Edimburgo es una ciudad de cuento, no se puede resumir de otra manera. La capital de Escocia enamora por su casco antiguo plagado de historia y leyendas que surgen de un espectacular castillo situado encima de una roca volánica y descienden hasta el palacio de una reina que tuvo gran poder y que murió ejecutada. Una ciudad de cuento sí, pero yo no he dicho que tipo de cuento. El clima es particularmente lluvioso y nublado la mayor parte del año, lo cual da cierta personalidad oscura al entramado de calles y callejones. Algunos de ellos desembocan además en cementerios como el de Greyfriars o el de Calton Hill cuyas lápidas torcidas, caídas y rotas unidas a las rejas clavadas al suelo que impedían que los ladrones de tumbas se llevasen los cuerpos, le otorgan un carácter ciertamente lúgubre y misterioso. Son muchas las historias de fantasmas y brujas que allí me contaron, al calor de una pinta en un pub, escuchando música tradicional celta o simplemente leyendo en alguna de las...
Cuando terminé la carrera y uno de los pocos profesores que me enseñaron de verdad a entender y amar la biología se acercó a mí para ofrecerme hacer una tesis doctoral con él. No sabía lo que se me iba a venir encima. Hubo gente, compañeros y compañeras de clase, que automáticamente me retiraron la palabra. Otros me daban palmaditas en la espalda al tener al alcance de la mano uno de los objetivos más cotizados dentro de la vida universitaria. Yo, dentro de mi inconsciencia habitual, simplemente no entendía nada, ni unas reacciones ni otras. Todo empezó muy bien. Solicité una beca al ministerio, otra a la Junta de Castilla y León y otra, creo recordar, a la Diputación de León. Con las expectativas muy altas, debido a que mi tesis se alojaría dentro de un macroproyecto de investigación concedido a la Universidad de León, comencé los muestreos de campo. Me estaba dedicando a lo que más me gustaba y, aunque tenía que estar en el los sembrados con el alba para censar aves y me pasaba ...
Comenzó el mes de abril, para los seguidores del grupo de rock La Fuga, sin duda, un mes horrible y maldito que no te deja ser feliz. Para mí, un mes en el que me ha tocado vivir uno de los cambios más bruscos de mi vida. Tras dejar atrás el Vela Zanetti y quedarme con unos hermosos recuerdos que jamás olvidaré, me había hecho a la idea de que no iba a volver a trabajar hasta después de las anheladas vacaciones de Semana Sa nta. Pero el mes de abril es caprichoso, una lluvia torrencial puede caer tras unas horas de sol abrasador, y eso fue lo que ocurrió. Tuve que salir pitando a Burgos para cubrir una baja en el Bachillerato nocturno y mientras conducía por la autovía iba cavilando qué iba a hacer con mi vida durante este maldito mes. Las clases post meridian tienen sus ventajas, al menos sobre el papel. Hay muy pocos alumnos por clase y aquellos que asisten lo hacen porque realmente les interesa la materia, con lo cual, los problemas de disciplina no son habituales. Por contra, las ...
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