De murciégalos y almóndigas
Llevo ya un tiempo en esto de la docencia y uno de los caballos de batalla que todo el profesorado comparte es corregir la pésima ortografía de nuestro alumnado. Este problema no es novedoso, si no que viene de antiguo, lo que pasa es que antes nos daban mucha más caña al respecto. Recuerdo los dictados de Mari Cruz, alias "la puticruz", que nos daba clase en séptimo de EGB, e incluso de "la mosqui" que nos dio unos años antes. Escribir el rollo infumable que se les venía a la cabeza en ese momento y hacerlo sin faltas de ortografía era condicion sine qua non para aprobar la asignatura de lengua. Hoy en día este mundo ortográfico es casi utópico para el alumnado, y es fácil encontrarse con burradas como bibir, acia o estreya fujad. Lo peor de todo es que estas faltas no se sancionan, simplemente se corrigen en los trabajos o en los exámenes y se informa al alumno que las ha cometido de que eso está muy mal escrito, pero nada más. No suspenden el exámen ni mucho meno...