Inmerso como estoy en la recta final de la oposición, lo único que quiero es serenidad para poder concentrarme al máximo en el estudio intensivo de un tema tras otro, el desarrollo de las dichosas unidades didácticas y la redacción de la programación didáctica en el idioma pedante y, a mi juicio, absolutamente innecesario de la burocracia.Pues bien, parece que no es posible y que me toca estrujarme el seso para hallar soluciones a problemas internos que hace un mes ni me planteaba.
El caso es que me han llamado para ofrecerme un puesto de trabajo en una de las pocas empresas de León que se dedican al medioambiente, y en el plano del campo que es lo complicado. Hoy en día en que las gestorías y auditorías están tan en boga, trabajo de lo mío! Eso sí con dos meses de prácticas, a penas posibilidad de promoción y con la más que previsible expectativa de en seis meses estar en la calle.
Con todo esto y tras hacer hoy mismo la entrevista he llegado a la conclusión de que este trabajo es como un pájaro que me ponen en la mano. Un pájaro que al dejarlo libre no tiene espectativas de vuelo por mucho tiempo. En tres palabras, no tiene futuro: "máximo de contrato dos años" palabras textuales del que sería mi jefe. Pienso que es una perita en dulce y que hace un tiempo no dudaría ni un ápice y lo cogería a ojos cerrados, pero ahora SÉ LO QUE QUIERO.
Así que como he hecho siempre, sigo con mi mantra "El que no se arriesga no gana" y me tiro, como me tiré en noviembre, a la piscina de la oposición. ¿Quién sabe lo que ocurrirá? Quizá me lleve de nuevo otro buen hostiazo, pero quizá la jugada salga bien y consiga lo que busco. Al menos, lucharé con todas mis fuerzas para lograrlo.
El caso es que me han llamado para ofrecerme un puesto de trabajo en una de las pocas empresas de León que se dedican al medioambiente, y en el plano del campo que es lo complicado. Hoy en día en que las gestorías y auditorías están tan en boga, trabajo de lo mío! Eso sí con dos meses de prácticas, a penas posibilidad de promoción y con la más que previsible expectativa de en seis meses estar en la calle.
Con todo esto y tras hacer hoy mismo la entrevista he llegado a la conclusión de que este trabajo es como un pájaro que me ponen en la mano. Un pájaro que al dejarlo libre no tiene espectativas de vuelo por mucho tiempo. En tres palabras, no tiene futuro: "máximo de contrato dos años" palabras textuales del que sería mi jefe. Pienso que es una perita en dulce y que hace un tiempo no dudaría ni un ápice y lo cogería a ojos cerrados, pero ahora SÉ LO QUE QUIERO.
Así que como he hecho siempre, sigo con mi mantra "El que no se arriesga no gana" y me tiro, como me tiré en noviembre, a la piscina de la oposición. ¿Quién sabe lo que ocurrirá? Quizá me lleve de nuevo otro buen hostiazo, pero quizá la jugada salga bien y consiga lo que busco. Al menos, lucharé con todas mis fuerzas para lograrlo.
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