De ruta en ruta
La ruta que parecía incialmente sencilla se ha convertido en una travesía intrincada y penosa. Las zarzas se han adueñado de la senda por la que camino, que por otro lado no es más que un hilo de tierra lleno de huellas de jabalí entre la hierba seca. Los socavones al pie de las escobas no ayudan a hacer más sencillo el recorrido y el tobillo izquierdo sufre gravemente al meterme en uno de ellos. La tarde cae y la incertidumbre de alcanzar el pueblo antes de anochecer atenaza mis pensamientos y casi los domina por completo impidiéndome ver la luz al final del túnel, pero al final me hago con las riendas y cuando me siento a refrescarme en la fuente, el agua que corre por la nuca me alivia y destensa. Tras el viaje, cansado, arribo a casa. La ducha se hace imprescindible ante la mezcla de sudor y polvo del camino. Bajo el chorro de agua caliente pienso en lo fácil que hubiera sido invitarme a la cena, pero mis compañeros se refugian en la triste excusa de que lo que se ha previsto es re...