Una de aves tinerfeñas
Allá donde los vientos alisios se encuentran con la montañosa isla de Tenerife se encuentra una de las joyas botánicas de nuestro país, la laurisilva. Entrar en el bosque de Anaga es como adentrarse en un lugar mágico donde tocar las nubes con las manos y sentir la humedad en la cara, olvidarse de los calores del sur y disfrutar de la naturaleza en un entorno apabullante. Cuando camino por una de sus múltiples rutas de senderismo percibo la riqueza del paisaje preñado de especies endémicas, exclusivas de esta isla. Y es que este tipo de masa forestal es única en el mundo. Un bosque fósil, superviviente de las glaciaciones que tuvieron lugar en el hemisferio norte hace 2,5 millones de años y, como si de una novela de Julio Verne se tratase, evolucionando y desarrollandose en aisalmiento insular obligado. A los naranjeros salvajes, las fayas o los viñátigos se unen otras muchas especies animales entre las cuales destacan los insectos. Aunque como buen pajarero que soy voy en ...