sábado, marzo 27, 2010

Atún rojo

Siempre he pensado que la caza y la pesca bien gestionadas son beneficiosas para los ecosistemas. No sólo contribuyen a regular y controlar la dinámica poblacional de las especies sometidas a presión cinegética, sino que además eliminan individuos enfermos o malheridos. Por otro lado el vil metal es un elemento esencial en este ámbito, ambas actividades mueven mucho dinero y existen numerosas poblaciones que viven a expensas de ellas. Lo bueno es que en dichas poblaciones se da un efecto de retroalimentación positivo en el cual la caza de ciervos (por poner un ejemplo) supone unos ingresos para la gente de los pueblos en concepto de ocupación hotelera, restaurantes y demás (por no hablar de las licencias, mediante las cuales la Administración se embolsa cuantiosas sumas de dinero) Esos ingresos que la caza supone para el pueblo hacen que sus habitantes sean los primeros interesados en conservar el entorno que les rodea para que la caza se mantenga.

Llegado este punto he de decir que como soy un poco contradictorio, que sobre todo con la caza tengo un problema grave, no me gusta ver morir animales. La pesca deportiva bien entendida supone la captura de peces que se devuelven al río o al mar en condiciones para poder seguir llevando a cabo su vida. El problema en ambas radica en la sobreexplotación. Cuando no se gestiona correctamente una actividad como esta las consecuencias pueden ser fatales: extinción de especies, agotamiento de caladeros, introducción de especies alóctonas con el fin de mantener la actividad y posterior proliferación masiva de las mismas debido a varios factores (ausencia de depredadores, desplazamiento de nichos, mayor capacidad reproductiva, etc.) A esto hay que añadir el furtivismo que llevado a cabo por auténticos desalmados, poco o nada amantes de la naturaleza, elimina demasiado a menudo especies en peligro de extinción. La caza ilegal de linces ibéricos en Extremadura y Andalucía quizá sea el ejemplo más sangrante.

En Andalucía también me sorprendió un arte de pesca tradicional y desconocido para mí hasta que visité por primera vez Zahara de los Atunes (Cádiz) Nombre que dice mucho de su principal actividad, la pesca del atún rojo que en sus ruta migratoria atraviesa el estrecho de Gibraltar. El arte se llama almadraba y se remonta a la época prerromana. Es una técnica de pesca compleja en la que numerosas embarcaciones participan tendiendo un enorme laberinto de redes que dirige a los atunes hacia una trampa (copo) final de la que no pueden escapar. Una vez capturados las embarcaciones rodean a los peces y los levantan a pulso. Los marineros luchan titánicamente contra la fuerza salvaje del atún rojo mientras que poco a poco el cerco se estrecha. Cuando los atunes rompen la línea de agua salpicando de salitre los cascos de los barcos, los marineros desde la cubierta los arponean. El mar comienza a teñirse de rojo por la sangre y los más experimentados saltan al agua, arpón en mano, para seleccionar los mejores ejemplares y liberar aquellos que son pequeños u otras especies que no interesan y que se han visto atrapadas.

Sin duda es una actividad sangrienta y muchos ecologistas extremistas me dirán que los animales sufren innecesariamente. El caso es que se ha demostrado que esta actividad extractiva es mucho más sostenible que la que realizan los barcos pesqueros japoneses en dichas aguas (Japón es el principal consumidor de atún rojo a nivel mundial, de hecho el 80% de las capturas españolas se exportan al país del sol naciente) Dichos barcos son industrias pesqueras flotantes que han estresado tanto la población que el atún rojo está a punto de desaparecer de nuestras aguas.

Con respecto a esto se ha propuesto recientemente incluir al atún rojo (Thunnus thynnus) dento del listado de especies protegidas en el Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). Incluso se propuso crear un santuario Balear a fin de conservar el principal área reproductora de esta especie. Sin embargo todas las reuniones han resultado nefastas para el atún rojo y se podrá seguir pescando sin problemas.

No se perderá la tradición de la almadraba, pero como decía un almadrabero de Zahara mirando con tristeza a un enorme pesquero japonés: ¿hasta cuando?

Hoy Solas: http://www.youtube.com/watch?v=xD_3CnaeCoM&feature=related

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