miércoles, septiembre 12, 2007

Centíficos filántropos

Toca trabajo de campo, y preparándo la mochila me he encontrado con un recorte de periódico que guardé durante las vacaciones en tierras sureñas. Es un artículo de El País del 28-08-2007, de muy recomendable lectura, para todos aquellos que nos dedicamos a la ciencia de una u otra manera. No es más que una conversación entre Miguel Delibes de Castro (casi nadie) y un científico joven llamado Enrique Isla. Al parecer no tenía mucha miga para los redactores del citado diario puesto que ocupa la contraportada, pero amí me ha llamado mucho la atención.

Comenzando por el titular, con el cual no puedo estar más de acuerdo, "No somos bichos raros". Parece que el estereotipo del científico se mantiene en la sociedad actual. Una persona con gafas de culo de vaso y despeinado, poco sociable y que solo se relaciona con los animales con los que experimenta en un oscuro y lúgubre laboratorio, o aún peor, se le ve como una persona altiva que demuestra su prepotencia ante la plebe inculta y sin méritos para limpiarle ni tan siquiera la bata blanca.

Seguí leyendo, me acordaba de una gran frase dentro de la conversación y me propuse encontrarla. No tuve que buscar mucho la verdad, aquellas palabras saltaron a mis ojos como un saltamontes que quiere escapar de una musaraña hambrienta. "El científico no es un filántropo, ni un mago. Nadie se mete en esto para ganar dinero, ni para salvar la humanidad" Puede que esté sacada de contexto, o que yo con mis cortas entendederas no haya comprendido el significado, pero os juro que no entiendo nada.

Comprendo que en ciencia no se está para ganar dinero, es harto complicado hacerse rico con esto. Pero de ahí a afirmar que no somos filántropos, ni que queremos salvar la humanidad, me parece exagerado. Por definición un filántropo es aquella persona que se distingue por el amor hacia sus semejantes y por sus obras de bien a la comunidad. Entiendo que como todo hijo de vecino cada cual busca el beneficio propio, pero también creo, y es mi modesta opinión, que precisamente por el hecho de no ganar dinero siendo científico, sino trabajar en este mundo por vocación, todos los que estamos metidos en esto tenemos algo de filántropos.
Quizá si todo el mundo nos viera de esta manera se acabarían los estereotipos. A todos aquellos que aún lo dudan les invito a que se pasen por cualquier departamento de cualquier facultad de ciencias de la vida y conozcan a uno de esos "científicos locos" Estoy seguro de que los prejuicios se derumbarán al instante

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