Ver para creer
Cuenta el Nuevo Testamento que una vez resucitado, y tras aparecerse a María Magdalena, Jesús decidió aparecerse a sus apóstoles. Todos pudieron contemplar el milagro, excepto Tomás que no se encontraba en esos momentos con ellos. Debido a tan extraordinario acontecimiento, los discípulos del Maestro corrieron a darle la buena nueva a Tomás, pero incrédulo como era, espetó las siguientes palabras: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré." El final de la historia todos los sabemos, al cabo de ocho días Jesús se volvió a aparecer, esta vez estando presente Tomás, y le dijo a éste que indrodujera sus dedos en las llagas que los clavos y la lanza le habían producido. Sólo entonces el apóstol creyó. Os cuento esto porque algo similar me ha ocurrido este fin de semana. Viajé a Salamanca en busca de unos días de dispersión y de tranquilidad rodeado de mis amigos con los que no me canso (ni me c...