miércoles, mayo 27, 2009

Compromisos

Existen muchas clases de compromisos, de hecho la acepciones que da el diccionario de la Real Academia para esta palabra son muchas y variadas. La mayoría de los compromisos los adquirimos porque nosotros queremos, podemos comprometernos a realizar una acción loable en pos de la mejora del mundo, o podemos comprometernos a contraer matrimonio con la persona que amamos, por poner un par de ejemplos. Y el caso es que en ellos va implícita una ligadura, una atadura que escogemos con gusto.

Sin embargo, hay un tipo de compromiso que nos viene dado de serie, por el simple hecho de nacer, y del cual es imposible zafarse. Me estoy refiriendo por supuesto, al compromiso con la familia. Quizá porque hemos recibido una educación basada en la ética y en la moral cristiana, en la que la familia es la piedra angular sobre la que debemos cimentar nuestras vidas, sea tan complicado librarse del yugo que a menudo supone este estamento social. Somos así, pese a que nos fastidia sobremanera cumplir con los aprientes, precisamente hacemos eso, cumplir para que no nos remuerda la conciencia, y para evitar discusiones también. Un famoso pensador, de cuyo nombre no puedo acordarme dijo: "la familia no se elige, los amigos sí", y que razón tenía!!!!

No penséis que odio a mi familia ni mucho menos, adoro a mis padres, a mi hermana (aunque a veces diga lo contrario) y sobre todo a mi abuelo. Pero la familia incluye a muchas personas con las cuales apenas tienes trato durante todo el año, y con las cuales coincides en bodas, bautizos y comuniones. Pues bien, el sábado me tocó asistir al último de estos eventos, la comunión de mi prima. Y allí estaban todas mis tías y primos con sus novias o con sus mujeres, y hasta alguno de ellos con sus hijos, que los hay que ya los tienen.

Estaba metido en un compromiso (tercera acepción "dificultad, embarazo, empeño", me parece la más acertada de todas) y no podía salir de él. Hice acopio de fuerzas y logré ser falso a ratos, derrochar sonrisas e incluso hacer ademán de interesarme por sus vidas, cuando en realidad no me interesan ni lo más mínimo (estoy seguro de que el sentimiento es recíproco). En ocasiones llegué a ser tan hipócrita que no me lo creía, pero siempre me mantuve fiel a mí mismo y cuando mi hipocresía llegó a tal punto que me sentía mal en mi interior, dejé la máscara y esperé el momento en que todo terminara.

Tras la misa, el banquete y los bailes dieron las 8 de la tarde y por fin me volvía a casa. Esa es otra, no entiendo porque una comunión ha de celebrarse como si fuera una boda, cuando en mi opinión debería ser algo más recogido y devoto, pero bueno como digo, es mi humilde opinión y a veces (últimamente cada vez más) no coincido en nada con mucha gente con respecto a mis pensamientos. Por supuesto no dije nada de esto en el coche, quería tener la fiesta en paz y llegar a mi habitación para relajarme un poco escuchando a Luar na Lubre

http://www.youtube.com/watch?v=0Tsztw7GHDE


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy segura de que somos muchos los que pensamos como tú..Como ya te dije, lo mejor es dormir. Llegas a casa y duermes. Sigues durmiendo y luego cuando te despiertas.. TOMA!!! nuevo día :) Además dormir es gratis jiji :P los sueños siempre inspiran..y ains, suspiran.."suspirais princesa?" -"No! mejor me quedo un rato.." (y empieza el sueño)

Un beso :)

Anina

Beto dijo...

No todos los compromisos son malos. No pienses que soy un morboso, pero en mi familia, cada vez que hay un entierro (:S) surge una comida-merienda-cena con la gente que apetece hacerla.
Espero que se tarde mucho en hacer la siguiente jajaj
Besi

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

y además la distancia agudiza ese sentimiento de estar a miles de kilómetros e incluso océanos de los que supuestamente llevan algo tu sangre

Lia dijo...

wenas!! la familia es un compromiso, pero ciertamente son los únicos que estarán ahí en todos los momentos.
Saludos!!