lunes, julio 18, 2011

Despedida y cierre de Doctor Mateo

Se acabó, ayer dieron carpetazo a la serie Doctor Mateo en Antena 3.

A muchos os parecería una serie muy simplona, con diálogos y tramas facilonas que no tenían ningún giro de guión espectacular. Totalmente estereotipada en muchos de los personajes que aparecen como el cacique, la maestra, el cura o los jubilados del pueblo. Un refrito de otras series extranjeras como Doc Martin y Doctor en Alaska, pero que por el simple hecho de ser española ya es peor que ellas.

A otros os parecería una serie blanca, con personajes típicos y tópicos que no decían palabrotas, que no enseñaban demasiada carne, y con la que se podía pasar un rato agradable y en familia. En la que no hay disparos, ni asesinatos en los que la sangre sea un elemento cotidiano al que acostumbrarse como si fuese algo común. Una serie localizada en un pueblo asturiano llamado San Martín del Sella agraciado con unos paisajes idílicos que merece la pena ver, aunque sea sólamente por disfrutarlos.

Precisamente esos paisajes fueron los que me engancharon para comenzar a verla hace ya unos años, pero para mí esta serie ha sido mucho más. Le tengo un afecto especial porque en algunos momentos me he sentido, un poco, como el protagonista.

Hace dos años me fui a vivir solo por primera vez en mi vida, sin compañeros de piso ni nada que se le pareciera. Un nuevo comienzo en un pueblo pequeño, de montaña rodeado de paisajes verdes por todos lados, y en el que por mi forma de vertir me veía un poco raro, ya que para ir a dar clase procuro ir medianamente arreglado. Sin embargo, el frío y los trabajos que desempeña la gente en ese pueblo hacen que los pantalones multibolsillo y las botas de montaña, junto con forros polares o jerséis de lana sean la indumentaria habitual. A eso hay que sumarle que yo era el extranjero con lo cual era como un bicho raro (os suena)

Todavía recuerdo un día de otoño en el que fui al banco a pagar el alquiler de la casa. Llovía a cántaros y mientras caminaba oyendo como las gotas golpeaban mi paraguas, un perro se puso a mi vera y me aompañó hasta el banco y luego al instituto. Por más que le decía que se fuera no me hacía caso y yo me reía pensando en que me pasaba igual que en la serie.

Poco a poco me fui integrando en la vida de San Leonardo como el profe de biología e incluso me enamoré, aunque no de una chica autóctona y por supuesto no tuve el mismo final que en la serie, eso solo debe pasar en la ficción. Tanto me integré en el pueblo que me quedé a vivir un año más, pese a que tenía que coger el coche todos los días para ir al trabajo y todavía hoy es el día en el que preparo morcillas y cecina para llevar a las fiestas que son esta semana.

En fin, como véis, para mí la serie es muy especial y me da pena que se haya acabado, aunque entiendo que debía ser así. Una serie como Doctor Mateo parece no tener cabida en una parrilla televisiva abarrotada de programas del corazón en los que la más diversa gentuza se despelleja por cuatro duros, realities que sacan lo peor de cada participante y series cargadas de violencia y excesos.

PD San Martín del Sella es en realidad un pueblecito asturiano llamado Lastres que merece la pena visitar y que tuve el privilegio de contemplar este verano. Recorrer algunos de los escenarios de la serie me hizo vivir momentos casi mágicos.

http://www.youtube.com/watch?v=R4N7demyBnU

No hay comentarios: