lunes, noviembre 24, 2008

Levantar el vuelo

¿No os ha pasado alguna vez que tenéis un vasito mental en el cual habéis ido acumulando gotitas en forma de pensamientos acerca de un tema y sólo le falta una gotita más para rebosar? Si hombre, álguna reflexión profunda que se ha ido fraguando poco a poco en vuestros cerebros, algo complejo de admitir o de asimilar. Una introspección que plantea una hipótesis difícil de corroborar por uno mismo y a la cual sólamente le falta un pequeño aporte externo para poder lograr llegar a una conclusión contundente.

Ayer me ocurrió algo así, estaba hablando con mi amiga Zai (alias "la chungui") a la cual tengo considerada como una hermana más. Una chica que me escucha, a la que escucho, que me aconseja y me quiere con ese amor fraternal tan complicado de explicar cuando se produce entre hombres y mujeres que no son familiares. El caso es que al terminar nuestra conversación por este mundo de las ondas internautas me dí cuenta de que en mi correo electrónico había un mensaje que ella me había enviado durante nuestro diálogo.

El mensaje en cuestión explicaba una simple regla que debería regir nuestras vidas, la regla del 10/90. Viene a decir que sólo el 10% de lo que nos ocurre lo hace de una forma azarosa, es decir, no tenemos ningún tipo de control sobre ello y el 90% restante nos ocurre en base a la manera de reaccionar que tenemos ante ese 10%.

Hace tiempo que procuro ver el lado positivo a todas las situaciones que me ocurren en la vida, pero en ocasiones se me hace muy cuesta arriba, de modo que se convierte en una misión poco más que imposible. De hecho hablando con Zai me dí cuenta de que hay una faceta en mi vida en la cual no soy capaz vislumbrar atisbo de positividad por ningún sitio, por supuesto es el plano sentimental. Hace tiempo que he asumido que tengo un problema a este respecto y eso me impedía salir del atolladero. Mi vasito se había llenado de pensamientos que me indicaban la salida, pero no me lo creía o no lo quería ver. Necesitaba la gotita de mi chungui para abrir los ojos y ver que con problema y todo, mi reacción ante el mismo es importante y que el handicap en cuestión sólo cuenta el 10%, la forma de enfrentarlo, el 90% restante.


Así que como dice la canción que hoy os dejo como enlace, he decidido, al igual que el ave que renace, levantar el vuelo. Espero que os guste:
http://es.youtube.com/watch?v=HvBn_tGQUMY

martes, noviembre 18, 2008

Amigos y espichas

Pues sí sigo con mi aventura arandina. De nuevo tras unos días de incertidumbre, en un acto que se ha convertido para mí en algo practicamente cotidiano, recibí la llamada de la mujer a la qe sustituyo diciéndome que le proprrogaban la baja al menos hasta el 30 de noviembre. Así que continuo con mis clases y con mi estancia en un "piso de profesores". Pero hoy no escribo para contaros esto, sino algo mucho más importante.

El caso es que mi amigo Beto me llamó la semana pasada para decirme que iba a subir a León desde tierras gaditanas, que es donde él trabaja como maehhhtrro (así es como le llaman allí a nuestro oficio), para ver a la familia y por supuesto a los amigos. Me propuso además asistir a la espicha de biología que casualmente coincidía en fechas con su escapadita norteña, y me puso los dientes largos recordando lo bien que nos lo pasábamos cuando todavía íbamos a la facultad. Terminó de convencerme al recordarme las tardes de sol agarrados a un botella de cerveza (calimocho o sidra) y rodeados de amigos.
El jueves estaba en León como un clavo y sin dudarlo ni un instante me fui a la campa de veterinaria para celebrar que volvíamos a juntarnos en una fiesta universitaria. Javi, Beto y el que firma nos bebimos hasta el agua de los floreros y con nuestro baivén borracheril nos dirigimos a cenar con el resto de amigos que por incompatibilidad laboral no habían podido asistir a la espicha.

La cena transcurrió sin mayores sobresaltos, ésta vez Chely no dió la brasa a la camarera, básicamente porque no había, bien es cierto. Corrieron el vino y las viandas por nuestros gaznates y culminamos el banquete con un buen chupito de orujo de hierbas que es lo mejor para hacer la digestión. Tras ello y para agotar el bote tomamos un par de chupitos como calentamiento para las copas varias que caerían más tarde. Cerramos todos los bares y entre abrazo fraternal y abrazo fraternal recordamos a dos amigos que faltaban, Óscar y Álvaro. Brindamos por ellos y continuamos bebiendo, las mujeres no importaban, de hecho la inmensa mayoria de mis amigos tienen novia y los que no la tenemos pasabamos olímpicamente del sexo femenino en una noche como esa, consagrada a la amistad.
Al final quedamos los de siempre, los putos borrachos, Chely, Beto y yo. El primero de los tres en caer fuí yo, la caminata hasta mi casa es larga y como siempre debía hacerla sólo. Pero esta vez, a diferencia de la mayoría de las veces, la tristeza no se apoderó de mí por encontrarme tan sólo, mas bien al contrario, un sentimiento de alegría me golpeaba el corazón, un sentimiento que, como dice la canción de Bumbury, me hizo ver que nada puede hacerme daño con mis amigos.

Para los que no la conozcáis esta es la canción es esta:



domingo, noviembre 09, 2008

Cambios

Tras la borágine electoral, esta semana por fin se ha votado en los Estados Unidos de América y por primera vez un hombre negro será su presidente. Debido a ello, muchos han sido los tópicos que las diferentes televisiones de nuestro país han utilizado para describir este hecho: "jornada histórica", "grabado en la historia", etc...Lo cierto es que sí, sin duda es un cambio histórico, un cambio que refleja la evolución de una sociedad en la que las diferencias entre razas se van quedando poco a poco obsoletas. Como rezaba el slogan de campaña, este es el cambio que necesitaba el país ("Change we need") Quizá sea para bien, o quizá sea para mal, lo único que parece importante es que, por lo menos, se ha producido un cambio.

Pues bien, en esta semana yo también he vivido un cambio, no tan importante para el mundo como el de las elecciones norteamericanas, pero sí importante para mi pequeño universo. Después de pasarme algo más de un mes refugiado en casa de mi amiga Bea, la cual muy amablemente me ofreció la habitación de su hermano para vivir el mes que iba a estar trabajando en Aranda. Después de pasar algún que otro mal rato con las dichosas prórrogas de baja que no terminaban de llegar y de aburrir a mi compañera de casa con mis agobios. Después de avisarme en el último momento de la última de esas prórrogas y de conocer que iba a estar más tiempo del previsto trabajando como docente en esta localidad burgalesa. Después de todo ello, esta semana me he cambiado de casa. Ahora comparto vivienda con otros dos profesores del instituto.

Todo es nuevo para mí y ya he hecho de mi habitación mi pequeño refugio. He puesto la bandera de Irlanda que me dejó Javi como colcha, he orientado la cama y el resto de los muebles a mi gusto y he encendido incienso para que huela como a mí me gusta. Comienza así una nueva experiencia y eso me encanta porque sólo así se enriquece una persona, llenando su vida de nuevas experiencias. Aún así no consigo sentirme del todo agusto. Quizá sea porque yo soy de otra manera, me gusta relacionarme con la gente y por desgracia para mí, mis dos compañeros tienen sus vidas personales ya muy definidas, lo cual implica que se dejen de líos y vayan cada uno a su bola. Yo por mi parte les entiendo perfectamente y procuro no preocuparme demasiado porque es posible que este jueves día 13 ya esté de vuelta en León ya que se me termina la baja, o quizá no. Todo está muy en el aire porque mañana la mujer a la que sustituyo va al médico para saber si la prorrogan o no y no sé que ocurrirá.
La semana que viene os lo cuento.

Hoy os dejo con una de los Rodríguez, me gustan mucho las estrofas, aunque no tanto el estribillo
http://es.youtube.com/watch?v=qpfMFyJlUt4