Ironías de la vida II

Por fin llegó el día y realicé el primero de los exámenes de esta embarcación que decidí tomar hace ya muchos meses, cuyo nombre es Oposición, y tiene destino Puerto de los Profesores de Educación Secundaria. Han sido meses de angustia, de estrés y de comeduras de tarro varias pensando en si el barco se hundiría o no. Aunque finalmente después de preparar todo lo necesario he izado sus velas, levado anclas y retirado cabos para partir.

Tras pasar gran parte de la mañana paseando por Burgos, tratando de calmar mis nervios y analizando mentalmente todos los pasos previos a la realización del examen, dieron las 4 en el reloj y la presidenta del tribunal comenzó a llamar a los opositores por orden de lista. Sentado en la silla verde que hay en todos los institutos de España mi mano derecha empezó a temblar mientras nos explicaban el funcionamiento básico de este sistema de oposiciones. Deseaba que realizaran cuanto antes el sorteo mediante el cual extraerían las 5 bolas correspondientes a los 5 temas entre los que podíamos elegir uno para desarrollarlo.

Fueron los 15 minutos más largos de mi vida hasta que al fin escribieron en el encerado los números de los que habían salido. Y lo ví, fue como una revelación, "el 36". Ese me lo sé, ese me lo sé!!!! Inmediatamente mi cerebro hizo un esquema de todo lo que tenía que escribir, puse el cronómetro y me dispuse a redactar como un poseso para no dejarme nada en el tintero. El bolígrafo echaba humo y el meñique se me dormía de la tensión, pero acabé incluso antes de tiempo. Repasé las faltas de ortografía y entregué todo lo que había vomitado en aquellas hojas.

Al salir por la puerta del instituto fue como si me hubieran quitado un peso de encima y entonces caí en la cuenta. El tema que había desarrollado era de botánica cuando lo que a mí realmente me apasiona es la zoología. Los vegetales siempre me han llamado la atención pero no de una manera tan importante como los animales. En fin, de nuevo son las ironías de la vida, esperaba que cayera un tema de bichos y acabé haciendo uno de musgos y helechos, pero igualmente satisfecho.