martes, diciembre 30, 2008

Déjà vu

Hace unos años tenía ganas e trabajar de biólogo, o más bien de bichólogo, como me gusta decir a mí, así que decidí apuntarme a unas prácticas no remuneradas en un centro de recuperación cualquiera, me daba igual. Por suerte me tocó uno bastante cerca, en Luarca (Asturias), pero era un centro de especies marinas y hombre, para un chico de interior como yo aquel era un mundo un poco lejano. De todas maneras no me amedrenté y me fuí para allá dispuesto a aprender todo lo posible.

Lo bueno de CEPESMA, que así es como se llama el centro, es que trabaja con todo tipo de animales, desde tortugas hasta mamíferos marinos, pasando por los famosos calamares gigantes. Y entre ellos una parte importante del volumen de fauna que entra herida en la fundación son aves, y ese sí que es mi fuerte. No en vano, en las que encontré fisgando entre los archivos pude comprobar que, durante el desastre del Prestige, la mayoría de animales recuperados eran pájaros: araos, gaviotas, alcas, pardelas, alcatraces, paíños y cormoranes.

El trabajo se fue haciendo poco a poco muy entretenido ya que gran parte de mis labores estaban más relacionadas con la veterinaria que con la biología. Aprendí a sondar una pardela, a alimentar a un cárabo, a poner inyecciones a una tortuga... Y en esas estaba cuando una llamada me alertó de que tenía que ir a buscar a una curuxa a un pueblo cercano. Yo no sabía lo que era una curuxa pero cogí la furgoneta y me fuí rapidamente a por ella.

Al cabo de un ratito ya la tenía entre mis manos y rápidamente identifiqué aquella rapaz de tez y panza blancas, con las alas moteadas y amarillentas, era una lechuza preciosa. Aparentemente estaba bien, las alas no tenían ningún daño, ni las patas tampoco, pero parecía desorientada y a penas respondía a los estímulos. Me la llevé al centro, me recordaba a mí, un animal de interior en la costa. Allí le hice un primer tratamiento, la hidraté con suero y comprobé que estaba muy delgada, a penas tenía huesos y piel en el pecho donde debería haber una musculatura potente adptada al vuelo.

Ese mismo día le dí suero otras tres veces, pero le costaba tragar y tenía que masajearle la garganta para ayudarla con el trance. Intenté darle algo de potito por vía oral, pero aquello era imposible. La mañana siguiente, cuando fuí a verla, estaba muy débil así que la cogí entre mis manos desnudas y la acaricié, ella clavó sus ojos en mí. Intenté que bebiera algo de suero, pero ni siquiera abrió la boca, continuó mirándome y un halo vítreo pasó por sus pupilas. En ese momento murió y yo no pude hacer otra cosa que romper a llorar como un niño pequeño. Y es que pese a lo avanzado del ser humano, al milagro evolutivo que representamos, nadie está preparado para verse impotente ante tal situación, algo tan simple como salvar la vida de un animalito.

Hoy recuerdo esto que me ocurrió hace tiempo porque leyendo un artículo de mi admirado Pérez-Reverte tuve un déjà vu, una especie de paramnesia en la que me ví sumido cuando entre sus frases describía cómo, un amigo suyo llamado Jesús, recogió y cuidó a un polluelo de gorrión que encontró tirado en el suelo. Aquí os dejo el artículo por si queréis leerlo:

http://www.xlsemanal.com/web/firma.php?id_edicion=3767&id_firma=7970

martes, diciembre 23, 2008

Turrón El Almendro

De niño me encantaba la Navidad, supongo que como a la inmensa mayoría de los niños. Era una época de alegría, de esperanza y sobre todo, de ilusión. Ilusión ante la espectativa de que a los pies del portal de Belén aparecieran los regalos que cuidadosamente había solicitado a los Magos de Oriente. También recuerdo que era miembro del coro del colegio y que siempre, algo que me ilusonaba mucho por estas fechas, era cantar villancicos en la iglesia del barrio delante de nuestros enorgullecidos padres.

Con el paso del tiempo la Navidad fue poco a poco convirtiéndose en una época que me gustaba cada vez menos. Más bien pronto que tarde me dí cuenta de que la gente se transformaba durante estas fechas, y que la hipocresía reinaba, disfrazada de amabilidad, entre las luces y los regalos. Cada año era peor, porque cada año iba abriendo más mis ojos hacia la cruda realidad dejando la inocencia guardada en el baúl de los recuerdos, junto con el coro y los villancicos.

La cosa no fue mejor con el paso a la universidad, ya que a todo lo anterior había que sumarle que tenía novia por aquel entonces, y lo que debería ser una alegría era en realidad una auténtica putada, ya que ella era asturiana. Como es normal se iba a casa a pasar las pascuas con su familia y la verdad es que se hacía duro tener tanto tiempo libre y no poder compartirlo con ella.

Ya en estos últimos años he aprendido a cogerle de nuevo el punto a la Navidad, a disfrutar de la gente que realmente me importa, los que de verdad son mi familia, además de la biológica por supuesto. De hecho el año pasado tuve unas de las mejores navidades que recuerdo porque al buen rollo con mi familia y a la presencia insustituible de mis amigos, le sumé la compañía de una mujer encantadora, y esta vez leonesa, con lo cual todo estaba a mi favor.

Este año no hay novia ni nada que se le parezca, pero hay un nuevo aliciente que nunca antes había tenido, el aliciente del regreso. Llevo desde septiembre trabajando en Aranda de Duero, y pese a las visitas esporádicas en fin de semana, la morriña por la tierra colmaba mis pensamientos durante los últimos días lectivos. Añoranza de pucheros, de cariño familiar, de cañas con los amigos y por qué no reconocerlo, añoranza de mazapanes, turrón, champán y todo lo relacionado con la Navidad.

Ahora estoy aquí, en mi tierra, en León, disfrutando de todos esos pequeños placeres navideños y me encanta. Quizá estén cambiando las tornas con respecto a estas fechas.

http://es.youtube.com/watch?v=WPoGP0M9MjQ



lunes, diciembre 15, 2008

Cartas al director

Hay momentos en la vida en los que los problemas se desvanecen, en los que todas las preocupaciones que pueden golpear tu mente simplemente deciden largarse a tomar vientos y por un ratito rozas la felicidad, o al menos, algo que se le parece.
Como os comenté en mi entrada anterior, el fin de semana pasado tuve unos cuantos de esos momentos en mi viaje a tierras sureñas. Y es que rodeado de amigos, disfrutando de los placeres culinarios mientras contemplábamos la belleza de Sevilla y de las mujeres andaluzas, mucho se tenía que torcer la cosa para que de aquel instante no surgiera algo magnífico. Pero no quedó ahí la cosa, a lo largo de esta semana he tenido otra oportunidad de disfrutar de la vida como alguien al que parece que se le va a terminar el tiempo al día siguiente.

Como sabéis trabajo de profesor de secundaria y lo hago desde el puesto de sustituto. Lo bueno es que mis alumnos no saben de mi condición eventual puesto que comencé mi labor docente con el inicio del curso. Para ellos soy su profesor de Ciencias, o al menos lo era hasta este martes. Resulta, no sé como todavía, que mis alumnos y sobre todo mis alumnas de 4º de la ESO se enteraron de que se me acababa la baja en Navidad, y que era muy posible que tras las fiestas no volviera a darles clase. Pues bien, ni cortas ni perezosas decidieron, en su bendita inocencia, escribir una carta al director con el fin de que éste hiciera lo posible para que yo continuase siendo su profesor. Los argumentos que esgrimían eran que, al parecer, yo me explico bien y me entienden, que están descubriendo nuevos alicientes en la materia y que yo era un profesor cercano capaz de mantener la disciplina cuando había que hacerlo.

No sabéis lo que disfruté cuando el director en persona me llamó a su despacho y me mostró la misiva que le habían dirigido. Algo se removió en mi interior, aquellas personitas, a las que siempre procuro tratar de tú a tú, me habían dado en toda la patata, y habían conseguido alcanzar mi alma y colmarla de alegría. Lo malo llegó cuando les expliqué que el director no podía hacer nada para que yo me quedase, que no dependía de él. Con una lágrima en los ojos y un tono que sonaba a despedida les dije que yo estaría encantado de darles clase durante todo el curso, que eran los alumnos y alumnas que todo profesor querría tener.
En ese momento mi alumna favorita (todos tenemos una, y el que diga lo contrario miente) se acercó a mí y le di las gracias personalmente, ya que fue ella la que escribió la carta (su letra es inconfundible y hermosa) Ella me dijo que no había servido para nada y yo le dije que sí, que había servido para alegrar a un profesor novato y para subirle la autoestima hasta niveles insospechados. En ese momento nos miramos, ella sonrió y no pude evitar darle un pequeño abrazo, pese a que esto está mal visto en la comunidad educativa. En ese momento pude rozar con la punta de los dedos eso que algunos llaman felicidad.

Ahora un rayo de esperanza entra por la ventana, al igual que lo hacen los rayos de este sol de invierno que se escabullen entre las nubes para colarse en mi habitación. Quizá el día 8 de enero vuelva a este instituto arandino o quizá no, pero lo que es seguro es que en mi corazón quedará grabado ese momento vivido. Y por su puesto, en mi carpeta quedará guardada como oro en paño la carta que me iluminó el alma y me elevó el espiritu.







martes, diciembre 09, 2008

Ying yang

La semana pasada tuve un accidente con el coche, la nieve acumulada en la carretera y la meteorología invernal se aliaron en mi contra. Un puente, una curva y una placa de hielo fueron el cúmulo de desastrosas casualidades que sirvieron de detonante para que las ruedas de mi coche se deslizaran sin control. Traté como pude de contravolantear para enderezar el coche, pero parecía que el destino tenía la decisión tomada desde hacía tiempo y se había encabezonado con la idea de verme estrellado contra el quitamiedos.



Durante esos segundos no ví pasar ante mis ojos mi vida, lo cual me tranquilizó en cierta medida. De alguna manera sabía que no me iba a pasar nada, al igual que supe cuando salí de Aranda que me iba a ocurrir algo malo durante el trayecto. Ya sabéis uno de esos presentimientos, una corazonada negativa que se vió corroborada por la presencia de pájaros de mal agüero como los buitres durante todo el camino. El caso es que al final el golpe fue considerable, aunque más anímico que físico, me pasé todo el fin de semana analizando segundo a segundo el viaje, sopesando el gasto que me iba a suponer el arreglo y si podría bajar a ver a mis amigos Beto y Álvaro a Andalucía. En fin a pensar en demasiadas cosas que hicieron a esos tres días entrar en el ránking de los peores de mi vida.


Al final decidí que el dinero no era lo importante y este fin de semana, aprovechando el puente de la constitución, me he ido a Arcos de la Frontera con Javi para disfrutar con mis amigos de un fin de semana alargado y la decisión no ha podido ser más acertada. Tras el palizón de viaje y sin tiempo a penas de cambiarme de ropa, nos fuimos a tomar unas copas por Arcos, copas que duraron hasta las 7 de la mañana; momento en el cual nos fuimos a acostar, no sin antes recordar la frase de la noche "Ettthhamo en temporada de flow"


El sábado comimos de tapeo por el pueblo y me enamoré de su casco antiguo. Visitamos la ventana del coño que cuando te asomas no puedes evitar decir coñoo! y por la tarde fuimos a Sevilla para reunirnos con Álvaro y "su familia". Allí tuvimos uno de esos momentazos que te llenan de alegría cuando nos reencontramos en una cervecería de una ciudad extraña y en fechas tan cercanas a la Navidad. Cenamos todos juntos de tapeo y disfrutamos de un café en una terraza (en diciembre!!!) iluminada por las mismas farolas que dan luz y brillo a la catedral y a la Giralda.


Al día siguente y tras una farra brutal por la calle Betis, nos levantamos de resaca con la esperanza de no encontrarnos al tío más lento del mundo, personificado en forma de recepcionista de albergue juvenil. Salimos de allí a eso de las diez y llegó otro de los momentazos, en forma de desayuno con mollete, aceite de Espera y tomate picado, de nuevo sentados en una terraza, aunque esta vez algo menos lujosa.

El culmen a un fin de semana impresionante lo puso la comida en el barrio de Santa Cruz y un partido de fútbol en el que el resultado fue lo de menos ya que, en compañía de amigos de verdad (y eso que faltaban algunos), lo que realmente importaba era pasarlo bien y beber unas cañas a la salud de la amistad, de los viajes relámpago y por supuesto del maehhtro.

Un fin de semana horrible fue eclipsado por otro que sin duda entra en el ránking de los mejores de mi vida. Y es que como dice la canción: "aprendí que la vida por todo lo malo algo bueno te da"
http://es.youtube.com/watch?v=0zJ6hw0b4SY&feature=related
Gracias chicos.

lunes, noviembre 24, 2008

Levantar el vuelo

¿No os ha pasado alguna vez que tenéis un vasito mental en el cual habéis ido acumulando gotitas en forma de pensamientos acerca de un tema y sólo le falta una gotita más para rebosar? Si hombre, álguna reflexión profunda que se ha ido fraguando poco a poco en vuestros cerebros, algo complejo de admitir o de asimilar. Una introspección que plantea una hipótesis difícil de corroborar por uno mismo y a la cual sólamente le falta un pequeño aporte externo para poder lograr llegar a una conclusión contundente.

Ayer me ocurrió algo así, estaba hablando con mi amiga Zai (alias "la chungui") a la cual tengo considerada como una hermana más. Una chica que me escucha, a la que escucho, que me aconseja y me quiere con ese amor fraternal tan complicado de explicar cuando se produce entre hombres y mujeres que no son familiares. El caso es que al terminar nuestra conversación por este mundo de las ondas internautas me dí cuenta de que en mi correo electrónico había un mensaje que ella me había enviado durante nuestro diálogo.

El mensaje en cuestión explicaba una simple regla que debería regir nuestras vidas, la regla del 10/90. Viene a decir que sólo el 10% de lo que nos ocurre lo hace de una forma azarosa, es decir, no tenemos ningún tipo de control sobre ello y el 90% restante nos ocurre en base a la manera de reaccionar que tenemos ante ese 10%.

Hace tiempo que procuro ver el lado positivo a todas las situaciones que me ocurren en la vida, pero en ocasiones se me hace muy cuesta arriba, de modo que se convierte en una misión poco más que imposible. De hecho hablando con Zai me dí cuenta de que hay una faceta en mi vida en la cual no soy capaz vislumbrar atisbo de positividad por ningún sitio, por supuesto es el plano sentimental. Hace tiempo que he asumido que tengo un problema a este respecto y eso me impedía salir del atolladero. Mi vasito se había llenado de pensamientos que me indicaban la salida, pero no me lo creía o no lo quería ver. Necesitaba la gotita de mi chungui para abrir los ojos y ver que con problema y todo, mi reacción ante el mismo es importante y que el handicap en cuestión sólo cuenta el 10%, la forma de enfrentarlo, el 90% restante.


Así que como dice la canción que hoy os dejo como enlace, he decidido, al igual que el ave que renace, levantar el vuelo. Espero que os guste:
http://es.youtube.com/watch?v=HvBn_tGQUMY

martes, noviembre 18, 2008

Amigos y espichas

Pues sí sigo con mi aventura arandina. De nuevo tras unos días de incertidumbre, en un acto que se ha convertido para mí en algo practicamente cotidiano, recibí la llamada de la mujer a la qe sustituyo diciéndome que le proprrogaban la baja al menos hasta el 30 de noviembre. Así que continuo con mis clases y con mi estancia en un "piso de profesores". Pero hoy no escribo para contaros esto, sino algo mucho más importante.

El caso es que mi amigo Beto me llamó la semana pasada para decirme que iba a subir a León desde tierras gaditanas, que es donde él trabaja como maehhhtrro (así es como le llaman allí a nuestro oficio), para ver a la familia y por supuesto a los amigos. Me propuso además asistir a la espicha de biología que casualmente coincidía en fechas con su escapadita norteña, y me puso los dientes largos recordando lo bien que nos lo pasábamos cuando todavía íbamos a la facultad. Terminó de convencerme al recordarme las tardes de sol agarrados a un botella de cerveza (calimocho o sidra) y rodeados de amigos.
El jueves estaba en León como un clavo y sin dudarlo ni un instante me fui a la campa de veterinaria para celebrar que volvíamos a juntarnos en una fiesta universitaria. Javi, Beto y el que firma nos bebimos hasta el agua de los floreros y con nuestro baivén borracheril nos dirigimos a cenar con el resto de amigos que por incompatibilidad laboral no habían podido asistir a la espicha.

La cena transcurrió sin mayores sobresaltos, ésta vez Chely no dió la brasa a la camarera, básicamente porque no había, bien es cierto. Corrieron el vino y las viandas por nuestros gaznates y culminamos el banquete con un buen chupito de orujo de hierbas que es lo mejor para hacer la digestión. Tras ello y para agotar el bote tomamos un par de chupitos como calentamiento para las copas varias que caerían más tarde. Cerramos todos los bares y entre abrazo fraternal y abrazo fraternal recordamos a dos amigos que faltaban, Óscar y Álvaro. Brindamos por ellos y continuamos bebiendo, las mujeres no importaban, de hecho la inmensa mayoria de mis amigos tienen novia y los que no la tenemos pasabamos olímpicamente del sexo femenino en una noche como esa, consagrada a la amistad.
Al final quedamos los de siempre, los putos borrachos, Chely, Beto y yo. El primero de los tres en caer fuí yo, la caminata hasta mi casa es larga y como siempre debía hacerla sólo. Pero esta vez, a diferencia de la mayoría de las veces, la tristeza no se apoderó de mí por encontrarme tan sólo, mas bien al contrario, un sentimiento de alegría me golpeaba el corazón, un sentimiento que, como dice la canción de Bumbury, me hizo ver que nada puede hacerme daño con mis amigos.

Para los que no la conozcáis esta es la canción es esta:



domingo, noviembre 09, 2008

Cambios

Tras la borágine electoral, esta semana por fin se ha votado en los Estados Unidos de América y por primera vez un hombre negro será su presidente. Debido a ello, muchos han sido los tópicos que las diferentes televisiones de nuestro país han utilizado para describir este hecho: "jornada histórica", "grabado en la historia", etc...Lo cierto es que sí, sin duda es un cambio histórico, un cambio que refleja la evolución de una sociedad en la que las diferencias entre razas se van quedando poco a poco obsoletas. Como rezaba el slogan de campaña, este es el cambio que necesitaba el país ("Change we need") Quizá sea para bien, o quizá sea para mal, lo único que parece importante es que, por lo menos, se ha producido un cambio.

Pues bien, en esta semana yo también he vivido un cambio, no tan importante para el mundo como el de las elecciones norteamericanas, pero sí importante para mi pequeño universo. Después de pasarme algo más de un mes refugiado en casa de mi amiga Bea, la cual muy amablemente me ofreció la habitación de su hermano para vivir el mes que iba a estar trabajando en Aranda. Después de pasar algún que otro mal rato con las dichosas prórrogas de baja que no terminaban de llegar y de aburrir a mi compañera de casa con mis agobios. Después de avisarme en el último momento de la última de esas prórrogas y de conocer que iba a estar más tiempo del previsto trabajando como docente en esta localidad burgalesa. Después de todo ello, esta semana me he cambiado de casa. Ahora comparto vivienda con otros dos profesores del instituto.

Todo es nuevo para mí y ya he hecho de mi habitación mi pequeño refugio. He puesto la bandera de Irlanda que me dejó Javi como colcha, he orientado la cama y el resto de los muebles a mi gusto y he encendido incienso para que huela como a mí me gusta. Comienza así una nueva experiencia y eso me encanta porque sólo así se enriquece una persona, llenando su vida de nuevas experiencias. Aún así no consigo sentirme del todo agusto. Quizá sea porque yo soy de otra manera, me gusta relacionarme con la gente y por desgracia para mí, mis dos compañeros tienen sus vidas personales ya muy definidas, lo cual implica que se dejen de líos y vayan cada uno a su bola. Yo por mi parte les entiendo perfectamente y procuro no preocuparme demasiado porque es posible que este jueves día 13 ya esté de vuelta en León ya que se me termina la baja, o quizá no. Todo está muy en el aire porque mañana la mujer a la que sustituyo va al médico para saber si la prorrogan o no y no sé que ocurrirá.
La semana que viene os lo cuento.

Hoy os dejo con una de los Rodríguez, me gustan mucho las estrofas, aunque no tanto el estribillo
http://es.youtube.com/watch?v=qpfMFyJlUt4

viernes, octubre 31, 2008

Cajas de recuerdos

El otro día hablando con Raquel, la jefa del Departamento de Ciencias Naturales, comentábamos que los alumnos de secundaria tienen muchos problemas con las faltas de ortografía, y llegamos a la sencilla conclusión de que la causa radica en la escasa (por no decir nula) actividad lectora de éstos. Así pues, mientras el café corría por nuestras gargantas en una hora de guardia muy relajada, recordé uno de los libros que me marcó cuando todavía iba al colegio y que, con el nivel que tienen los chavales ahora es idóneo para los primeros cursos de la ESO. El libro en cuestión es Tres pájaros de cuenta del maestro Miguel Delibes.

Hoy he ido a buscarlo en mi caja de libros para que Raquel le eche un vistazo y vea si puede ser factible comprarlo para la biblioteca del instituto. Lo curioso es que en la caja de libros me topé con una sorpresa, un cuadernillo negro de tapas duras que en mi época del instituto utilizaba como diario. No lo pude resistir y lo abrí por una página al azar. Febrero del 99, acababa de llegar de Italia, de un viaje lleno de nuevas experiencias, unas buenas y otras malas que preferí no recordar.

Continué leyendo y comprobé lo panoli que pude llegar a ser en aquella época de apuntes, libros, entrenamientos y sobre todo, chicas. Devoré las líneas en las que hablaba de Diana, mi amor platónico, y me dí cuenta de lo imbécil que fuí. Recordé entonces a las chicas que con las que iba a clase y con las cuales me llevaba muy bien, niñas a las que quizá ninguneé en algún momento cegado como estaba por ese sentimiento equivocado y por supuesto, no recíproco. Cito en el diario a Natalia y a Laura, inseparables incluso hoy en día, al igual que Ana y María a las cuales les une la amistad. Pero hay una en especial de la que no me hubiera acordado si no llega a ser por la lectura curiosa de más y más días de mi vida remota.

Isabel era una chica con la que me unían muchas cosas desde pequeño. En el colegio los dos nos presentábamos a certámenes literarios y ella siempre me ganaba justamente ya que era infinitamente mejor que yo en esas lides. Luego, en el instituto, yo dejé mi gusanillo literario para la intimidad mientras ella se convertía en una proto-escritora con mucho futuro según los profesores de literatura. Era una chica extraña en el mejor de los sentidos que pueda tener esa palabra. Mientras la mayoría de mis compañeros no habíamos salido de España mas que en ese viaje a Italia, ella ya había vivido en Francia y eso le daba un aire bohemio encantador, pero nunca quedé con ella ni siquiera a tomar un café.

Como con Isabel me ocurrió lo mismo con otras muchas chicas, por mi incompetencia sentimental no las conocí como me hubiera gustado. Pero esto sólo lo he logrado ver con el paso del tiempo y ahora me pregunto que será de ellas. Quizá Isabel sea una escritora de renombre y yo no lo sé. En fin, recuerdos y curiosidades que siempre quedarán ahí. Lo que me queda es pedir perdón a todas aquellas chicas que no presté atención, más vale tarde que nunca.

Hoy os dejo con una canción de la época en que leí tres pájaros de cuenta y que también habla de recuerdos y de cajas
http://es.youtube.com/watch?v=Vd-W7o0LMvA&feature=related.



lunes, octubre 27, 2008

Horario de invierno

Miro por la ventana y ya es noche cerrada, o al menos lo parece. El cambio de hora pasa factura en la cantidad de luz que llega a media tarde. A eso hay que sumarle los nubarrones que no logro distinguir en el cielo, pero intuyo que son los responsables de la lluvia que finamente y de forma insistente cae sobre Aranda de Duero. Una tarde gris, una tarde aburrida y sosa que no logro endulzar con nada.

Llevo todo el día en la cuerda floja con la dichosa baja que me han adjudicado. Unos me dicen que la han prorrogado veinte días más, la mujer a la que sustituyo quiere pedir el alta este viernes para incorporarse cuanto antes a la práctica docente y sus amigas (compañeras del instituto) le dicen que se recupere tranquilamente y alargue su convalecencia todo el tiempo que sea necesario. Todo ello repercute en mi estado de ánimo que se va alterando por momentos ante la incertidumbre de no saber que va a ser de mi futuro más cercano.
Para colmo la tarde se presenta como se presenta. Tenía la oportunidad de desestresarme jugando un partidillo de fútbol sala con algunos de los profesores jóvenes del centro, pero se ha anulado a última hora. Encima tengo un montón de trabajo que estoy seguro de que no voy a terminar ni por asomo. En mi defensa diré que por lo menos las clases de mañana ya las tengo preparadas, incluso con una arriesgada práctica con veinte alumnos de primero de la ESO, exaltados por pisar el laboratorio por primera vez.

Así, he decidido escribir en esta bitácora que comparto con vosotr@s . Es la única forma que tengo ahora de relajarme un poquito. En una tarde como esta lo que más apetece es pasarla abrazado a aguien, acurrucado bajo una manta, pero eso tampoco lo tengo. Así que me tengo que conformar con tomarme un té calentito a modo de consuelo mientras comparto tristezas con mis fieles lectores.

No me lo tengáis en cuenta, un día de bajoncillo lo puede tener cualquiera.
P.D. No he encontrado el video clip pero este directo suena bastante bien

martes, octubre 21, 2008

Hogar, montañoso hogar

Vuelvo por la autovía del Camino de Santiago que une Burgos con mi ciudad natal, León. Es viernes y ya llevo un par de horas conduciendo desde Aranda de Duero. El asfalto está prácticamente desierto puesto que son las cuatro de la tarde y a esta hora España parece dormir la siesta. Hasta las nubes parecen haberse puesto de acuerdo para dejar un cielo totalmente despejado en el que el sol del otoño se siente importante. El trayecto se hace cada vez más tedioso y aburrido a medida que los kilómetros se acumulan en mi tobillo derecho que está agotado de mantener la misma postura en el acelerador.

En este estado apático circulo por la carretera, perdido en algún lugar entre El Burgo Ranero y el desvío para enlazar con Mansilla de las Mulas, así pues, miro hacia el norte buscando consuelo. Mi cuello gira a la derecha y mis ojos se llenan de roca. Roca que marca la inmensidad de las montañas de León, roca que en su mayoría es caliza y brilla refulgente con los rayos del astro rey. La Cordillera Cantábrica bendice a mi provincia y la recorre de Este a Oeste imponiendo su ley, pero dándole, a la par, un aire majestuoso que me llena el alma de alegría al sentirme parte de ese entorno.

Intento encontrar los picos que conozco y el primero en reclamar mi atención es el Polvoreda, más conocido en mi tierra por el nombre del pueblo que hay a sus pies y que es una joyita digna de visitar, Correcillas. A su vera se adivinan las hoces de Valdeteja, sin duda mi lugar favorito para perderme, como ya os he contado en esta bitácora. Hacia el Oeste continúa la montaña haciéndose fuerte, logro distinguir en pico Cueto que está cerca de Boñar e incluso las estribaciones de los Picos de Europa allá en la lejanía, máximo exponente de la naturaleza salvaje leonesa. Hacia el Este encuentro el Fontún pico que domina el paso asturiano por el Puerto de Pajares, más allá, en Babia aparece la claridez de la roca que compone la peña Ubiña y en un pequeño repechito de la autovía logro asomarme y contemplar los montes del Teleno que marcan la orografía de La Cabera.

Sin perder de vista la Cordillera voy acercándome cada vez más a León, y al bajar por el alto del Portillo me emociono ante la visión de mi ciudad en primer plano adornada con un fondo montañoso que más parece una postal que una imagen real. Pero es real, es mi ciudad, es mi hogar. Aquí tengo a mi familia, aquí tengo a mis amigos y aquí tengo al más fiel de mis amores, la montaña leonesa.

martes, octubre 14, 2008

Cargar las pilas

Tras una semana ajetreada, este finde ha tocado cargar pilas. El pasado fue increíble, sin parar un sólo segundo debido a las fiestas de San Froilán, fiestas que por cierto, se disfrutan mucho más cuando estas fuera de León y regresas a casa para revivirlas, ya que tratas de aprovecharlas al máximo. Como en todo en esta vida, no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos, o en este caso hasta que estamos lejos.

Después de mucha morcilla, mucho chorizo y mucho vino el lunes estaba desecho. Mi estómago me pedía una sopa o un purecito y mi cabeza un chute de parancetamol. Pero haciendo de tripas corazón y con la garganta rota, dí mis clases lo mejor que pude y eso que con el trajín del sabado y del domingo me resultó imposible preparar alguna de ellas, de tal forma que he ido arrastrando el trabajo previo entresemana.

Con todo ello este finde festivo necesitaba calma y para mí el relax pasa por dar un garbeo por el monte, no es necesario hacer una ruta, simplemente con dar un paseo me conformo. Los tesoros que alberga la montaña leonesa sí que los conozco y me doy cuenta de que los tengo, por eso siempre que puedo trato de disfrutarlos. Así pues engañé a un buen amigo para ir a la ruta del Faedo de Ciñera, una senda que transcurre en una cuenca minera muy importante y que resalta los valores y la fuerza de la naturaleza para sobreponerse a las agresiones que el hombre le hace.

Ya sabéis lo que me gusta el otoño así que os podéis imaginar lo que me encantó ver el cambio de color que se está produciendo en la Cordillera Cantábrica, y en especial en los bosques de haya, aunque no sólo en ellos. Los árboles de ribera como los chopos y álamos también modifican la tonalidad de sus hojas, en este caso hacia un amarillo más intenso que contrasta con el ocre de las hayas y con el verde intenso de aquellas hojas que aún resisten las inclemencias del otoño. Pero sin duda el mayor espectáculo lo proporcionan los arces y los cerezos silvestres que poseen un color rojo intenso llamando la atención en la inmensidad del bosque.
Un sábado de ruta para mí es un sábado ideal y si es en compañía de buenos amigos mejor que mejor. Éste me ha servido para cargar pilas y para sentirme de nuevo en paz y en armonía conmigo mismo, algo que necesitaba tanto como respirar. Os invito a que disfrutéis del monte en otoño, sea donde sea, es un espectáculo mágico y que no os importe si se os hace de noche, estos días hay luna llena para completar el cuadro bucólico de mi estación del año favorita.

P.D. A mi amigo Beto que está en tierras gaditanas decirle que lo siento, pero era una necesidad. La promesa sigue en pié y cuando quiera repito la ruta con él.

Este enlace de regalo

martes, octubre 07, 2008

Metodología científica

Estos días en clase les he explicado a mis alumnos que la base de un buen trabajo en biología es fundamentarse en el método científico. Ya sabéis, plantear una hipótesis que hay que comprobar mediante aplicación de una estricta metodología en la recogida de datos. Datos que más tarde habrá que analizar desde el filtro impasible de la estadística y verificar que el planteamiento inicial era correcto o por el contrario desecharlo por ser erróneo, estableciendo conclusiones veraces.

Llega un momento en que lo ves claro y una situación de tu vida, un sentimiento o un sueño, despejan la bruma de la duda y se plantan en tu cabeza con tal nitidez que es imposible no verlos. Esto me ocurrió hace ya un tiempo cuando comprobé que la imagen de mi futuro laboral pasaba por la docencia y por las aulas, que esa era la dirección hacia la cual quería orientar mi camino vital. El problema es que al igual que en el método científico tenía que comprobar la hipótesis y sólo ahora que recojo datos día a día y los analizo me doy cuenta de que estaba en lo cierto y que es camino es el que me gusta para pasear por él observando el paisaje.

Pues bien otro planteamiento ronda mi cabeza en estos momentos y no tiene que ver con el trabajo si no con algo mucho más complejo de muestrear, los sentimientos, y concretamente los sentimientos amorosos. Tengo la sensación de que no estoy hecho para ello, de que cada vez que tengo algo que realmente me importa lo pierdo por mi propia incapacidad. La bruma cada vez se despeja más y los rayos del sol entran hasta el fondo de los valles de mi mente iluminando mis pensamientos. La hipótesis por tanto se centra en la posibilidad de que tenga un problema grave (o cuando menos importante) en este sentido y de momento los datos que he recogido me dan la razón y la corroboran al cien por cien.

Ahora sólo me quedan dos opciones, seguir recogiendo datos para ver si puedo verificarla definitivamente o dejarlo aquí, rendirme y dejar el trabajo de campo que además tiene muchas implicaciones (y no precisamente buenas) para otras personas. El problema es que aceptar la hipótesis resulta muy duro para mí, aunque si he de ser sincero, poco a poco la voy interiorizando y asumiendo.

sábado, septiembre 27, 2008

Sir David Attenborough

En uno de los ratos muertos que he tenido esta semana, y ante la inoperancia de la televisión para ofrecerme un entretenimiento mínimamente interesante, he encontrado una revista vieja en la que se le hace una entrevista a Sir David Attenborough. Para los que no le conozcan es el tipo de la foto.

Quizá no le recordéis pero la mayoría de vosotros os habéis echado alguna siesta que otra viendo sus documentales, de eso estoy seguro. El problema es que yo los veía y aprendía mucho de naturaleza y también de las costumbres de los pueblos tan alejados que visitaba este viajero incansable. Cuando le descubrí en La 2 él ya era un señor de pelo cano que siempre vestía camisa azul y pantalones beige. Aquel hombre se explicaba de una forma tan clara que era imposible no prestarle atención si te gustaban los animales. Aquí también hay que adjudicar su parte de mérito al narrador en español que con su entonación grave y solemne daba empaque a las palabras de Sir David.

Pues bien os hablo hoy de este hombre porque yo conocía bastante bien sus series documentales pero no su vida. Cuando era pequeño coleccionaba fósiles y gracias a una joven arqueóloga que le regaló un trozo de ámbar halló la inspiración para uno de sus programas, "The Amber Time Machine", pero eso sería 50 años después. Previamente se graduó en Ciencias en la universidad de Cambridge y tras un fracaso radiofónico recibió la oportunidad de tener su programa de televisión, no sin antes haberse formado como antropólogo en la London School of Economist. Lo hizo tan bien que al poco tiempo le ofrecieron dirigir la BBC-2 y sin dudarlo se lanzó a una aventura que le ha reportado multitud de éxitos y el reconocimiento mundial como uno de los mejores divulgadores del mundo.

Intento buscar semejanzas entre mi persona y la de este hombre al que admiro tanto, pero como llegarle siquiera a la suela del zapato... Yo no colecciono fósiles (aunque alguno tengo en casa), no tengo la voz profunda y contundente que él tiene, pero me gustaría seguir sus pasos. Uno de mis sueños siempre ha sido ser presentador de documentales de naturaleza, de momento me conformo con explicar la ciencia en las aulas y con seguir aprendiendo con sus documentales.

Os dejo con un fragmento de uno de ellos, ésta vez sin su camisa azul, en ocasiones se ponía ésta:
http://es.youtube.com/watch?v=rIBjAV0zbF0

martes, septiembre 23, 2008

Normas, presentaciones y algún juego

Entro en clase, es el primer día y todavía no me he hecho con el plano del edificio y para ser sincero, tampoco me hago a la idea de que soy profesor de pleno derecho. Tras las diversas tribulaciones del claustro de profesores por fin puedo desarrollar mi actividad docente con los que realmente me interesan, los alumnos.

Comienzo con 1º de ESO y me resulta tan fácil que empiezo a creer que no voy a tener problemas con ellos. Lo cierto es que son críos de 12 años recién salidos del colegio y se encuentran bastante perdidos en la odisea de un centro totalmente nuevo para ellos. Además les he hecho esperar porque no me aclaraba con la situación de las aulas y en compensación les he hecho varios juegos de presentación. Para mí es muy importante que se conozcan entre ellos y sean capaces de colaborar unos con otros en pos de un objetivo común, aprender y desarrollarse como personitas. Aunque por otra parte pienso que tienen que estar alucinando al asistir a una clase de Ciencias de la Naturaleza en la que en vez de estudiar, juegan.

Continúo con 4º de la ESO, el curso que más temo sin lugar a dudas. Los alumnos tienen entre 14 y 16 años, es decir, están en plena edad del pavo con las hormonas campando a sus anchas por sus cuerpos, lo cual les hace incontrolables incluso para ellos mismos. Me pongo delante de ellos con semblante serio y les digo "mis normas fundamentales para el buen funcionamiento de la clase, Respeto y Empatía" Me doy cuenta de que ellos también lo están flipando, pero dudo de si por ver a un profesor tan joven o por ser un tío que les da clase y les habla en su idioma, claro y directo, sin medias tintas.

Por último y por casualidad, el orden cronológico de los cursos se corrobora y me toca con los de 1º de Bachillerato. La asignatura que les voy a impartir no me da miedo, pero me sume en un mar de dudas puesto que es nueva y nadie sabe muy bien cómo explicarla (para los lectores curiosos, la asignatura se llama Ciencias para el Mundo Contemporáneo) Una asignatura totalmente novedosa que se fundamenta en la divulgación científica, en el sentido amplio de la palabra, puesto que es obligatoria tanto para los de ciencias como para los de letras, incluso para los de artes.

Pues así con esta incertidumbre llego a clase y me encuentro con tres maromos que me sacan una cabeza en la puerta. De nuevo con semblante serio les digo "para adentro". Ellos me miran con sorpresa pero obedecen y tras ellos el resto de la clase. En ese momento me siento bien y pienso "Siiii, tengo el poder" Otra vez repito lo del respeto y la empatía y procuro situarme en todo momento en el pensamiento de un adolescente, pero manteniendo las distancias de ser un docente, de hecho les digo "Yo no soy vuestro amigo" y en ese momento la primera de las dos palabras fundamentales para mí cobra su mayor sentido. Sentido que parecen entender a la perfección haciéndome sentir que la idea de que yo sea profesor no es una idea sino una realidad.

Así he comenzado mi aventura como profesor de secundaria. De momento todo va bastante bien, sólo espero que no se tuerzan las cosas y mis alumnos me permitan disfrutar de la docencia porque sólo así ellos disfrutarán también.

lunes, septiembre 15, 2008

Primer contacto

Cuando le dije a la conserje que yo era el profesor que iba a sustituir a Asunción en el área de Ciencias de la Naturaleza una mueca de sorpresa e incredulidad apareció en su cara. Acto seguido apareció el director del centro y tras las presentaciones oficiales me mandó ir a jefatura de estudios para hacerme la ficha y después a secretaría para confirmar la sustitución. Al cabo de 30 minutos ya era profesor por derecho del instituto Vela Zanetti.

Tras este ajetreo de papeles y saludos tocaba claustro. Para los que no sepáis lo que es, consiste en una reunión de todos los profesores del centro para aprobar el proyecto educativo, establecer alguna nueva normativa y sobre todo, para discutir por los nuevos horarios o la falta de previsión para haber solicitado más docentes que aliviasen de carga lectiva a los ya contratados. Y allí estaba yo, en medio de un fregao que no entendía y tan perdido como una gaviota tierra adentro.

Al cabo de una hora y media y ya con mi horario bajo el brazo, finalizó el claustro y me secuestraron para la reunión de los profesores nuevos en la que nos dieron las directrices a seguir durante el curso en cuanto a normativa, faltas de asistencia y de comportamiento. Sin descanso ni para ir al baño tuve otra reunión para hablar del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo que voy a tener en 1º de ESO y por si esto fuera poco, nada más acabar tuve que salir disparado al departamento de Ciencias para recoger el material y hablar con la jefa antes de que ésta se fuera a su casa.

En fin, una locura de reuniones y papeles, pero ahora con mis libros, mi cuaderno del profesor y mis llaves del departamento me siento como un niño con zapatos nuevos y por primera vez docente de verdad. La buena noticia me la dieron justo antes de irme a casa, Aranda estaba en fiestas y hasta el jueves que viene no tengo que dar clase, con lo cual os podéis imaginar que he hecho. Quedarme de fiesta todo el fin de semana, comiendo en la bodega de Raquelín y con la peña El Cubillo, bailando y cantando como un loco. A ellos, Raquelín y la peña, y también a Bea, por supuesto, tengo que darles las gracias porque el finde de un comienzo (todos los comienzos son complicados) se haya convertido en una juerga inolvidable.

miércoles, septiembre 10, 2008

Cuando menos te lo esperas...

Me acuesto un día más después de la decepción de no haberme podido ir a Toreno con una vacante parcial. Un día más en el que la monotonía rellena las horas. Intento hacer mil cosas para no aburrirme, pero al final el tedio logra conquistar el terreno que mínimamente ha cedido en una lectura de un libro o en una pachanga de voley playa. No sé si a esto lo llaman tocar fondo, sé que hay gente que esta mucho peor que yo, pero para mí lo es. El plano laboral está hecho una mierda y del sentimental mejor ni hablar.

Esta semana he enviado más curriculums que en toda mi vida. Trabajos en los que me tengo que comer mis ideales para poder dar clases en un colegio del Opus, curros de mierda en los que me pagan cuatro duros por partirme el espinazo aguantando carros y carretas, contratos temporales de monitor que no llevan a ninguna parte, pero trabajos al fin y al cabo. Cuando la mente está ociosa divagar es una acción imposible de evitar y es mejor ocuparla en lo que sea.

Cuando ya desesperado, lo mando todo al carajo, me levanto de la cama sin a penas haber pegado ojo. Son las 8:30 de la mañana, hago café, luego iré al gimnasio para despejar un poco (ya sabéis mens sana in corpore sano). Siempre apago el móvil por la noche aunque esta vez lo he dejado encendido, supongo que con la vana esperanza de recibir una llamada que me informe de algo sobre las entrevistas que he hecho y como si me estuviera leyendo el pensamiento, el móvil suena.

Un número muy largo significa organismo oficial y vaya si lo es, la Consejería de Educación. Un hombre que me trata de usted me dice que tengo tres opciones para cubrir sustituciones y que tengo que decidirme en 5 minutos porque sino me saca de la lista de interinos. Todavía medio con la legaña pegada y el café en la mano tardo en reaccionar ¡Me han dado trabajo de profesor! ¡Joder, joder, joder! ¿Qué hago, que hago? Parezco un pollo descabezado dando vueltas por casa en pijama. El móvil vuelve a sonar y me decido por una vacante en Aranda de Duero. Un mes nada más, pero bueno, algo es algo. Empiezo el viernes y desde mi bitácora os contaré las peripecias como profesor de secundaria (joder que bien suena).
Hoy me despido con un poema que encontré por ahí, navegando en este mar de ideas que es internet. Un poema que refleja a la perfección lo que me ha ocurrido esta semana y que además habla de una de mis pasiones, las aves. Ahí va:
Cuando más lo necesito
es cuando menos me salen las cosas
Será que cuando las buscas, no llegan
y aparecen cuando no las esperas.
Será que ansiarlas, las repele
y sólo aparecen cuando sienten el deseo.
Como la inspiración
que puede golpearte contundente,
o volatilizarse en la corriente.
Será que siguen su propio ritmo,
su propio vuelo,
como bandadas de aves volando
rozando el cielo.

P.D. Me encanta que leáis y dejéis comentarios en mi blog, pero por favor firmarlos para saber quien los hace. Gracias.

sábado, septiembre 06, 2008

Olores y recuerdos

Hoy me ha vuelto a ocurrir, hoy he vuelto a recordar, y gran parte de culpa la tiene un olor. Los que seguís asiduamente esta bitácora sabéis que tengo una especial sensibilidad hacia los aromas, pero es que este es uno de esos que me ha dejado marcado para siempre. Es un olor intenso y dulce, pero a la vez muy persistente en el ambiente, con lo cual los recuerdos que éste evoca también tardan en desvanecerse entre la bruma del pasado. Y lo malo es que una vez que lo han hecho, basta con que capte una leve brisa que arrastre las partículas cargadas con la química del perfume en cuestión para que un torbellino de imágenes inunde mi mente.

Obviamente el pasado tiene forma de mujer y su fragancia ha dejado huella. Con ella tuve un relación que no sé definir muy bien, una mezcla de todas las relaciones típicas que se producen entre hombres y mujeres. Y de ese revoltijo de clichés surgió algo diferente, algo especial que duró lo que duró, a penas unos meses, pero que sigue apareciendo en mis pensamientos una y otra vez debido a ese olor. Lo bueno (o lo malo, según con el cristal con que se mire) es que los recuerdos que me sobrevienen cuando la pituitaria envía sus señales directamente al cerebro me teletransportan a situaciones maravillosas que vivimos juntos. Los malos momentos que pasamos se han esfumado como los vilanos del diente de león en una tarde ventosa.

Por si esto fuera poco mi área cerebral del recuerdo no se vé solamente estimulada por el sentido del olfato, sino que también el oído pone su granito de arena y se suma al festival de evocaciones. Concretamente una canción es la que en armonía con la fragancia (Amor Amor de Cacharel) provoca e mi mente y en todo mi cuerpo una especie de parálisis, un estado de trance en el que las imágenes se hacen cada vez más nítidas, el resto de mis sentidos se despiertan y perciben sensaciones que parecen reales. Hasta que en el punto álgido de dicho trance puedo sentir incluso emociones vividas con esa chica.

En fin los olores son una debilidad para mí y éste concretamente todavía más. La cuestión es que mi hermana se ha comprado hace poco tiempo el dichoso prefume y todavía no sé que hacer, si tirarselo por el fregadero poco a poco o dejar que lo siga utilizando con las consecuencias que ello conlleva. De momento lo tiene en el baño y lo cierto es que me gusta saber que está ahí y que en cualquier momento se lo puede poner y pillarme por sorpresa.

Os dejo el enlace de la canción
http://es.youtube.com/watch?v=TjetBXDdJCY&feature=related



domingo, agosto 31, 2008

Jose Luis el montañero

En mi casa es costumbre de hace muchos años comprar el Diario de León los domingos y aunque no suelo leerlo a fondo siempre lo hojeo para ver que se cuece en mi provincia. Hoy sin embargo me lo he tomado con calma porque, ya desde la portada, me ha llamado la atención. Y es que entre noticias desgraciadas y tristes como: el atropeyo de varias personas en una calle peatonal de Málaga, la exhumación de una fosa común de la época de la Guerra Civil o la investigación de las causas del reciente accidente aéreo de Barajas, he encontrado una noticia ciertamente amable.

La noticia en cuestión explica que Jose Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno, ha subido al Collado Jermoso en compañía del experimentado montañero y aventurero Jesús Calleja. Dice el artículo que lo hacen para promocionar los Picos de Europa y concretamente la comarca de Valdeón, perteneciente a mi amada provincia.Un lugar hermoso, idílico para perderse y alejarse de todo. Pero si se lee en profundidad se aprecia que la ruta de montaña implica algo más para el presidente.
Zapatero comenta que durante la ascensión los recuerdos de su juventud le invadían puesto que ya había estado allí un par de veces. También decía que le gustaría que la realización de dicha ruta sirviera como homenaje a la montaña y a los montañeros ya que es un deporte que admira, que preserva, cuida y ama la naturaleza, donde se valora el esfuerzo y siempre esta presente la solidaridad (palabras textuales). No sé, son palabras de un político, y por tanto me generan dudas, pero como dice el artículo, parece como si Zapatero desapareciera y sólo estuviera Jose Luis. Y viendo la fotografía me recuerda a otra que nos hicimos dos de mis mejores amigos y yo en el mismo lugar hace a penas quince días. Parecen dos amigos que les gusta la montaña y nada más, así de simple.

Lo cierto es que este gesto me ha tocado la fibra porque me considero montañero aficionado y como tal me identifico con el sentimiento y las palabras que dijo el presidente. Para mí, y siempre lo digo y lo repetiré mil veces, la gente que vive la montaña, que la disfruta y que la ama no puede ser gente mala porque en la soledad de las cumbres es donde el ser humano se siente infinitamente pequeño, pero en paz y en armonía consigo mismo.

En fin una noticia diferente que me ha alegrado el día, ver a un político desde un lado mucho más humano y NORMAL que es lo que hace falta.

lunes, agosto 25, 2008

Bufón de la corte

Un fin de semana en Noja da para muchas cosas: disfrutar de la playa, tostarse al sol, jugar a voley, comer empanada, tortilla y filetes empanados, pero sobre todo, da para salir de fiesta. Y es precisamente de este último acto del que voy a hablaros hoy, ya que en un momento de clarividencia entre copa y copa, he visto mi rol dentro del grupo de amigos. Un rol, que ya conocía, pero que quizá no quería asumir por miedo a yo que sé que.

La cuestión es que estaba de farra y al igual que en una película de ciencia ficción noté como mi alma salía de mi cuerpo y pude verme a mí mismo desempeñando el papel del amigo simpático, el "graciosito" o lo que es aún peor, el majo. Un juglar que entretiene a la masa mientras las tramas importantes del palacio se poducen en otras estancias ajenas a él. Este rol de bufón de la corte no lo he elegido yo, pero entiendo que inconscientemente me sale la vena de payaso frustrado, y por tanto lo asumo. A todo el mundo le gustaría ser protagonista en algún momento. Hasta a Ed Harris, el eterno secundario del que hemos hablado estos días en Noja, y que en la mayoría de los casos borda sus papeles por escasos que sean.

El problema es que en el cine se reconoce el mérito de los secundarios mediante premios en forma de estatuíllas o con críticas favorables. En la vida real, sin embargo, esto no existe y me tengo que conformar con una palmadita en la espalda o un "pero que majo que eres", que duele más de lo que parece. El premio gordo siempre se lo llevan otros. De todas formas no puedo cambiar, soy así, con lo cual sólo me queda resignarme a formar parte de la película.

Como consuelo me queda que al menos dicha película, la que hacemos mi grupo de amigos y yo, la película de la vida es un film que se merece el mayor de los premios. ¿Con eso debería llegarme no?

P.D. Con esta cumplo 100 entradas y como felicitación he pensado en poner el mundo al revés y ser yo el que os regale algo así que, ahí va el enlace. Espero que os guste:

http://es.youtube.com/watch?v=jSMuCe8uBdg&feature=related

domingo, agosto 17, 2008

Dolor

A veces la vida te trata de forma ambigua, te hace disfrutar de las mieles de la amistad y la naturaleza en un entorno magnífico como es Picos de Europa. Y mientras, trabaja en la sombra para oscurecer ese atisbo de felicidad que habías logrado alcanzar con la punta de los dedos, dejándote con el culo al aire y con las ilusiones por los suelos.

Cuando te das cuenta del error cometido las energías se desvanecen, no apetece hablar con nadie y el significado de la palabra dolor se hace cada vez más nítido. Un dolor que no es físico, pese a la paliza de la caminata, si no un dolor que es mucho más intenso, que se clava en tus entrañas estrangulando el estómago y los pulmones. Un dolor que empantana las ideas y los pensamientos, los cuales sólo pueden girar en torno a él. Un dolor del que no puedes escapar porque se debe a un error propio. Es imposible cargarle el muerto de tus desgracias a otro y por tanto has de asumir que no podrás librarte de él.

El dolor que sientes tras ascender más de 1200 metros de desnivel para alcanzar el refugio del Collado Jermoso no es nada comparado el pesar que invade tu cuerpo cuando tropiezas en la caminata vital. Cuando el objetivo que te habías planteado alcanzar, ése por el que has luchado a lo largo de todo un año, se desvanece. Lo peor de todo no es el hecho de que se desvanezca, es la seguridad de que lo habías logrado - al fin un puesto de media jornada como profesor y nada menos que en Toreno - pero por tu ignorancia y tu propia imbecilidad te quedas sin él. Una simple cruz en un recuadro te quita la oportunidad de comenzar a vivir la vida que aparece en tus sueños desde hace mucho mucho tiempo. De nuevo retorna la reflexión que habías hecho, el bucle se repite intensificando una vez más el dolor y fingir que estas bien se torna imposible.

Siempre digo que hay que tener ilusiones, que si te las quitan y te caes lo importante es levantarse y seguir luchando. El problema llega cuando el que te quita las ilusiones, aunque sea por error, eres tu mismo. Contra esta situación no sé que hacer.

sábado, agosto 09, 2008

Aprender tus limitaciones

Una gran frase que escuché hace poco tiempo es la siguiente: "sabio es aquel que conoce sus limitaciones, pero que es más sabio aún aquel que conoce sus capacidades." Frase lapidaria donde las haya, pero como la gran mayoría de este tipo de afirmaciones, encierra mucha verdad en sus palabras.

Yo no me considero sabio ni mucho menos, soy más de aplicar el "sólo sé que no sé nada" de Sócrates. Aún así, poco a poco, voy conociéndome a mí mismo que según la filosofía socrática es el comienzo de todo conocimiento. En este sentido estoy aprendiendo, sobre todo de mis limitaciones poque muchas de mis capacidades, aunque suene pretencioso, ya las conozco. Además soy de los que piensa que las limitaciones no hacen más que marcar de final de las capacidades y por tanto están íntimamente ligadas.

Llevo ya unas cuantas lecciones interiorizadas en mis carnes y memorizadas en mi cabeza. Las más sencillas de aprender son las materias físicas. No es demasiado complejo averiguar hasta que punto eres capaz de aguantar un ejercicio físico, donde está tu límite de resistencia o cuánta fuerza puedes de desarrollar con tu musculatura. Eso sí hay que tener en cuenta las condiciones externas, porque a menudo estas lecciones varían según estos factores y en circunstancias diferentes las barreras físicas se pueden superar. Aquí es donde interviene la mente, tu cerebro le dice al resto de tu cuerpo que en contra de lo que pensaba, no había llegado a su tope y así te superas a tí mismo. Con lo cual hay que dar un margen de error a esas restricciones del cuerpo que creías aprendidas y fijadas en tu interior.

Con otro tipo de limitaciones esto no ocurre, las vas conociendo muy poco a poco, y poseen un margen de error bastante amplio. Es muy costoso acotarlas y definirlas a la perfección ya que en ellas se mezcla lo corporal con lo mental. Esto hace que sean muy complejas, pero en ciertas ocasiones, una situacón cotidiana se llena de pequeños matices que te ayudan a ver las cosas de una forma nítida. Os pondré un ejemplo aclaratorio ya que de unos meses para acá he ido definiendo una de estas acotaciones, que ya sabía que tenía pero que precisamente a varios de esos matices he logrado definir mejor.De momento la he llamado barrera físico-natural, aunque todavía no es definitivo porque me suena a un tipo de especiación. Consiste en la limitación que de forma natural impone el físico de una persona al salir por ahí de marcha.

Los matices que te ayudan a verlo todo claro están en todas partes y tienen que ver mucho con el lenguaje corporal (miradas, gestos, posturas del cuerpo...) Sólo hay que saber interpretar de una forma racional conociendo tus aptitudes para lograr entender así tus limitaciones. Es natural que una chica no se fije en un tío poco atractivo como yo pese a que sé que si me conociera en el trato personal sí se fijaría en mi. Algo tan simple como esto se me escapaba hasta no hace mucho tiempo porque no comprendía que mis capacidades no sirvieran de nada, pero la barrera estaba ahí pese a que yo no la quisiera ver. No entendía como el 99% de las veces me iba sólo a casa, sin embargo, ahora lo asumo con toda la naturalidad del mundo. Y es que darse cuenta de las limitaciones propias es una manera de aprender dura pero impresionantemente eficaz.

lunes, agosto 04, 2008

Superhéroes atípicos

Hay superhéroes que son seres extraterrestres con poderes increíbles como Superman, éstos son los más escasos. Otros son simplemente seres humanos que por azares del destino como la picadura de una araña, en el caso de Spiderman, reciben una serie de cualidades extraordinarias que los convierten de inmediato en defensores del bien. Incluso hay algunos que no tienen superpoderes, sólamente son asquerosamente ricos y se compran trajes, vehículos, armas y un largo etcétera de elementos para defender la justicia (veáse Batman o Ironman por ejemplo).

Sin embargo existe otro tipo de superhéroes que son los que a mí, particularmente me gustan más. Quizá sea porque son atípicos y a menudo tienen un aura de perdedores que me encanta o quizá sea porque sus nombres no terminan en "man". Éstos hombres especiales no quieren tener sus poderes, de hecho para ellos esas cualidades que les diferencian del resto, no les dan más que problemas y lo que más les gustaría es ser como los demás y poder llevar una vida normal. Por supuesto dentro de este grupo destaco a dos que me apasionan: Hulk y Hellboy.

Al primero ya lo conocía de hace tiempo, no en vano es mi favorito desde pequeño. Me encanta porque es incapaz de controlar su cuerpo y pese a todo lucha por encauzar la ira que le domina para utilizarla con buenos fines. Hulk no deja de ser Bruce Banner, un hombre corriente, un científico que recibió una explosión de rayos mutagénicos por salvar a otra persona. Pero esa mutación además de proporcionarle una fuerza inmensa también es el mayor de sus males puesto que la gente piensa que es un ser peligroso. Hasta él mismo teme hacer daño a las personas que ama cuando se transforma.

A Hellboy le conocí anoche. Ya había oído hablar de él, pero la verdad es que muy de pasada. Sinceramente no he leído ninguno de los cómics y sólamente sé lo que ví en la película de Guillermo del Toro que ayer emitió tve1. En parte la ví porque soy bastante fan de este director, pero me alegro de haber escogido esta opción lúdica ya que la historia que contaba me gustó mucho. Hellboy es un demonio que se ha criado con un profesor y que reniega de su condición sintiéndose más humano que muchos de los que salen en la película. En realidad él no quiere ser como es, quiere ser un hombre normal y prefiere no cargar con la responsabilidad de matar monstruos que podrían acabar con la raza humana. Aún así cuando se pone a la labor es uno de los mejores superhéoes que he visto ya que no aplasta a sus rivales. Sus combates son emocionantes porque golpea, pero también recibe lo suyo. Como no, Hellboy esta enamorado, pero conoce sus limitaciones y sabe que no puede acceder a ella lo cual le hace uno de esos perdedores que te ganan por la mano y de los cuales te pones de su parte desde el primer momento.

En fin un superhéroe más que añadir a Hulk, un tipo diferente a los típico tópicos. Sólo por eso merece la pena incluírle entre mis favoritos. Intentaré aprender más acerca de su historia, de momento sé que ya está a punto de estrenarse Hellboy 2, y que de nuevo el director es Guillermo del Toro. Seguro que estará bien, habrá que ir a verla no?

lunes, julio 28, 2008

Gijón diferente

Gijón está ahí, a tiro de piedra. Playa y mucha fiesta nocturna a solo un par de horas de León. Este podría ser el eslogan de un anuncio publicitario para fomentar el turismo cazurro en dicha ciudad astur, pero lo cierto es que no es necesario puesto que la afluencia de leoneses a las playas del Principado es importante.

Este fin de semana aprovechando que mis amigos tenían que hacer vida conyugal con sus novias o estaban de viaje, fui a darme un bañito a Gijón, pero no como un cazurrín más de camping-playa. Si no que dejé en casa la tienda de campaña que tantas veces me ha acompañado y me alojé en casa de una amiga. A tan solo un paso de San Lorenzo y a otro de la zona de farra, con cama, frigorífico, ducha y baño limpito. En dos palabras: un lujo.

Para muchos la ciudad tiene poco que ofrecer a parte del mar y la fiesta. Sin embargo descubrí que no es así nada más llegar. El plan era ir a la Laboral, un edificio enorme que ha tenido numerosos usos y que ahora se ha rehabilitado como centro cultural. Yo no sabía nada de lo que me iba a encontrar, de hecho nunca había oído hablar de dicho lugar, pero me dejé llevar y hallé una experiencia sensorial francamente maravillosa. El ayuntamiento de Gijón había organizado un recorrido por el edificio a la luz de las velas, intercalando la explicación técnica de la guía con actuaciones musicales en directo, representaciones teatrales y como guinda al pastel, la oportunidad de visitar la torre de la iglesia y contemplar las fabulosas vistas nocturnas al compás de los acordes de un violín.

Tras ello mis anfitriones me llevaron a un bar que, al igual que el famoso hotel londinense, lleva el nombre de Savoy. El local estaba ambientado en la norteamérica de los 50 y los 60. Las fotografías de Elvis y de Marilyn y los cuadros de famosos anuncios de Cocacola colgaban de las paredes. Una máquina para poner discos, margaritas para beber y por supuesto, música rockabilly. Otra experiencia para recordar, sin duda ninguna.

Al día siguiente nos fuimos a Luanco, playa y solecito, por supuesto, lo que busca todo hijo de vecino yendo allí, pero también la oportunidad de ver un deporte que normalmente se practica sobre hierba y que a mí, particularmente me gusta mucho, el rugby. Siempre digo que es un deporte de hombres nobles y caballeros, pero me sorprendieron gratamente las chicas que también disputaban su torneo paralelo. Jugaban un rugby preciosista, primando el juego a la mano que tanto divierte al espectador. Además he de reconocer que, en contra de lo que yo pensaba de las jugadoras de este deporte, algunas de ellas lucían unos cuerpos dignos de elogio.

Ya por la noche me rendí al clásico asturiano de sidrina y fiesta total por las calles gijonesas. El domingo, como es normal, a pasar la resaca a la playa. Un tópico lo sé, pero después de lo vivido los dos días anteriores ¿me diréis que hice lo mismo que todos los leoneses en Gijón? Para mí la respuesta está clara.

Para finalizar es de recibo agradecer a mi amiga Ana su hospitalidad y a todos sus amigos la alegría y el buen rollo que como buenos asturianos derrocharon conmigo.

lunes, julio 21, 2008

Puerto de Sagunto II

Como ya dije en la anterior entrada, continúo en esta con lo ocurrido en los 5 días que pasé en el Puerto de Sagunto y, concretamente, hablaré de lo acontecido en las noches levantinas. No os penséis que voy a contar historias personales en cuanto a mujeres se refiere. Eso me lo reservo para mí. Lo que voy a comentar es una tendencia que cada vez prolifera más en los hombres, la metrosexualidad.

Casi todos los días daba un paseo por la playa en compañía de mis amigos y era claramente apreciable la diferencia entre los que estabamos allí de visita y los habitantes nativos de la zona. En estos últimos la moda ha hecho estragos. Todos ellos se depilan, están musculados, se untan cremas por el cuerpo, estan morenos de rayos uva y se pasan el día como Narciso, admirando su propia obra. Una obra que implica horas de gimnasio, dieta controlada con aportes hiperprotéicos e incluso con otro tipo de ayuditas químicas mucho más peligrosas para el organismo.

Así con mi pelo en el pecho, mi michelín y mi color de piel blancuzco me sentía un bicho raro. Pero cuando más extraño me sentí fue por la noche, en la discoteca. Allí parecía un elefante en el Polo Norte, raro de cojones. Afortunadamente no salí solo de maracha por ahí, me acompañaba un amigo que en esto de cuestiones estéticas piensa como yo. Lo más curioso de todo es que vestidos de fiesta tampoco diferíamos tanto del resto ya que las carnes y los pelos quedaban cubiertos bajo la camiseta, pero hasta de esa manera se notaba que no érmaos de allí y ¿sabéis por qué? Pues porque bailábamos. Al parecer si eres metrosexual no puedes bailar (debe ser porque te puedes romper o algo), sólo puedes engancharte a tu bebida isotónica (o si eres muy osado a tu copa) y quedarte parado mirando a las tías, luciendo biceps para que te miren, pero haciendo como que no te importa. Una gilipollez vamos.

Ellas al igual que los tíos tomaban su bebida parapetadas en la pista, sin moverse demasiado, luciendo sus tetas de plástico (otra moda muy en boga por aquellas tierras) y esperando a que alguien las dijera algo para sentirse las reinas del lugar. En fin un juego imbécil en el que ni mi amigo ni yo queríamos participar. Yo cuando salgo de fiesta salgo a pasármelo bien y para ello necesito moverme, hacer el indio y sobre todo reírme. Por suerte mi amigo y yo no éramos los únicos foráneos del local, también había chicas que querían pasarlo bien haciendo el mono con nosotros, eso sí, nunca levantinas.

Al parecer, hoy en día, para ser atractivo hay que sacar tu lado femenino a relucir. Cuidarte es bueno y por cuidarse se entiende darse cremitas, depilarse, ir al solarium, vestir ropa de marca...No voy a reivindicar que el atractivo de una persona no está en su físico, si no es su interior porque estoy seguro de que me llamaríais iluso, pero si reivindicaré que los hombres seamos hombres de verdad con pelo en el pecho y con un poquito de barriguita cervecera ¿por qué no? Y es que para mí una manera ideal de cuidarse es disfrutar de los amigos mientras te tomas una caña, al atardecer, acompañada de un pichito de embutido leonés. Cosa que por cierto he hecho todos los días que ha durado mi estancia en el Puerto de Sagunto.

miércoles, julio 16, 2008

Puerto de Sagunto I

Una vez acabada la oposición que me ha absorbido los últimos meses se me presentó una oportunidad de esas que no puedes rechazar. Desde el Puerto de Sagunto (Valencia) me llegó una invitación para disfrutar de la compañía de dos de mis mejores amigos. Playita, solecito, fiesta y por supuesto, buen comer y mejor beber.

Sin apenas descansar, salí de León a las 7:30 de la mañana con unas ganas de pisar la arena increíbles. Nada más llegar allí, cambio de ropa, bañador y a darse un baño. Lo que no me podía imaginar es que el primer día me iba a ocurrir algo tan extraño. Estaba metido en el agua cuando noté algo en la planta del pie, como un pinchazo. Al princio pensé que no era nada, pero cuando saqué el pie del agua vi una picadura semejante a la de un mosquito. Salí a la playa y vi que la picadura tenía una derivación hacia el empeine, así que decidí preguntar en el puesto de socorrismo.

Tras examinar mi pie, el socorrista me dijo que era una picadura de pez araña (Trachinus draco) y me preguntó si no me dolía. "Lo cierto es que no" le contesté y él se quedó sorprendido porque al parecer es muy dolorosa. Según he sabido después el veneno que transmite el dichoso animalito es neurotóxico y peligroso, de hecho se han llegado a producir amputaciones por necrosis. De todas maneras el médico me dió una pomada y ale a correr. Dicen que la felicidad se basa en la ignorancia. Si hubiera sabido todo lo que sé ahora quizá me hubiera pasado estos cinco días de vacaciones dándole vueltas al tema, pero no ha sido así.

Tras el incidente del primer día todo fue genial. Fuimos al parque acuático de Benicassim y allí nos lo pasamos como los enanos, corriendo de una atracción a otra, peores que los niños peueños vamos, que si al kamikaze, ahora a la lanzadera, no no a los tubos (las risas vamos). Para culminar además de la playita de la cual seguí disfrutando, probé los productos de la tierra: paellita de pollo y conejo con ese socarrat que solo saben hacer en la costa levantina, agua de valencia que menos agua lleva de todo, especialmente un zumo de naranja con un sabor potente e inimaginable para los que no vivimos allí.

En fin, cinco días de vaciones que necesitaba, que han sido increíbles por todo, y sobre todo, por la compañía de dos amigos de esos que son de verdad. Dos amigos para toda la vida con los que cualquier alegría es doble y cualquier pena se divide a la mitad.

P.D. Habrá segunda entrega en la que os contaré las noches levantinas.