domingo, septiembre 18, 2011

Parque jurásico

Llego a mi nuevo destino con ilsusiones renovadas. Ponferrada se muestra llena de oportunidades: un entrono maravilloso para disfrutar de la naturaleza, una ciudad que se mueve al son de su barrio antiguo, plagado de bares y hermosos rincones bajo la atenta mirada de nuestra señora de Encina y del castillo templario.

El instituto que me han asignado es enorme y nada más entrar me topo con la cruda realidad, este año no va a ser fácil en cuanto a relaciones sociales, de hecho los pocos compañeros con los que me cruzo por el pasillo ni siquiera me miran. Al llegar a jefatura para presentarme como nuevo profesor, el jefe de estudios me confunde con un alumno del nocturno que espera para matricularse. Le explico que no vengo a recibir clases, sino a impartirlas y cuando sale de su asombro me pide disculpas y me explica que la media de edad del centro es sustancialmente elevada.

Tras un primer recorrido por las instalaciones me presenta al jefe del departamento de ciencias, un hombre muy amable que me cuenta que está a punto de jubilarse. Poco a poco avanza la mañana y voy conociendo al resto de mis compañeros de departamento, paseo por el instituto, pero no veo a nadie afín a mi aparentemente corta edad. Entonces vuelven los recuerdos de San Leonardo donde toparse con interinos jóvenes en el pasillo era lo más frecuente. Pienso que ahora sí, voy a trabajar, única y exclusivamente porque lo de socializar va a ser muy complicado dentro de los muros del instituto, por no hablar de hacerlo fuera con alguno de los compañeros.

Al día siguiente, en el claustro, el director nos presenta a los nuevos para que nos conozcan ,al menos de vista, el resto de compañeros. Por materias cada uno se va levantando al oír su nombre y puedo apreciar que la mayoría de los "nuevos" no son interinos como yo, sino que son viejas glorias que han estado desplazados muchos años en otros institutos con el fin de acumular puntos y esperar jubilaciones para poder acabar sus días como docentes en este centro. Mis temores se confirman, estoy en el parque jurásico de la docencia.

Mirando el lado positivo, quizá me venga bien ya que este año es año de oposiciones y tocará estudiar como una bestia. Al menos aprovecharé el tiempo y lo bueno que tiene Ponferrada es que ofrece un montón de entretenimientos: clases de baile, de teatro, coro, escuela de idiomas, gimnasio y por supuesto rutas de senderismo y mountain bike. De momento no me he decidido por ninguno, aunque sé que los dos últimos los practicaré, ¿alguna recomendación?

En fin, siempre me quedarán los chicos. Los grupos que he conocido hasta ahora parecen buenos, pero ya os iré contando como evoluciona la cosa. Por el momento me despido con un hasta luego que me da a mí en la naríz que este año voy a escribir bastante.

Hoy relajadito: http://www.youtube.com/watch?v=zIbRYqwBcVg

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