sábado, febrero 20, 2010

Invierno

Salgo del instituto, el día ha sido fructífero: una práctica casi improvisada que ha salido a la perfección y un par de clases en las que he sentido como mis alumnos se entereban de todo pese a la complejidad de la materia en 2º de bachillerato. Todavía es pronto, los viernes acabo antes con el fin de viajar a León, pero este fin de semana me quedo en San Leonardo, así que emprendo el paseo hasta mi casa con calma. Pese a que el sol brilla en lo alto, el frío golpea la cara y los músculos faciales se tensan.

Bajo la cuesta y me recreo observando como del pinar que hay en la colina de enfrente sale un bando de rabilargos que cruza delante de mis congeladas narices. Trato de contarlos, pero me distraigo con sus destellos azules en vuelo. Al menos hay quince y todavía escucho a algún rezagado en los pinos. El rumor del arrolluelo crecido tras las últimas nevadas llega a mis oídos a la par que el canto de alarma de un carbonero común, que desde lo alto de los chopos me observa oculto a mis ojos.

Atravieso el pequeño puente y tras dar unos cuantos pasos, de los escaramujos desnudos que hay a mi vera, me llega el sonido inconfundible de un verdecillo. Su canto largo y fluctuante le delata y no tardo en encontrar su silueta posada en una ramita con esos brillos amarillos y verdes tan característicos. Siempre he asociado este animal a la primavera, a los días en los que puedes salir de casa con una cazadora fina o incluso sólo con un jersecillo. De hecho en ese momento dudo de si este ave es migratoria o no, yo pienso que sí, que sube al norte con los calores de abril, pero no estoy seguro.

La alegría de encontrar indicios faunísticos del final del invierno no es tal, puesto que no puedo evitar indagar sobre este pajarillo. Al parecer es una especie sedentaria, aunque más abundante en territorios con características más mediterráneas de las que se pueden encontrar en este pueblo. Realiza pequeñas migraciones dentro de nuestro país y eso sí, sube hacia Europa central durante la época de cría, pero sí que se le puede ver en otoño e invierno. De hecho se han datado bandos numerosos en diversas zonas de España durante estas épocas.
Para colmo de males esta mañana cuando me he levantado de la cama para estudiar, me he encontrado con este paisaje al abrir la persiana. La nieve ha hecho una estelar aparición como queriéndome recordar que todavía falta para que llegue la primavera. En fin, esperaré a que lleguen las golondrinas.

Hoy clásica:
http://www.youtube.com/watch?v=Wi06dukrRXs

lunes, febrero 15, 2010

El nuevo léxico carnavalesco

De todos son conocidos los carnavales de Canarias, con sus deslumbrantes vestidos portados por bellísimas mujeres, o los de Cádiz, amenizados con la gracia y el salero de las chirigotas que hacen repaso de forma socarrona a lo acontecido durante el año anterior. Eso aquí, pero repercusión mundial alcanzan los de Brasil donde el carnaval es casi una religión, sobre todo, al bailar dentro del sambódromo de Río en el cual los danzantes alcanzan el éxtasis.

Sin embargo hay otro tipo de celebraciones en estas fechas, que no aparecen tanto en los medios de comunicación, y que nos tocan muy de cerca. Antes de continuar he de reconocer que soy un verdadero analfabeto en cuanto a estas tradiciones se refiere, pero en mi afán de enriquecimiento cultural he aprendido algunas cosas. Lo primero que me llama la atención de estos carnavales es que tienen una denominación y un lenguaje propios. En la mayoría de las fuentes en las que he consultado se les llama "Antruejos" y parece ser que se remontan a épocas pre-romanas y en nuestra provincia (León para los no asiduos) existen varios antruejos diferentes, con personajes diversos de nombres desconocidos para mí hasta la fecha.

Son famosos los de Alija del Infantado en los que el bien y el mal se enfrentan en una lucha encarnizada por el dominio de la villa, encarnados en dos tribus: los jurrus y los birrias. Los jurrus representan una tribu salvaje y maléfica que con enormes pinzas de madera "jurrean" a todo el que se ponga por delante. Éstos seres quieren hacerse con el control de la villa encabezados por el gran Jurru, pero a su encuentro salen los birrias, otra tribu salvaje, pero converida a la causa de Doña Cuaresma (señora de Alija) que desde lo alto del Castillo de Pimentel contempla la escena. Al final los birrias se imponen y la paz reina durante un año más en el pueblo.

Otros Antruejos famosos son los de Llamas de la Ribera en los que los guirrios danzan por las calles junto a las madamas. Al parecer los guirrios también se remontan muy atrás en el tiempo, antes de la dominación romana y no se sabe muy bien su origen, pero yo me quedo con una de las explicaciones que he encontrado, por la parte que me toca, y es que son una representación de los viejos mitos griegos y romanos del Silvano y del Fauno que corrían tras las doncellas para volverlas fecundas.

En los pueblos de la alta montaña leonesa como Riaño y toda su comarca, se celebra el Antruido (también llamado Mojiganga) otra celebración antiquísima y con personajes de curiosos nombres. La fiesta anunciaba el fin del invierno y la cercanía del equinoccio de primavera y en ella participan: la vieja (símbolo del año que se va), el oso (símbolo del mal), el ciego (personaje literario tradicional), las damas que simbolizan la fertilidad y los más curiosos de todos, los zamarrones que ataviados con una máscara con cuernos, zamarra, polainas, cencerros y madreñas tocan su turullo al viento tratando de ahuyentar a los malos espíritus.

Supongo que me dejo muchas localidades y tradiciones en el tintero, pero simplemente quería hacer una aproximación a estas celebraciones de carnaval tan particulares y propias de nuestra región. Que me perdonen los bañezanos por no haberles mencionado, pero sus carnavales ya tienen fama suficiente y hay que dar difusión a otros. En cualquier caso, prometo que intentaré informarme mejor de dichos actos para el año que viene y por qué no, asistir a alguno de ellos en directo.

Os dejo con Capercaille, mito viviente del celta escocés:
http://www.youtube.com/watch?v=DMyfl66C4yc&feature=related


domingo, febrero 07, 2010

San Blas

Recuerdo a mi abuela de mil maneras diferentes, enseñándome a leer y a escribir en la galería de la casa vieja, contándome cuéntos y fábulas tradicionales, asando castañas e incluso tirándome el chupete a la lumbre cuando ya "era demasiado mayor para andar con eso en la boca". Pero estos días la ha vuelto a mis pensamientos por otra de sus características, conocía todos los refranes habidos y por haber, y me los iba enseñando poco a poco explicándome con paciencia su significado.

Uno de los primeros que aprendí era éste: "por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves" y lo enlazaba con otro: "año de nieves, año de bienes" Hoy en día esta sabiduría popular ha quedado obsoleta en muchas localidades españolas donde las cigüeñas ya no migran. Tienen el alimento necesario en los vertederos, y los inviernos ya no son tan duros como antaño. Por tanto, pueden críar a sus pollos sin necesidad de irse al Sáhara cuando aquí el frío te parte los huesos. Se han establecido como especies sedentarias en tejados, líneas de alta tensión y campanarios formando parte del paisaje de pueblos y ciudades.

Si bien el refrán ha quedado obsoleto, las tradiciones de la festividad de San Blas siguen muy en boga en el pueblo en el que actualmente vivo (supongo que en muchos otros también) Aquí, en San Leonardo de Yagüe, la fiesta comienza un día antes, con Nuestra señora de las Candelas en la que lo típico es ir al teatro a ver una comedia representada por los propios vecinos, mientras te pones hasta las patas de torta, chorizo y vino. Pero el día grande es el 3 de febrero, San Blas. Ese día la gente se pone guapa, viste sus mejores galas y sale a la calle a disfrutar de las tradiciones.

La mañana comienza con la misa y los danzantes bailando "el paloteo" dentro de la iglesia. Baile que tuve la oportunidad de contemplar en primera fila, gracias a la amabilidad de unos autóctonos (como yo los llamo) que ya se han convertido en compañeros y amiguetes. Me dejaron una capa salmantina y pude entrar hasta el altar donde los danzantes bailan para el santo. Tras los bailes la virgen de las Candelas y San Blas son portados a hombros hasta la hermita de éste último. Mientras la procesión avanza las mujeres ataviadas con el traje típico de serrana bailan una jota marcha atrás para no perderle la cara al santo. En dicha jota acaba participando todo el mundo y hasta éste que teclea, que no tiene ni pajolera idea de bailar jotas, se animó.

Por último hay que besar la reliquia de San Blas. Dicen que protege y cura de los males de garganta y por extensión de todo lo que tenga que ver con el aparato respiratorio. No soy demasiado creyente, pero después de todo lo que he pasado, y teniendo la profesión que tengo, en la que la voz es mi instrumento de trabajo, no está de más recurrir a todo tipo de ayuda, incluso divina.

El día culmina con el café de San Blas y con berbena de tarde y berbena de noche. Entre una y otra se sigue otra tradición muy arraigada por estas tierras, comer y beber a base de bien. Esta gente es amante del buen yantar y en cualquier sitio al que te sientes para llenar el buche disfrutas de una buena comida y de un buen vino. Así que yo, con mi propósito de integrarme en la vida del pueblo, cene como un señor un buen solomillo, haciendo un brindis interno, eso sí, por mi abuela, esté donde esté.

Hoy os dejo con el baile del paloteo, aunque no es lo mismo que verlo en directo. Aguantad hasta el final, espero que os guste: http://www.youtube.com/watch?v=4L1hITb_vD0

P.D. A desde la sombra: No me importa que pongas enlace, aunque sigo sin saber quien eres.