domingo, octubre 02, 2011

Historia de una pulsera

Las tres y media de la tarde y el calor aprieta en Ponferrada. Tras recoger los platos me dispongo a desconectar un poco mi neurona viendo la tele, pero una música se cuela por mi ventana y no puedo evitar asomarme. No soy un entendido en este arte, sin embargo, aunque no lo veo, creo identificar los dulces acordes salidos de una flauta travesera. Supongo que será uno de los músicos callejeros que se sitúan en las calles más céntricas de la ciudad y que desde allí el escaso aire que corre en la ciudad, me trae su hermoso sonido.

Me quedo asomado en la ventana escuchando la música y reparo en un artilugio que cuelga del balcón de mis vecinos de enfrente. Es una pequeña cesta de mimbre sujeta con una cinta de raso que cuelga entre dos balcones adyacentes en los que puedo distinguir lanas, hilos, y dos sillitas de plástico muy pequeñas que a buen seguro son infantiles.

La música termina y decido tumbarme un ratito en el sofá, pero al poco de estar allí tirado escucho ruido otra vez. Ésta vez suena más cerca, parecen dos crías cantando. El calor no me deja descansar y la curiosidad me puede así que vuelvo a asomarme para descubrir a mis dos vecinillas tejiendo y hablando de sus cosas como si de mujeres adultas se tratase. No pasarán de los nueve años, se ríen y gozan de su quehacer a sabiendas de que no solo les une una cinta enganchada en sus respectivos balcones.

La cestita que antes estaba a la altura de los barrotes ahora se encuentra en la acera y cuando pasa un transeúnte, una de las dos se apresura a ofrecerle pulseras, collares y llaveros que ellas mismas confeccionan. "A buen precio" le dicen a la señora que pasea por la calle y ésta les compra un llaverito que ella misma escoge de la cesta. Deposita en ella el dinero convenido y la niña china alza la cestita hasta su balcón tirando de la cinta de raso. Al contemplar la escena se me escapa una sonrisa. Menudo negocio tienen montado! Mañana les compro yo algo.

Al día siguiente salgo de una tediosa reunión de tarde para hablar de los chicos con TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) Son casi las siete y llevo dos horas escuchando términos técnicos y recomendaciones para trabajar con este tipo de alumnos en el aula, así que sólo pienso en darme una ducha y leer un rato, pero al llegar a mi calle la niña rubia llama mi atención desde el balcón:

- Señor vendemos pulseras, collares y llaveros ¿Le interesaría comprar alguno? Son echos a mano. - Lo sé, soy vecino vuestro y os he visto tejer. Quiero comprar una pulsera. - Pues elija la que quiera - Y me muestra la cesta.
Yo miro y veo una con colores que me gustan, pero es larguísima y la niña me interpela desde su atalaya:
- Señor, eso es un collar, pero si quiere le podemos hacer una pulsera con los mismos colores. En media hora la tendría lista. - Muy bien, pues vivo en ese portal, en el 2º D. - De acuerdo, cuando este lista le avisamos.

Me voy a casa con una sonrisa en la boca, pongo música y me pongo a planchar para aprovechar el tiempo hasta que me llamen. A la media hora exacta el telefonillo suena y una voz me dice: señor su pulsera esta lista.
Bajo y me encuentro a la niña rubia esperando. Le pido que me ate la pulsera y le pregunto el precio. Me dice que las pulseras son a 20 céntimos, los collares a 50 y los llaveros a un euro porque son más difíciles de hacer. Vuelvo a sonreír y le digo que tienen que subir los precios mientras le suelto dos euros (uno para cada una)

Al cerrar la puerta del portal la oígo gritar: ¡¡Nos ha dado un euro a cada unaaaa!! Y esta vez ya me río casi a carcajadas, todavía no saben que hacer reír a una persona no se paga con dinero.

It´s not about the money: http://www.youtube.com/watch?v=qMxX-QOV9tI

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