domingo, mayo 17, 2009

La primera vez que ví un armiño

Es curioso, llevo años apasionado con la fauna y sobre todo con las aves, pero la naturaleza no deja de sorprenderme y aún me emociono cuando veo un animal por primera vez.

Ayer estaba dando un paseo por La Candamia acompañado de mi artista favorita cuando, de repente, ella se sobresaltó y sin decir nada me señaló el camino con su dedo índice. Casi por instinto, dejé a la curruca que había centrado mi atención con su canto y giré la cabeza. Algo se movía, correteaba atravesando la vía de paso para esconderse en la pequeña cuneta, era una armiño, e llevaba algo en la boca!

Un vez que se escondió echamos a correr hacia el lugar por el que se había adentrado en la maleza con el fin de verle. Sabía que era muy complicado volver a divisar a tan escurridizo animal, pero tuvimos suerte, se había dejado algo al borde del camino. Allí tirado el pequeño gazapo yacía casi inmóvil, todavía tenía convulsiones en las patas. Aún estaba vivo, pero con una herida mortal en la nuca. Ana con un ataque de compasión casi maternal sugirió que nos lo llevaramos. Inmediatamente le dije que no, es mejor que la naturaleza siga sus ciclos de vida y de muerte sin que nosotros intervengamos en ello. Esa presa serviría para alimentar a las crías del armiño, crías que crecerían y ayudarían a regular la población de conejos que de otra manera podría crecer demasiado y conventirse un una mini-plaga dentro del entorno de La Candamia.

Decidimos apartarnos un poco para ver si el cazador volvía a recoger su presa y no tardó demasiado en asomar su cabeza a traves de las hierbas. Con unos movimientos rapidísimos, casi espasmódicos, recogió al gazapo y volvió a esconderse. A penas pude ver sus ojos, su pequeño hocico, las patas delanteras y por supuesto, la mancha blanca que estos animales tienen en el vientre, desde la barbilla hasta la cola. Era hermoso, pequeño pero fuerte, un cazador plenamente adaptado a un mundo diminuto, hábil y temible.

Seguimos con el paseo y una duda me asaltó al recordar las horas que hice como becario del departamento de zoología de la Universidad de León. Allí me dedicaba a clasificar cráneos, huesos y otros restos de animales. Entre ellos había pieles, y el armiño suponía una de las curiosidades dentro de los mamíferos, su piel es prácticamente idéntica a la de la comadreja en tamaño y color, pero hay una diferencia, el armiño tiene la punta de la cola negra y la comadreja no. Lo malo es que yo no le había visto la cola a lo que en principio me pareció un armiño.

Después del paseo, cuando llegué a casa, consulté la guía de mamíferos y lo ppude identificar con cierta certeza. Esta vez era un comportamiento el que me iba a dar la respuesta, el armiño mata a sus presas mordiéndolas en la parte posterior del cuello. Et voilá, mi intuición era cierta y lo que había visto era un armiño. La primera vez que lo veía y en una compañía maravillosa, ¿se puede pedir más?


Hoy homenaje a Antonio Vega, un grande del pop de los 80 que me marcó con sus canciones y que ha fallecido esta semana http://www.youtube.com/watch?v=lSrQtx7BFQU

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por ese enlace, junto con "Se dejaba llevar" son dos grandes canciones. Tuve la suerte de ver en directo a Antonio Vega hace aprox. un año en concierto en León.

Un saludo

Mario

Anónimo dijo...

Así que un ataque maternal eh? jej jooo es que era tan mono!! digo.. tan conejo!!! :)
Fue un paseo guay, hay rincones muy bonitos por León y más si son contigo jandemor, que todo me lo explicas!! :)

Un mordisco en la mejilla!! ñam!


anA

Pd_ Grande Antonio Vega