Todo sigue igual
Noche de sábado, y cómo muchas de ellas en los últimos tiempos, sin nada que hacer. Tras haber pasado gran parte de la tarde devorando una novela enciendo la televisión con la plena intención de apagar mi cerebro. Ponen una película que hace tiempo ví en el cine y de la cual guardo un grato recuerdo: Un franco, catorce pesetas. Para los que no la conozcan narra la historia de dos trabajadores de la Pegaso que se quedan en la calle en la España de los 60 y deciden probar suerte en Suiza dónde han oído que hay trabajo y bien remunerado. El choque cultural inicial es brutal, la barrera del idioma, el clima y las costumbres de los europeos les llaman poderosamente la atención. Un ejemplo que muestra el analfabetismo de los españolitos de aquella época en el extranjero es que ni siquiera conocían el papel higiénico ya que ellos lo que utilizaban para limpiarse el culo era el periódico. Sin embargo, como siempre ocurre, la necesidad agudiza el ingenio y poco a poco aprenden a comuni...