lunes, septiembre 03, 2007

Cuando salta la liebre

Dice un refrán muy acertado que cuando menos te lo esperas salta la liebre. En mí caso no puede ser más cierto. Debido al gasto energético derrochado a lo largo de la semana que repercutía en nuestras fuerzas, el viaje de vuelta de nuestras vacaciones en Conil se estaba haciendo aburrido y espeso, como el calor que manteníamos fuera del coche gracias al aire acondicionado. Los ánimos flaqueaban al ver que nos alejábamos de la buena vida y volvíamos a la rutina de nuestra pequeña cuidad.
En estas vacaciones he intentado despejar mi cabecita y favorecer las sinapsis correctas entre mis neuronas para dar una solución a la inestable situación tanto laboral como sentimental. Como os he contado ya, en uno de mis momentos, aislado en una pequeña cala, resolví bastantes de estos temas, pero siempre tenía como factor determinante para que llegaran a buen puerto el azar, y cuando este factor entra en juego todo puede pasar.

Pues bien, como si de un presagio se tratara saltó la liebre en Mérida, mi madre me comunicó la noticia de que la Junta había decidido que mi tesis no era tan mala, me habían concedido la beca gracias a la cual voy a estudiar a este mamífero lepórido. Cuando menos lo esperaba mi vida daba un giro de 180 grados y parecía encauzarse de nuevo. Me pilló muy de sopetón y no supe reaccionar, era una buena noticia porque me asegura un futuro a corto plazo económicamente bastante bien remunerado (visto lo visto) y con la posibilidad de sacarme el título de doctor, que no es poco.

Pero mi lado inconformista no me dejó dormir el resto del viaje pensando en todos los meneos que le había dado a mi cerebro para que se colocaran todas las piezas en su sitio. Cuando ya tenía el rompecabezas de mi vida más o menos terminado, ocurría algo que lo cambiaba por completo. Cuando había dejado de esperar, encontraba, pero esta vez habían pasado dos meses de absoluta reflexión y sabía lo que buscaba. Una liebre, aunque estés cazando perdices, es una perita en dulce que no se puede dejar escapar. Un botín asegurado y a buscar más.

Quizá me hacía falta este verano de divagaciones para tener un objetivo claro. Siempre hay que ver el lado positivo a las cosas, pero nunca hay que conformarse. Lucharé por lo que quiero y esta beca es solo un paso intermedio.




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