martes, abril 24, 2007

Folixa na Primavera

Necesitaba salir de León, las cosas no estaban yendo bien o al menos, no todo lo bien que yo esperaba, y que mejor oportunidad que un fin de semana en Mieres viendo música celta y folk asturiana y regando la neurona con sidrina. La fiesta de la primavera se celebra todos los años en esta localidad astur, en la cual afortunadamente, tengo familia afincada la cual me aguanta y me deja pasar unos días en su casa.

El viernes se presentaba como una toma de contacto con los conciertos menos llamativos del cartel. Comenzó tocando Xuacu Amieva (grupo asturiano) que personalmente me dejó indiferente, aunque vale la pena mencionar al gaitero que animaba bastante el cotarro. Acto seguido llegaba la actuación de unos irlandeses esconocidos para mí y de nombre extraño, cuando menos, llamativo, Four Men and A Dog. Comencé el concierto apreciando las caras de aburrimiento y cansancio de mis primos y debatiéndome en ceder e irnos a casa o tratar de animarles y que aguantaran un poquito más. Aún a riesgo de parecer un pesado (no a todos les gusta la música celta, más bien a los pirados como yo) escogí la segunda opción y por lo visto después, fue la correcta. El grupo era espectacular, celta de verdad, nada de guitarras eléctricas ni baterías modernas. Con un violín, un acordeón, una guitarra, un laúd y la impresionante manera de tocar el bodhran del gordito Gino Lupari, que también ponía letra a algunas canciones, nos animaron a todos haciéndonos saltar y bailar. Lo cierto es que no había demasiada gente y el ambiente familiar favorecía el acercamiento y la conexión con el grupo, de hecho al final del concierto tuve la suerte y el honor de felicitar al magnífico Gino, el cual me dejó impresionado por su cercanía y humildad.

El sábado estaba marcado en mi calendario como el día fuerte con los conciertos de Skanda y sobre todo, de los míticos Gwendal, pero todo quedó en agua de borrajas. Los primeros fueron un fiasco total, al menos para mí, ya que esperaba folk y me encontré con un intento de mezclar rock con gaitas, a mi juicio un esperpento que podía haber dado buenos resultados, pero que no fue el caso. Quizá por la impaciencia y por el recuerdo de las largas horas escuchando sus discos, Gwendal me defraudó debido a que se ha pasado a las guitarras elétricas y a la batería dejando en el olvido los intrumentos tradicionales bretones. Pero bueno, son míticos y siguen tocando estupendamente, sobre todo el flautista que tanto toca la travesera como el whistle o la bombarda bretona. Quizá por este vestigio tradiconal les doy una buena nota, pese a que los reyes indiscutibles de la Folixa fueron, sin duda alguna, Four Men and A Dog (se adjunta foto) y recomiendo encarecidamente ir a alguno de sus conciertos (en verano tocan en Ortigueira) o al menos escuchar alguno de sus discos.

Todo iba genial y para celebrar el buen rato pasado, nos fuimos a tomar unas copas a los locales de fiesta de Mieres. Cómo no, la felicidad no puede ser completa, y llegó la mancha de la noche, me encontré con mi ex a la que hacía mucho tiempo que no veía. Pese a ello se produjo un revoltijo en mi estómago, aunque esta vez la herida no sangró, parece que he cicatrizado bien y solamente el sock del repentino encuentro es lo que me produjo alteraciones nerviosas. Después de todo fue mucho tiempo a su lado y hay cosas que no se olvidan jamás, pero después de un buen rato cavilando en la cama, dándole vueltas y vueltas, me quedé medio dormido y he de decir que, al final la Folixa obtuvo una puntuación alta en mi ranking personal.

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