Aníbal Barca y el esfuerzo
Cuenta la historia que en el año 241 A.C. el rey de Cartago perdió una importante batalla en las islas Égates, cediendo el dominio de la isla de Sicilia al poder romano. Se retiró el general al norte de África donde sus mercenarios se rebelaron contra él prediendo también las islas de Cerdeña y Córcega. El gran general, Amílcar Barca, que había conquistado nuevos territorios y había amenazado el poder de Roma con sus incursiones en el sur de la península itálica fue retirado del cargo.
Al mismo tiempo, ante la debilidad de Cartago, los pueblos anteriormente somet

Parecía que todo había terminado con el tratado de paz que Asdrúbal firmó con Roma para ejercer el dominio de las tierras conquistadas en Hispania, pero aquel niño pequeño, Aníbal, educado en el odio a Roma y llevado desde la más tierna infancia a contemplar el combate y el arte de la guerra, cambiaría el curso de la historia. Quizá el mejor general de toda la historia, Aníbal Barca conocía todos los avances técnicos de los que disponía Cartago en materia naval y militar, era un genio como estratega y un gran diplomático. Decidido a acabar con Roma y marchó a través de los Alpes con un ejército en el que destacaban sus elefantes africanos cedidos por sus vecinos los Numidios. Llegó al norte de Italia donde logró la mayor derrota que el ejército romano jamás sufrió a lo largo de su dominio imperial, fue en la batalla de Cannas. Pero tuvo que regresar a Cartago debido a que sus territorios en África estaban mermando a una velocidad endiablada gracias a la contaofensiva lanzada desde Roma por Escipión "el africano" en sociedad con Masinissa, rey de Numidia.

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