Lecturas que son delicia
Si os digo Humboldt, probablemente algunos recordareis que estudiasteis una corriente peruana que se caracteriza por el ascenso de aguas profundas y frías a superficie, las cuales aportan gran cantidad de nutrientes, haciendo así de las costas del oeste sudamericana un caladero de pesca excepcional. Otros simplemente afirmaréis que nunca jamás habías oído hablar de ese señor, e incluso, los más desinformados pensareis que es algún jugador holandés de fútbol recientemente fichado en la liga inglesa. Pues bien, para todos vosotros, incluso para aquellos que en realidad sabéis quien fue Alexander von Humboldt os traigo una recomendación literaria que cayó en mis manos hace poco.
El viaje a Sudamérica es la parte que más se describe en el libro. Asombra comprobar como Humboldt habla ya a principios del sigo XIX de los efectos nocivos para el medio ambiente con la apertura nuevos terrenos de cultivo para las grandes plantaciones de cacao y caña. Menciona palabras tan de moda hoy en día como monocultivo, deforestación o cambio climático. Sin embargo, no solo se queda ahí, en un punto indeterminado de la actual Venezuela, comprobando sus hipótesis. Humboldt demuestra una visión de conjunto sin igual, viaja a Cuba, Colombia, Perú y Ecuador y es precisamente en este último donde demuestra su capacidad de relación. Asciende el Chimborazo, la cumbre más alta del planeta conocida hasta el momento y describe con detalle y armonía la distribución de las plantas en altura. No solo eso, realiza unos dibujos exquisitos mediante los cuales explica cómo ciertos patrones se repiten a lo largo del planeta, es decir, se inventa la Fitogeografía.

Hacía mucho tiempo que no me ocurría eso de leer y disfrutar tanto de cada frase, de cada expresión, de cada detalle, que no quería que el libro avanzara. Y a la vez deseaba descubrir cual era el siguiente objetivo, el siguiente destino, la siguiente aventura. Como en una especie de contradicción sin fin mientras paladeaba las páginas acurrucado en el sofá o tirado al sol en el césped del parque. No me sale expresarlo de otra manera, una delicia de libro.
Para degustar también: https://www.youtube.com/watch?v=abGe6uM9Ias
PD. La autora, Virginia Wulf, ha recorrido prácticamente todos los rincones que el mismo Humboldt recorrió en su día y entre multitud de documentos que incluye al final del relato, destacan los impresionantes dibujos que este científico total realizó en su día, intercalándolos de forma audaz entre las páginas sus aventuras.
P.D Por cierto, efectivamente la corriente de Humboldt debe su nombre a este científico, como mucho otros topónimos de accidentes del relieve que desconocemos totalmente.
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