Edimburgo es una ciudad de cuento, no se puede resumir de otra manera. La capital de Escocia enamora por su casco antiguo plagado de historia y leyendas que surgen de un espectacular castillo situado encima de una roca volánica y descienden hasta el palacio de una reina que tuvo gran poder y que murió ejecutada. Una ciudad de cuento sí, pero yo no he dicho que tipo de cuento. El clima es particularmente lluvioso y nublado la mayor parte del año, lo cual da cierta personalidad oscura al entramado de calles y callejones. Algunos de ellos desembocan además en cementerios como el de Greyfriars o el de Calton Hill cuyas lápidas torcidas, caídas y rotas unidas a las rejas clavadas al suelo que impedían que los ladrones de tumbas se llevasen los cuerpos, le otorgan un carácter ciertamente lúgubre y misterioso. Son muchas las historias de fantasmas y brujas que allí me contaron, al calor de una pinta en un pub, escuchando música tradicional celta o simplemente leyendo en alguna de las...
Cuando terminé la carrera y uno de los pocos profesores que me enseñaron de verdad a entender y amar la biología se acercó a mí para ofrecerme hacer una tesis doctoral con él. No sabía lo que se me iba a venir encima. Hubo gente, compañeros y compañeras de clase, que automáticamente me retiraron la palabra. Otros me daban palmaditas en la espalda al tener al alcance de la mano uno de los objetivos más cotizados dentro de la vida universitaria. Yo, dentro de mi inconsciencia habitual, simplemente no entendía nada, ni unas reacciones ni otras. Todo empezó muy bien. Solicité una beca al ministerio, otra a la Junta de Castilla y León y otra, creo recordar, a la Diputación de León. Con las expectativas muy altas, debido a que mi tesis se alojaría dentro de un macroproyecto de investigación concedido a la Universidad de León, comencé los muestreos de campo. Me estaba dedicando a lo que más me gustaba y, aunque tenía que estar en el los sembrados con el alba para censar aves y me pasaba ...
Terminaba la última entrada de esta bitácora reflexionando acerca de la situación actual de la universidad en España, tomando como ejemplo a una universidad pequeña como es la de León. No es demasiado complejo comprobar que el porcentaje de endogamia dentro de las facultades es muy elevado. Fácilmente encontramos matrimonios, parejas que no han pasado por la vicaría, padres e hijos, primos, cuñados y toda una retahíla de familiares de sangre o putativos. Famoso es el caso de un profesor de Geomorfología el cual, no contento con tener en el mismo departamento a su esposa, tenía a su ex y a la que todos los rumores señalaban como su actual amante. Cual jeque árabe mantenía un harén de mujeres bajo el manto de su posición dominante dentro del departamento ya que, por supuesto, en el machismo reinante él era el jefe. No digo yo que el roce no haga el cariño (aunque muchas veces hace rozaduras) y más cuando se pasan muchas horas de investigación en el laboratorio o en el campo, c...
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