Otoñá
Los que me seguís a menudo, ya sabréis que mi época favorita del año es esta que acaba de empezar. El otoño es la explosión de colorido de la naturaleza, siempre a la sombra de la primavera, ,ucho más floral y alegre. El otoño siempre se viste de melancolía y de cierta tristeza, los días lluviosos y la caída de las hojas invitan a ello. Sin embargo es una época asombrosa para salir al monte y disfrutar de las múltiples opciones que nos ofrece. Dos de ellas son las que os relato aquí y os propongo que hagáis.

El solecito otoñal brillaba en lo alto y pese a que no calentaba excesivamente, la temperatura era idónea para la caminata. La ruta escogida no tenía desniveles muy fuertes y permitía disfrutar del monte en el que es a mi juicio, su punto álgido. Los álamos de la ribera del arroyo que remontábamos al principio ya tenían las hojas prácticamente amarillas y contrastaban con el verde intenso de los robles, que en la ladera de solana se resistían a aceptar el cambio de estación. En la umbría las hayas empezaban a reabsorber la clorofila y tornaban sus frondes a tonos más ocres, mientras que algunos arces surgían al paso con sus intensos tonos rojizos.
El simple hecho de caminar por un entorno natural y olvidarse por un
rato del estrés de la vida cotidiana y del ruido y los problemas de la
ciudad merece la pena. Si encima te acompañan dos amigos de esos que se cuentan con los dedos de una mano, con los que compartir bocata y conversación, ni os cuento la satisfacción que podéis llegar a alcanzar.
La segunda opción requiere un poco más de material y preparación, concretamente una navaja, una cesta (de mimbre a ser posible) y conocimientos básicos de micología (o en su defecto la compañía de alguien que sí que los tenga)
Salir a por setas aúna todos los encantos del otoño. El paseo por el monte es obligado como es normal, aunque he de reconocer que al tener que ir mirando para el suelo no lo disfruto tanto como en la opción anterior. En cualquier caso volvemos a ir a un entorno en el que olvidarnos de todo y además con la posibilidad de traernos la cena a casa.

Cuando tras unas tres horas de caminata las cestas estan llenas de Boletus edulis te vas satisfecho y con energías renovadas. La perfección la alcancé cuando oí la berrea de los ciervos en vivo y en directo cuando ya nos recogíamos. Los berridos de los machos, motivados por la enorme descarga hormonal que sufren en esta época, resonaban en las laderas y me hacían sentir en armonía con la naturaleza.
Espero haberos motivado a salir al campo a disfrutar del otoño, mi intención hoy no es otra que invitaros a hacer algo que a mí me apasiona y que además es gratis.
P.D. No quiero ni contaros lo ricos que estaban los Boletus, parece que cuando los coge uno mismo están más sabrosos.
Hoy esta que también me inspira positividad: http://www.youtube.com/watch?v=SHoHIL2ABVQ
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