lunes, diciembre 24, 2007

Mía Sarah

Estuvo a penas una semana en las carteleras de León y fue prácticamente imposible encontarla en videoclub alguno. Mía Sarah es una de tantas buenas películas españolas que pasa sin pena ni gloria por las salas de cine. Recuerdo cuando ví el trailer acompañado de mi amiga Zaida que quise verla en el momento. El reparto era espectacular y la historia parecía buena. Pues bien, ayer con un regalo navideño apareció en la lista de películas gratuitas que se pueden ver en los canales de Ojo (de la empresa Ono)

Sin dudarlo me preparé un sandwich y me dispuse a visionarla encerrado en el salón. Después de casi dos horas mi corazón había vivido un amplio numero de sensaciones, ya que este film cuenta una historia de personas normales, nada de superhombres americanos capaces de tumbar con una patada voladora imposible a tres villanos. En ella se reúnen de nuevo los actores protagonistas de La Lengua de las Mariposas, de la cual ya os he hablado. Manuel Lozano, el niño, que en esta pelicula ya crecidito encarna a Samuel, no lo hace mal y conserva esa mirada curiosa e inocente. Pero sin duda Fernando Fernán Gómez, por el que siento una especial debilidad, realiza una interpretación impresionante como secundario de lujo metiéndose en el papel de abuelo del chaval y escritor de renombre. Completan el reparto Daniel Guzmán y la guapísima Verónica Sánchez que con su sonrisa en plano corto hipnotiza al que está sentado en la butaca.

La historia en sí se basa en la agorafobia que sufre Samuel, y como junto con su abuelo traman diversas tretas para que los psicólogos que van a tratarle salgan espantados de la casa. Hasta que aparece uno con un método nuevo (Daniel Guzmán) el cual acabará enamorándose de la hermana mayor de Samuel (Verónica Sánchez), pero no os cuento más que tenéis que verla. Mención a parte merece la banda sonora que mezcla temas instrumentales con canciones tan bonitas como Call of the Search de Katie Melua (otra de mis debilidades)

Algunos me diréis que es una pastelada, pero lo realmente importante son las conversaciones entre abuelo y nieto que dejan una serie de frases y mensajes sobre los cuales reflexionar después. En fin, una película de diálogos que te hace pensar. Algo muy complicado hoy en día donde el cine esta lleno de mamarrachadas llenas de efectos especiales y mierdas pinchadas en un palo que no valen nada más que para pasar el rato si eres capaz de aguantar semejante gilipollez (veáse Transformers, por poner un ejemplo) Una pena que películas como Mía Sarah no tengan más repercusión en los medios y que caigan en el olvido en detrimento de estos esperpentos.

Os recomiendo que la veáis y me comentéis que os parece. Los que tenéis Ono la tenéis GRATIS en el apartado de cine gratis de Ojo (creo que hasta marzo), y los que no tenéis contratada esta empresa quedad con un amigo/a que lo tenga, que las navidades están para pasarlas con las personas que más quieres.

martes, diciembre 18, 2007

Comunicación verbal e internet

El otro día fui a una cafetería que hay detrás de la Catedral. No recuerdo como se llama el local en cuestión, para mí siempre será el Bambú, aunque ahora parece ser que ha cambiado de dueños y de costumbres. Resulta que se ha modernizado, todo el mobiliario tiene un brillo metálico, muy chic y muy de diseño que diría Boris Izaguirre, pero a mí me resulta frío y muy poco acogedor.

El caso es que estaba allí sentado tomando un capuccino en muy buena compañía y mientras hablabamos de nuestras cosas me sorprendió que había personas que estaban sentadas solas mirando la pantalla de su ordenador portátil. Pregunté que era lo que pasaba y me informaron de que la cafetería era tan moderna que tenía conexión wifi. Esto es, para los que como yo estamos empezando a familiarizarnos con el mundo tecnológico, que te puedes conectar a internet sin necesidad de cables ni nada, simplemente con tu ordenador portátil.

Un profundo recuerdo invadió entonces mis pensamientos: las tardes sentado junto a mis amigos frente a un café, una caña o algo más fuerte si la situación lo requería. Tardes en las que los problemas se hacían menos problemas al compartirlos y las alegrías, por la misma causa, se hacían dobles. Tardes en las que "quedar para hablarlo" con una chica suponía el comienzo de un "royo con una tía" o justo lo contario, el final.

En fin, será la añoranza de aquellas tardes o vete tu a saber qué, pero el caso es que me dió pena ver a aquella gente solitaria en su silla de diseño. Comunicándose con otras personas sin ver los gestos de la cara, los de las manos, sin ver los ojos, sin abrir la boca expresándose somplemente a través de una máquina. Siempre digo que no me gusta tratar temas serios por ese medio de comunicación tan usado que es el messenger y es precisamente por eso, porque se pierde la cercanía, el calor y la expresividad.

Un motivo más para llevarme mal con la dichosa tecnología

miércoles, diciembre 12, 2007

Canciones que ya no duelen

Me sorprendo a mí mismo ecuchando una canción. No solo eso, la estoy cantando a grito pelao. El día ha sido largo y aburrido, una de esas jornadas de estudio intensivo en las que no despegas la vista de los apuntes durante horas y horas. Con el culo aplanado de estar tanto tiempo sentado, me he levantado y me he puesto a cantar y a bailar como un poseso. Esto no es raro en mí, de hecho es bastante común ya que es una manera que tengo de desestresar y desentumecer los músculos. Lo realmente extraño es que sea con esta canción: "Una foto en blanco y negro" del Canto del Loco.

No le tengo un aprecio especial a este grupo, pero reconozco que esta canción me ha marcado bastante. Hace un tiempo era incapaz a escucharla sin que al menos mi corazón sufriera una sacudida, como un electroshock, mal de amores ya sabéis. ¡Cómo no! resultó ser la canción más pinchada en la radio, y en los bares y pubs de León durante una temporada bastante larga (o al menos eso me parecía a mí). Salir de fiesta con mis amigos y escucharla era como recibir una patada en los mismísimos huevos, así que en muchas ocasiones tomaba la determinación de salir del local en cuestión durante unos minutos hasta que otra canción pachanguera sustituyera a esta.

Después de un tiempo y gracias a un buen amigo y a un verano que cambió mi vida por completo volví a escucharla. Aquella vez lo hice de mil maneras: sentado, tumbado, tomando el sol y rodeado de niños en el campamento, pero los sentimientos seguían aflorando. Alex me obligó a escucharla una y otra vez hasta que empecé a pasar de ella poco a poco. Al principio solo escuchaba pequeños fragmentos, pero a fuerza de insistir la completé. Hasta que ha llegado el momento en que no sólo la escucho si no que la canto y la bailo.

En fin, quizá sea que el tiempo cura todas las heridas o la insistencia de un amigo, o que como dice el refrán un clavo saca a otro clavo. En cualquier caso, una canción que ya no duele. No está mal!

jueves, diciembre 06, 2007

Fósiles y pensamientos

Esta semana he estudiado un tema para la oposición que particularmente me apasiona, pero que me ha dejado con un cierto mal sabor de boca. El tema en cuestión abarca la historia geológica de la Tierra, pero por lo que realmente me gusta es por el segundo epígrafe que incluye a la fauna y la flora fósiles. Cuando era pequeño y se estrenó Jurass¡c Park (Parque Jurásico para los de Openning) que supuso una auténtica revolución en mi pequeño mundo, me interesé por el mundo de los fósiles y desde entonces no he perdido ese interés por conocer las fantáticas criaturas que pobleron la Tierra antes que nosotros.

Al principio, como es obvio, los dinosaurios eran la mayor atracción ya que era muy sencillo encontrar reproducciones de tiranosaurios, braquiosaurios o velociraptores en cromos, fotografías e incluso en exposiciones itinerantes con imágenes a escala. Hasta algunas de ellas incluso se movían y rugían, todo un espectáculo para un niño.

Con el paso de los años esa curiosidad por descubrir la historia zoológica más remota me ha llevado a leer algún que otro artículo, y algún libro del hombre de referencia en estos asuntos, Stephen Jay Gould. Incluso he cursado una asignatura de Paleontología en la carrera. Con ella he descubierto la enorme diversidad faunística que se creó en el Cámbrico y la gran extinción de finales del Pérmico. También a valorar más el clima y a apreciar como sus fluctuaciones a nivel global e incluso agentes externos como los meteoritos, han regulado la existencia de unas y otras especies.

Últimamente mis mayores esfuerzos lectores y de enriquecimiento cultural para satisfacer mis ansias de respuestas me han llevado a centarme en la historia del hombre. Su evolución es apasionante, la capacidad de adaptación a distintos ambientes gracias al desarrollo de un órgano hasta entonces olvidado, el cerebro y todas las consecuencias de ese desarrollo. La crecaión de las primeras sociedades, el descubrimiento del lenguaje y de la cultura. En fin, tantas cosas que nos hacen seres humanos.Y como os decía, pese a lo apasionante del tema (al menos para mí) me ha dejado un mal sabor de boca. Dicen que estamos ante la siguiente gran extinción y que una sola especie la está provocando. El planeta sufre por nuestra culpa, somos "su cáncer". Lo curioso es que las anteriores grandes extinciones no las han producido los seres vivos, a excepción quizá de las primeras cianofíceas que cambiaron la composición de la atmósfera dotándola de oxígeno y por tanto de un carácter altamente oxidante y tóxico para los organismos que vivían en ella. Pero nosotros hemos desarrollado nuestros cerebros, somos inteligentes, no somos unas minúsculas cianofíceas. Podemos cambiar las tornas o si no estaremos abocados a la extinción. Y como decía Miguel Delibes de Castro en un artículo que ya he comentado en este blog, no podemos pensar que acabaremos con la Tierra, ella se resarcirá igual que lo ha hecho otras veces a lo largo de su singladura, la cuestión es ¿sobreviviremos nosotros?