martes, noviembre 18, 2008

Amigos y espichas

Pues sí sigo con mi aventura arandina. De nuevo tras unos días de incertidumbre, en un acto que se ha convertido para mí en algo practicamente cotidiano, recibí la llamada de la mujer a la qe sustituyo diciéndome que le proprrogaban la baja al menos hasta el 30 de noviembre. Así que continuo con mis clases y con mi estancia en un "piso de profesores". Pero hoy no escribo para contaros esto, sino algo mucho más importante.

El caso es que mi amigo Beto me llamó la semana pasada para decirme que iba a subir a León desde tierras gaditanas, que es donde él trabaja como maehhhtrro (así es como le llaman allí a nuestro oficio), para ver a la familia y por supuesto a los amigos. Me propuso además asistir a la espicha de biología que casualmente coincidía en fechas con su escapadita norteña, y me puso los dientes largos recordando lo bien que nos lo pasábamos cuando todavía íbamos a la facultad. Terminó de convencerme al recordarme las tardes de sol agarrados a un botella de cerveza (calimocho o sidra) y rodeados de amigos.
El jueves estaba en León como un clavo y sin dudarlo ni un instante me fui a la campa de veterinaria para celebrar que volvíamos a juntarnos en una fiesta universitaria. Javi, Beto y el que firma nos bebimos hasta el agua de los floreros y con nuestro baivén borracheril nos dirigimos a cenar con el resto de amigos que por incompatibilidad laboral no habían podido asistir a la espicha.

La cena transcurrió sin mayores sobresaltos, ésta vez Chely no dió la brasa a la camarera, básicamente porque no había, bien es cierto. Corrieron el vino y las viandas por nuestros gaznates y culminamos el banquete con un buen chupito de orujo de hierbas que es lo mejor para hacer la digestión. Tras ello y para agotar el bote tomamos un par de chupitos como calentamiento para las copas varias que caerían más tarde. Cerramos todos los bares y entre abrazo fraternal y abrazo fraternal recordamos a dos amigos que faltaban, Óscar y Álvaro. Brindamos por ellos y continuamos bebiendo, las mujeres no importaban, de hecho la inmensa mayoria de mis amigos tienen novia y los que no la tenemos pasabamos olímpicamente del sexo femenino en una noche como esa, consagrada a la amistad.
Al final quedamos los de siempre, los putos borrachos, Chely, Beto y yo. El primero de los tres en caer fuí yo, la caminata hasta mi casa es larga y como siempre debía hacerla sólo. Pero esta vez, a diferencia de la mayoría de las veces, la tristeza no se apoderó de mí por encontrarme tan sólo, mas bien al contrario, un sentimiento de alegría me golpeaba el corazón, un sentimiento que, como dice la canción de Bumbury, me hizo ver que nada puede hacerme daño con mis amigos.

Para los que no la conozcáis esta es la canción es esta:



1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BONITO!!!!!!!! jajajaja
Ostiaaaaaa que bien me lo pasé!!!!
Y encima, acabo de enterarme que sobró dinero de la cena y que fue el que nos bebimos en la chupitería jajajaj
De verdad que me he emocionado leyendo esto :D Que grande sos!!!
Un besi...Beto