lunes, junio 29, 2009

Ciclos que se terminan

La primavera ha sido benevolente para todos y en especial para el mundo vegetal, las lluvias y sobre todo el abundante sol han hecho que este año sea uno de los más productivos sin lugar a dudas. Las vides están en pleno apogeo, sus hojas verdes cubren los sarmientos que hace solo unos pocos meses se hallaban desnudos e indefensos ante la crudeza del invierno. Las inflorescencias poco aparentes se han desarrollado y muchas de ellas, con los últimos días de calor, han cuajado y se han transformado en fruto, el cual madurará en verano. Ya en otoño se cerrará el ciclo con la vendimia y la elaboración del vino.

Dicho fenómeno, el del crecimiento de las vides auspiciado por la primavera, pude contemplarlo la semana pasada cuando de camino a Aranda de Duero me detuve en Olmedillo, una localidad cercana donde las cepas estaban hermosas y subrayadas por un rosal en flor cada dos o tres hileras. La foto era muy buena, la pena fue no haber llevado la cámara. También me recordaba que el fin de ciclo estaba implícito en aquella exuberancia y que en apenas tres meses tendría lugar dicho acontecimiento.

En cambio, otro ciclo se cerraba para mí en aquel viaje, visitaba a mis compañeros del Vela Zanetti por última vez. Quizá nuestros caminos vuelvan a cruzarse, la vida es imprevisible, pero lo cierto es que lo veo complicado. De todas maneras la despedida no se hizo dura, porque pese a que sabía que el ciclo se cerraba, también entendía que debía ser así. Y tengo la suerte de que hay gente allí de la que guardaré un gran recuerdo y con la cual me tomaré unas cañas algún día, eso fijo.

Estos días hay más ciclos que llegan a su ocaso, mis alumnos hace ya tiempo que terminaron el curso y éstos son los últimos días para el profesorado. En ellos la labor docente se transforma en labor burocrática, eso sí, siempre con la mente puesta en el verano. Memorías de fin de curso, diseño de exámenes para septiembre y autoevaluaciones llenan esta última semana de junio las mesas de los trabajadores de la educación. Papeleo y más papeleo que culmina un año de trabajo arduo y por desgracia, a menudo, poco valorado.

Dos de mis mejores amigos también han sido picados por el mosquito de la docencia y son profesores de secundaria como yo. Lo malo (o lo bueno según se mire) es que ellos decidieron en su día colonizar tierras andaluzas y desarrollar allí su trabajo. Por un lado esto está de lujo ya que la visita está asegurada y siempre es bueno viajar sabiendo que vas a casa de un amigo, pero por otro, la distancia hace que se eche mucho de menos algo tan cotidiano como salir cortos por el húmedo o ir de ruta por el monte.

Tengo ya muchas ganas de que el ciclo escolar se acabé por fin y así poder disfrutar de mis amigos como ellos se merecen. Y es que cómo escuché alguna vez el aguna parte, cuando un ciclo se acaba es porque otro comienza.

P.d. A Álvaro y a Beto, os echo mucho de menos, que ganas de veros.

http://www.youtube.com/watch?v=96iFvxy8u3E&feature=related

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