lunes, noviembre 08, 2010

La compañía de la tierra

Vuelvo a mi ciudad. En realidad, nunca me he ido, mi corazón sigue allí. Las circunstancias del destino han querido que este fin de semana, en contra de lo que yo imaginaba que iba a ocurrir, regresara a León. Para darle más motivos al gozo de retornar a mi tierra, la mayoría de mis amigos se encontraban allí y eso, últimamente, no es fácil que se produzca.

Obviamente hubo cena, copas y fiesta hasta las tantas, pero lo que me lleva a escribir hoy estas líneas no es el disfrute de las horas de juerga en compañía de los míos, sino una compañía muy diferente, aunque igualmente reconfortante.

Suele ocurrir que después del tranoche viene la resaca, y nosotros acostumbramos a pasarla tomando algo por el mismo lugar en el que el día anterior bebimos, bailamos y cantamos. Como si de ladrones se tratara, volvemos al lugar del delito para comentar la jugada, pero esta vez no fue del todo así.

Quedamos, como siempre, con la intención de matar las copas con cerveza, lo cual parece contradictorio pero funciona. Sin embargo, esta vez lo hicimos más temprano de lo habitual, lo cual nos supuso caminar sin rumbo fijo a la caza y captura de algún bar de tapeo abierto (tampoco es cuestión de beber sin llevarse nada al estómago)Y en ese caminar es donde apareció la nueva compañía, la de la ciudad.

León siempre me recibe con agrado, como una amante que arde en deseos de llevarte a su cama, o como una madre que se muere por estrecharte en sus brazos tras una larga ausencia, según se mire. Lo que no es nada habitual es que me reciba así paseando con mis amigos. Suelo disfrutar del paseo y de mi relación con las calles, los edificios y los monumentos a solas. Cuando más lo necesito ella está ahí y nunca me falla. Caminar por el casco antiguo es para mí como el bálsamo que la hechicera Circe le aplicó a Ulises tras vencerla en su treta o quizá, es como el veneno que ponía la maga en el vino, pero con el efecto contrario, el de olvidar el resto de tierras y enamorarte cada vez más de tu patria.

De repente, a alguien se le ocurrió expresar sus pensamientos y sus sentimientos en voz alta:
- El caso es que no me apetece tomar nada, se está muy bien paseando por León ¿qué os parece si seguimos un poco más?-
Creo que todos pensábamos lo mismo, y pese a que el frío empezaba a notarse ya en la cara, continuamos caminando y charlando. Así sin darnos cuenta,y tras un buen rato ensimismados con la belleza y la hospitalidad renovada de nuestra tierra llegamos a uno de los bares de tapeo que más nos gustan. Ni que decir tiene que paramos y nos bebimos una cerveza (leonesa por cierto) a la salud de nuestra tan amada ciudad.Dicen que cuando vives en León te mueres por salir de allí y que cuando te vas no vives por regresar. En mi caso, está confirmado.

Hoy os dejo con Gandalf, no el mago, sino un grupo leonés que mezcla la música celta con otras músicas:
http://www.youtube.com/watch?v=-NYgR2xmXB8&feature=related

2 comentarios:

Unknown dijo...

Salud!! aORa...y siempre ;)
Besi

La utopía de Irma dijo...

Como tira el terruño, estemos donde estemos.

Un abrazote utópico, Irma.-