lunes, enero 28, 2008

Aves y clima

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) ha publicado el Atlas climático de la aves reproductoras de Europa. Un atlás más de la avifauna europea, de no ser porque en él se reflejan los efectos que el consabido Cambio Climático actual, tendrá en la distribución de estos seres alados en un futuro. A menudo estos informes presentan una situción ciertamente catastrofista, y este no se queda atrás, pero viniendo de quien viene (una sociedad con catedráticos de renombre y con un historial impresionante en el estudio de las aves) me parace mucho más creíble y fiable que la opinión del primo de Rajoy.

La cuestión es que, basándose en un aumento de 3 grados en la temperatura media global, por encima de la temperatura preindustrial, la distribución de las poblaciones aviares europeas y norteafricanas sufrirá un cambio espectacular antes de finales de siglo. Los modelos se basan el estudio del "espacio climático" (calidez del clima y disponibilidad de agua), y preciden que una especie típica de Europa se desplazará unos 550 Km hacia el noreste. Así especies como el busaro moro o el halcón borní invadirían nuestro país, mientras que especies mediterráneas como el cernícalo primilla o el abejaruco colonizarían el centor de Europa.

Nó solo eso, esa colonización depende de la capacidad de adaptación de cada especie a los nuevos recursos, lo cual haría bajar las poblaciones entre un 9% y un 40% de media en Europa. En España, la situación es aún peor debido a las características particulares del clima. Se estima que la pérdida de población se situará entre el 50% y el 60%. Pero lo peor es que muchas especies se verán abocadas a la extinción como el águila imperial ibérica, el buitre negro o el alimoche. Otras, como el urogallo o la alondra de Dupont, simplemente se extinguirán.

En fin, las aves no son más que otro indicador del cambio climático. La solución es complicada y pasa por una consolidación de la Red Natura 2000 que ayude a la biodiversidad, pero sobre todo por una mayor concienciación y sensibilización hacia el problema por parte de todos los ámbitos de la sociedad. Quizá si todo el mundo las viera como los aficionados a la ornitología las vemos cambiaría la cosa. Mientras tanto solo puedo asquearme ante comentarios como el que hizo Mariano Rajoy acerca de su primo y que por desgracia proliferan en nuestra sociedad.

jueves, enero 24, 2008

Recuerdos de mi barrio

Hay un refrán que dice "uno no es de donde nace, sino de donde se hace".

Yo nací en el barrio de San Claudio aunque de pequeño tuve que trasladarme a un lugar nuevo. Ese traslado no hizo otra cosa más que afianzar mis vínculos con el barrio, sobre todo, a nivel de amistades y a nivel académico. Lo cierto es que en el barrio nuevo no me sentía cómodo, era como un forastero, de los de las pelis del oeste, en una tierra que no era la mía y en la que me miraban raro.

Recuerdo todas estas cosas porque ayer, de camino a clases de inglés, volví a pasear por mi barrio (siempre será mi barrio). Después de tantos años en los que nunca me había fijado en los cambios producidos en él, ayer uno de esos cambios me sorprendió y me llenó de un sentimiento difícil de describir. Pasé por "El jefe", la sala de recreativos que había en la calle Doce Mártires (creo que se llama así, nunca he sido muy bueno para las calles) y en su lugar me encontré una sucursal de la clínica San Francisco.

Fue como si un pedacito de mi vida hubiera desaparecido. En aquel antro, porque no se le puede nombrar de otra manera, se reunían todas las tentaciones habidas y por haber para un adolescente en la edad del pavo. Desde revistas (incluídas las porno) hasta gominolas o videojuegos. Como olvidar las peyas que hacíamos en el instituto para enviciarnos al futbolín o las veces que mangábamos la hoja del Marca en la que salía la puntuación de la Liga Fantástica. Las cañas de chocolate, el Pang (que era de niñas pero más de uno jugaba, entre los que me incluyo) o el Street Fighter. Incluso las conversaciones trascendentales, con lloros incluídos acerca de la chica que te molaba y que no te hacía ni puto caso.

Pues todo eso ya no está, se ha perdido en la memoria y aquí simplemente quería rescatarlo. Dice Carlos Herrera en su artículo de opinión de XL Semanal del domingo (20-01-2008) que "somos los bares en los que hemos vivido y en los que hemos bebido" Para mí esta frase es perfecta si además incluye las salas recreativas en las que hemos jugado.

Con respecto al refrán del prinicpio nunca me he sentido un integrante más del barrio en el que vivo, siempre he sido un bicho raro entre la gente de mi edad, y después de lo de ayer, cada vez me siento menos del barrio en el que nací. Así que quizá haya llegado el momento de echar a volar y encontrar mi propio sitio ¿no creéis?

viernes, enero 18, 2008

Esperpento en la universidad

Hace ya algún tiempo que dejé de pisar por la facultad, aunque gracias a los compañeros que allí dejé y a los amigos que ya terminaron, estoy al día de lo que ocurre por los pasillos. Cotilleos, cursos y charlas, que de no ser por ellos, pasarían inadvertidos a mi conocimiento ya que últimamente ando muy desconectado de los acontecimientos socio-culturales que allí se dan.

El caso es que han llegado a mis oídos rumores acerca de una "charla científica" que se va a realizar en la facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales. El título de dicha charla es llamativo: "Lo que Darwin no sabía". Pero, al parecer, su inclusión en un ciclo de conferencias de carácter académico-científico ha levantado mucho revuelo puesto que defiende el Diseño Inteligente (una enmascaración nada más y nada menos que de las teorías creacionistas) como alternativa a la Teoría de la Evolución.

Llegado este punto, los no iniciados en la evolución se habrán perdido. Me explico: el creacionismo es una "teoría" que defiende que el origen de todos los seres vivos se produjo por la acción de un ser supremo (una deidad, sea la que sea) . Cómo esta "teoría" no tiene ni pies ni cabeza desde un punto científico, se ha intentado maquillar aportando un lenguaje específico y rimbombante, además de cambiarle el nombre por el de Diseño Inteligente.

Desde mi punto de vista, el creacionismo no tiene ningún valor,no es más que un dogma de fe. Aunque como dice Arsenio Terrón, profesor de dicha facultad, la fe se convertirá en ciencia cuando se haya demostrado. Para mí esta pseudoteoría siempre quedará como una hipótesis imposible de demostrar, es decir una idea disparatada como la idea del espaguetti volador que ha generado la corriente del pastafarismo (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Pastafarismo). Por mucho que quieran los católicos, apostólicos y demás mafias las palabras que defienden son sólo palabras y creencias que nunca podrán ser aceptadas como algo científico. Quizá sirvan para la literatura como cuentos chinos o para la historia, pero la ciencia no es eso.

En fin, solo puedo tomármelo a risa, porque si me lo tomo en serio podría decir que esto supone un retroceso en la educación de la Universidad de Léon, un regreso a ideas obsoletas que no deben pasar de la mera anécdota histórica. Si me lo tomo en serio me hierve la sangre al ver como los mentecatos que dirigen la Universidad de León y la Facultad de Biología ceden el aula magna para dar este esperpento de charla jodiendo al personal que allí estudia o ha estudiado. ¿Qué se puede esperar de tipos que viven más en el ámbito político que en el de la investigación o la docencia? Nada!!!!

Lo último es que la charla se ha cancelado, pero el prestigio ya está dañado, la calidad de los estudios tocada y la credibilidad por los suelos. Al señor rector (ejem) y al decano (ejem ejem) solo les puede quedar el consuelo de que rectificar es de sabios, pobres ilusos!

jueves, enero 10, 2008

Estrés

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, estrés significa: tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. Pues bien, a lo largo de esta semana he podido sentir en propias carnes esa desazón llamada estrés, aunque lo mío más que estrés es cuatro (si no lo digo reviento, jeje).

La cuestión es que hoy tenía un simulacro de oposición en la academia en el que se incluían todos los temas explicados hasta ahora, treinta y tantos, nada menos. Lo malo es que después de currar en navidades y de salir en
Nochevieja y Reyes, las jornadas de estudio habían sido escasas y ciertamente poco fructíferas debido, en gran parte, a las pocas ganas de trabajar en unas fechas que son para disfrutar con los seres más queridos (sean los que sean). Así, con a penas once temas estudiados me planté en la tarde de ayer en el Albéitar, para repasarlos y al menos ver si me acordaba de las cosas o no.

A medida que pasaba el tiempo me iba dando cada vez más cuenta de que mis conocimientos eran tan exiguos como una gota de lluvia en el desierto. Parecía co
mo si lo que acababa de estudiar hacía un par de días hubiera desaparecido por arte de birlibirloque de mi cabecita. Imposible concentrarse, el agobio apretaba cada vez más, aunque sin llegar a provocar trantornos psicosomáticos graves, ya que en el momento en que me sentí así dejé todo de lado y me fui a tomar algo. Siempre he dicho que el día en que note que me voy a pasar de rosca minimamente, dejaré de estudiar y que le den a la oposición!

Al final, de la prueba de hoy saco dos lecturas. Una es negativa porque no he p
lasmado todo lo que quería en el papel, bien porque no me lo sabía ya que no había estudiado lo suficiente, o bien porque estaba tan agobiado que no me salían las palabras (creo que ha sido un cúmulo de ambas). El resultado final ha sido un desastre, pero también veo el vaso medio lleno, ya que pese al poco tiempo y esfuerzo dedicados he sabido salir del paso medianamente bien.

En fin, esto me sirve como acicate para seguir trabajando. La meta que me he propuesto es muy difícil de lograr, pero sólo así se puede mejorar en la vida.


miércoles, enero 02, 2008

Músicos y metrónomos

He estado unos días trabajando con jóvenes músicos. Siempre digo que me hubiera gustado aprender a tocar un instrumento musical. De pequeño mis padres no me apuntaron al conservatorio ya que quedaba lejos de mi casa y la música nunca ha sido el punto fuerte de mi familia. Así que he currado con gente que hablaba con una terminología que ni siquiera conocía. Palabras como fliscorno o bombardino no estaban entre mi repertorio vocabulístico. Por desgracia, estas palabras y poco más he aprendido de esta gente. La sana envidia que sentí inicialmente por saber tocar, se ha convertido en pena a posteriori. Sí, me dan pena y os explicaré porqué.

Los músicos son chavales que dedican el 90% de su tiempo libre a ensayar y practicar con sus respectivos instrumentos. Para ser alguien en la música no pueden conformarse con ser buenos, tienen que ser los mejores. Esto genera en ellos un déficit enorme a la hora de relacionarse con sus compañeros, carecen de habilidades sociales, cualquier pequeña crítica les afecta profundamente o la tiran directamente a la basura debido a lo alto de su ego. El metrónomo de sus vidas marca un compás diferente al del resto de sus congéneres, lo cual les hace creérse superiores al hacer algo que los demás no hacen. Saben mucho de corcheas y redondas, pero nada de valorar los silencios y afrontar sus propias cagadas con un buen par de bemoles.

Como en todo hay excepciones y dentro de un grupo de 87 personas como con el que yo he trabajado hay gente que se salva, gente muy válida que da gusto conocer. Adriana trompa (entre ellos se laman por el nombre y el instrumento que tocan), Elena tuba, Juan flauta o Abel percusión son algunos de ellos. Pero sin duda, entre todos destaca la pianista, Maria, que escondida tras su piano pasa desapercibida. Una chica tímida con un gran fondo que se afianzó como la favorita del trío de monitores sin necesidad de hacer la pelota ni nada por el estilo. Simplemente por ser natural dentro de un grupo de gente que, a mi parecer, tiene mucho que aprender, y no de música precisamente.

En fín, agradezco a mis padres que no me apuntaran al conservatorio y me dejaran vivir una infancia y una adolescencia más normal. Pero ahora después de unos días trabajando con ellos, escuchándoles en sus ensayos y viéndoles en los conciertos que han ofrecido, el gusanillo musical me ha picado de nuevo. Quizá sea el año nuevo y las ganas de acometer nuevos proyectos. Quizá ya se me ha pasado la edad de aprender a tocar, aunque es necesario tener unos años para no trompezar en las piedras que ellos han tropezado. Quizá, si saco la oposición, satisfaga este anhelo. El oboe es una opción fascinante.