perro y una niña que está justo en frente de la cervecería más grande de Bruselas, la Delirium Tremens, donde los nueve grados de su cerveza propia te hacen llegar al delirio tras tres o cuatro pintas. Casi tanto como los gofres o los músicos callejeros que te encuentras en cada esquina.

A buen seguro se me quedan muchas cosas en el tintero, pero simplemente he mencionado aquello que me quedó grabado en la retina. Como siempre digo, si queréis verlo, id!!

http://www.youtube.com/watch?v=a88t8Az1-yI

viernes, agosto 26, 2011

El segundón

El segundón se sienta en una mesa rodeado de gente pero no quiere destacar, se ha acostumbrado al refugio que la penumbra le proporciona y ha aprendido que salir a la luz es, a menudo, peligroso. Le pasa como al pavo real, que al lucir las plumas enseña aún más el trasero. Aún así, a veces la tentación se hace fuerte y sin pensarlo se muestra a pecho descubiero para, al final, como siempre, sentirse como el bufón de la corte o lo que es aún peor, como el tonto del pueblo.

El segundón no controla de temas trascendentales y ve películas que a los demás les parecen una bazofia porque no sabe o no quiere saber de guiones complejos y tramas enrevesadas, aunque también le gusten. De hecho no se atreve a calificar lo último que ha visto porque a buen seguro será una cinta sin sustancia, con unos actores pésimos y guiones simplones que no tienen ni pies ni cabeza, con escenas sin sentido y llenas de tópicos.

El segundón escucha música que le hace sentir cosas y le da igual si es de un estilo u otro pero tampoco le place que los demás escuchen "sus canciones" porque siempre son criticadas, ya sea por la simpleza de la letra o por tener pocos acordes, mal puestos y encima mal interpretados.
No quiere que le comprendan, sabe de sus rarezas, sólo pide que le respeten. De fiesta ya no sabe donde ir y se deja llevar por su condición de segundón hacia donde los demás le indican. Ha aprendido a no decir nada, total, para qué.

El segundón no lee libros de los catalogados "imprescindibles", simplemente lee lo que más le atrae ya sea historia medieval o novela de aventuras, y lo que los demás le recomiendan. Para él leer no es más que un pasatiempo que a muchos les parece culto y enriquecedor, pero que no por ello deja de ser un entretenimiento, por eso lee desde textos para la mente hasta textos para el corazón pasando por meras historietas y cuentos para...para nada, simplemente por que sí. Nunca se atrevería a decir que tal o cual libro es una mierda porque entiende lo difícil que es expresar sentimientos, describir situaciones o transportar a paisajes tomando como único vehículo la palabra escrita.

Por supuesto, para las chicas, el segundón pasa desapercibido, los protagonistas siempre son otros y él solo es el payaso de feria con el que echarse unas risas. Tomar cañas es su especialidad, escuchar lo que los demás le cuentan sobre sus problemas laborales y sentimentales. Ha evolucionado desde el café al alcohol del zumo de cebada, al menos así sus neuronas se atontonan un poco y duerme bien, sin meditar en su condición. Se da cuenta de la situación y ya se ríe de sí mismo. Como dice una canción de Delafé ríe por no llorar.

Pero una cosa buena tiene el segundón, tiene aguante. Acostumbrado a ser un perdedor se ha endurecido y tiene los huesos fuertes rodeados de carne de cañón. A veces relaja la tensión que su cuerpo mantiene de forma constante y entonces le golpea la dura realidad que le rodea, pero cada vez el dolor dura menos.

http://www.youtube.com/watch?v=bIhbmRFBngE&feature=related