Retales de una vida
Llega el viernes y tras una semana de hastío ponferradino vuelvo a casa con la batería corporal cargada al máximo de energía debido a la inactividad. No es que haya estado parado, los primeros días en un sitio nuevo siempre son bastante movidos, no solo en el plano laboral con la adaptación a un nuevo centro, sino también con el deseo de poner tu vida extraprofesional a tu gusto. Buscar una estabilidad...como decirlo...una rutina a la que acostumbrarse se convierte estos días en una odisea: tratar de que te acepten en la escuela de oficial de idiomas, encontrar un gimnasio acorde a tus necesidades, lograr que una tarifa de internet y teléfono fijo te salga económica e incluso aventurarte en el mundo de las clases de baile. Lo peor de todo es que haces de todo sin hacer de nada y vuelves a casa con la sensación de haber perdido la tarde. Por otro lado, tras la exhaustiva búsqueda de recursos a los que aferrarte para mantener tu mente ocupada, esperas poder socializar de alguna manera co...