lunes, abril 16, 2007

Mal día

Me despierto escuchando los gritos que dan mi madre y mi hermana. No sé porque discuten y la verdad es que me da igual, sólo quiero dormir. Anoche me costó un montón porque mi cabecita no dejaba de dar vueltas y vueltas entorno al mismo tema. Las voces son cada vez más fuertes y no hago más que dar vueltas en la cama así que decido levantarme para al menos aprovechar el día. Ya que no he podido ir a Béjar a pasar el fin de semana, al menos hacer algo productivo.
Cuando me pongo en pie el tobillo me da un pinchazo tremendo. Ahora me acuerdo del partidillo de futbol sala de ayer. Desde que tuve el esguince (ya hace tiempo) cuando hago un esfuerzo físico, se resiente al día siguiente. Me acerco a la cocina, para variar se han tomado todo el café y no han hecho una cafetera nueva. De mala gana me pongo a la labor y los pensamientos regresan a mi mente. ¡¡No puede ser!! ¿por qué me torturo de esta manera?. Mientras desayuno me llega un mensaje al teléfono móvil del profesor que me lleva lo de la tesis, me dice que están en la casa del pueblo que sirve de centro de operaciones y que si puedo, que vaya. La putada es que el mensaje tiene fecha del viernes. Joder! me cago en la tecnología, ahora va a pensar que me he hecho el loco y no he querido ir.

La mañana se hace eterna entre las páginas de la tesis que estoy leyendo, mi madre haciendo limpieza general y los pensamientos que no me abandonan ni un instante. Tengo el estómago algo tocadillo de la mezcla explosiva que hice el jueves y para comer, ¿adivina? fabada (ni hecho a posta) En fin, no es que no me guste, de hecho me encanta una comida fuerte en sábado porque hay tiempo para hacer la digestión tranquilamente, pero con el malestar que tengo no es lo más adecuado. Me tumbo en el sofá y decido ver una película, pongo la primera que pillo y para colmo es una de esas pasteladas en la que todo acaba bien. La chica que se va a casar con un gilipollas se enamora del chico bueno y simpático que siempre ha estado a su lado y que es su gran amigo. Son felices y comen perdices. Se me cae el alma al suelo, cambio de canal y encuentro Bailando con Lobos. La he visto mil veces, pero es territorio neutral, algo es algo. Mientras Kevin Costner acicala el fuerte abandonado, a mí viene a visitarme Morfeo y caigo en un profundo sueño.


Al cabo de un rato me despierto con la espalda hecha un cromo debido a la vejez del sofá. Me doy una ducha para intentar hacer que las penas se vayan por el desagüe, pero ni por esas, los pensamientos están arraigados y no quieren irse. Cuando salgo, deseando que se termine ya este maldito día, me llama Javi para quedar y ver una peli en su casa y acepto a condición de que sea "de risa". Al final ni peli ni nada, él está tan rayado como yo y nos pasamos el rato hablando de chicas y bebiendo copas. Sin darnos cuenta nos dan las ocho y salimos pitando al bar porque hemos quedado con el resto para ver al Madrid.

Después del robo arbitral la Liga se aleja, no es ninguna sorpresa, pero jode que sea de esa manera. Hablamos de quedar por la noche, pero todos han quedado con sus novias por lo que las perspectivas son poco halagüeñas ya que solamente salimos Javi y yo. Una tortilla de patata y dos cervezas más tarde cerramos la puerta de casa y al llegar al húmedo decido que me da igual todo. Pido un cachi y me quedo con Javi, hoy necesita pillarse una buena cogorza y yo estaré junto a él.

Y es que como dice la doctora Grey: "Al final del día el hecho de no derrumbarnos es motivo más que suficiente para celebrarlo"

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